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Por Jean Georges Almendras, enviado especial a Bs. Aires-28 de febrero de 2019

Apretujándonos  en una pequeña sala del entrepiso del hotel Bauen, de Callao y Corrientes, de la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina, cerca de un centenar de personas (en su mayoría jóvenes y algunos niños) vivimos una vivencia de sentida ofrenda a una luchadora y a una lucha. ¿La luchadora?: Berta Cáceres, asesinada a balazos en su casa del pueblo La Esperanza  por sicarios enviados por el poder financiero y capitalista de Honduras (y de la región, y del mundo) el 2 de marzo del año 2016. ¿La lucha?:  la que se sigue adelante para que se haga justicia, para que el crimen de esta valerosa activista hondureña  de la comunidad lenca no quede impune (como así tampoco la agresión a balazos que ese mismo día sufrió el activista mexicano Gustavo Castro); pero además, para que ese poder del imperialismo , del colonialismo de estos días (extendido por Honduras y otras regiones sudamericanas y centro americanas) y del dinero sucio no se siga posicionando en las tierras fértiles que son sagradas para las comunidades indígenas del noroeste hondureño (en la zona del río Gualcarque) y vitales  para su sobrevivencia.

La lucha fue la esencia del encuentro: de un encuentro en el que cada uno de los presentes se  ubicó en círculo, en torno a un altar improvisado armado en el suelo sobre tejidos de colores, rebosante de ofrendas: ofrendas de todo tipo. Ofrendas a la luchadora y a su lucha que era (y es) de todas las mujeres del mundo. Ofrendas de libertad y de la madre tierra de los luchadores sociales de todos los tiempos y de muchos lugares. Ofrendas con una fuerza combativa tal, que en algún momento, nos hicieron sentir allí, la presencia de Berta Cáceres: acompañándonos a todos nosotros, que aún sin conocernos de antemano éramos una sola persona, un solo brazo para dar batalla a los poderosos de siempre, con mucha fuerza. La fuerza que solo se genera por la sed de justicia. Pero no esa justicia egoísta. Sino más bien una justicia para todos: una justicia para todos los caídos del mundo que fueron víctimas del poder: en América Latina y en todo el planeta. Planeta y tierra que está regada de la sangre de los mártires de esta humanidad. Esta humanidad que  por ser egoísta es perezosa y en consecuencia duerme. Esta humanidad que debe despertarse porque el tiempo apremia.

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La lucha fue la esencia del encuentro: un encuentro a los pies de una enorme pancarta colgada en una de las cuatro paredes, en la que estaba escrito: “Berta Cáceres se multiplicó” y que contó: con los hijos de Berta: Salvador y Bertha Zúniga, con la escritora del libro “Las revoluciones de Berta” Claudia Korol y con Mirtha Baravalle, de Madres de Plaza de Mayo línea fundadora, entre numerosas representantes de colectivos , de la Argentina, de Honduras, de Paraguay y de Bolivia, y compas del mundo de hoy.

La lucha fue la esencia del encuentro: un encuentro para la memoria; para el compromiso militante; para la toma de conciencia; para confrontar y para denunciar a los verdaderos criminales de Berta y de tantos otros activistas hondureños, igualmente masacrados por la infamia del capitalismo imperante , y de su cómplice pútrido: el imperialismo estadounidense. Ese imperialismo pútrido que por estos días acecha a los venezolanos para aniquilar la revolución bolivariana. Ese imperialismo pútrido que Berta Cáceres (y ahora nosotros) combatió siempre, desde que tuvo conciencia que su tierra fue constantemente asediada y mancillada por intereses foráneos, arrasando con derechos, libertades, democracias y vidas.

La lucha fue la esencia del encuentro: un encuentro sobrado en simbolismos y sobrado en palabras, que no fueron tales, porque más bien fueron arengas; fueron voces firmes, de muchos jóvenes militantes y despiertos. Despiertos junto a los hijos de Berta, porque también se sienten hijos de ellas. Los “hijos” que en todo el mundo seguirán con esas luchas. Esas luchas para hacerse respetar, para no ser pisoteados, para no dejar que las multinacionales horaden el alma de las comunidades y destruyan la naturaleza y las vidas. Esas luchas que conocía muy bien Berta: en los días de su infancia, adolescencia y juventud, y en los días que siguieron; en los días que fundó y organizó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Independientes de Honduras (COPINH); en los días que se opuso a la represa de Agua Zarca; en los días que fue perseguida; en los días que fue reprimida por la policía y los militares, como tantas otras mujeres y hombres de la comunidad y del COPINH ; en los días que estaba prófuga en las montañas de su tierra; en los días que recorría esas montañas o se sentaba junto a sus compas junto al río Gualcarque, sembrando conciencias e ideas entre todos los lencas unidos por su fortaleza;  en los días que fue golpeada por defender a su gente y a su tierra; en los días en que fue elegida para recibir el premio Goldman; en los días que fue señalada para ser ultimada; y hasta en los últimos segundos de su vida, cuando esa noche cruel, enfrentó a sus asesinos, con coraje.

La lucha fue la esencia del encuentro: un encuentro en el que  referentes de esas luchas hablaron con firmeza, convocando frontalmente a mantenerse firmes con las manos en el arado de las luchas que están en curso y que se avecinan; un encuentro en el que no estuvieron ausentes ni la música, ni los aplausos, ni las evocaciones , ni los recuerdos; un encuentro en el que la voz de la escritora y militante Claudia Korol (que conoció muy de cerca a Berta Cáceres, en sus luchas diarias) fue el hilo conductor de una velada erguida en valores y en ética, la ética propia de las mujeres militantes: militantes por muchas causas, pero en particular por la verdad y la justicia, y la libertad.

La lucha fue la esencia del encuentro: un encuentro en el que además de otras voces, la voz de Bertha Zúniga Cáceres , una de las hijas de Berta, de tan solo 26 años, marcó con su fragilidad en el físico ( y en la inteligencia de sus palabras) la inmensidad de su valor, de su responsabilidad y de su decisión.

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Bertha Zúniga Cáceres, que es Licenciada en Educación (después de estudiar en Cuba), que hoy es coordinadora del COPINH y que es uno de sus más firmes puntales, junto a sus hermanos y familia, y junto al pueblo lenca,  y que sigue con la lucha de su madre para que la impunidad sobre su muerte y sobre las luchas que lleva adelante no sean estériles, desde donde se encuentra ubicada, en esa gran ronda en la que estamos literalmente apretujados, habla.  Y sus palabras son sólidas y convincentes, porque  sus convicciones le salen desde el alma, desde lo más profundo de su ser. Y son las  convicciones de su madre, que con su ejemplo cotidiano fue construyendo día a día las convicciones de sus hijos, de sus compas, y de sus copines y de sus copinas.

Sin levantar el tono de su voz, Bertha Zúñiga Cáceres, de apariencia frágil (pero de una fortaleza indescriptible), refiriéndose al libro de Claudia Korol “Las revoluciones de Berta”  nos dice a todos: “Para nosotras la idea de tener este libro es un poco honrar la consigna que tanta fuerza ha tenido, que es “Berta no murió, se multiplicó”. Porque de verdad el crimen de Berta Cáceres fue sucedido por toda una serie de acciones coordinadas para perpetuarlo; desde decir que era un crimen pasional, después exponer como una de las teorías que era un conflicto interno de la organización y que en esa disputa se habían creado las condiciones para asesinarla, a también tratar de robarle la  significación a Berta Cáceres.  Nosotras obviamente vivimos en Honduras, un país de alta  impunidad, entonces ¿Cuál es la razón y el motivo de que nosotras participemos en un proceso legal si sabemos que son instancias corruptas, vendidas, que son esas personas,  los que están en el Ministerio Público, la instancia que rige el tema de Justicia en Honduras, producto del golpe de Estado?. Ellos fueron colocados estratégicamente para blanquear el golpe de Estado, que es lo que ha venido sucediendo desde 2009. Pero dijimos bueno, nosotros vamos a disputar la justicia, obviamente nosotros somos una organización de base, no hay muchas personas que digamos alcancen a ser profesionales y todo lo que hemos hecho ha sido también parte de un proceso de articulación que ha involucrado abogados y abogadas que han asumido la parte legal de la que nosotros realmente no conocíamos mucho, en esta idea de disputar la justicia”

“Siempre obviamente hubo una desconfianza fuerte; nosotras conocíamos la experiencia del COPINH, que por sobre todo ha sido una escuela para nosotras, y sabíamos que con ese gobierno nosotros no podíamos pactar nada, no podíamos negociar; que obviamente la estructura criminal que ejecutó el crimen de Berta Cáceres estaba operando – está operando todavía- y que nos teníamos que mover muy rápidamente para tratar de hacer eso pero sobre todo para no permitir que asesinaran, porque había altas probabilidades de que siguieran asesinando a otras personas cercanas, para consumar el plan de aniquilar esa lucha comunitaria”

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“En ese sentido hemos dicho también que el crimen de Berta Cáceres es un crimen emblemático, por la diversidad de actores que se manifiestan participando en el crimen: empresa privada, fuerzas de seguridad del Estado, el crimen organizado, funcionarios del Estado, bancos internacionales. Y estos actores son los mismos que encontramos en cientos de crímenes por todo el continente.  Y entonces dijimos, pucha ¿pero cómo hacemos para luchar esta gran batalla? Porque está duro. Y dijimos, lo que nos toca es hacer esta lucha de Berta Cáceres que abarca  todas esas dimensiones, y  bueno, obviamente la lucha en Río Blanco, que es una de las tantas comunidades a las que aglutina la lucha del COPINH y también es un proceso emblemático, porque no era solamente luchar por un río, era luchar por un territorio; era defender la identidad y la cosmovisión bajo prácticas sumamente racistas, era enfrentarse a gobiernos militares, a policías, enfrentarse a bancos internacionales que tienen todo el dinero del mundo”

 “Es Río Blanco;  y su lucha tiene también las múltiples dimensiones de la resistencia del COPINH en sus 25 años, pero también la resistencia de 500 años que tienen los pueblos de nuestro país, no solo el pueblo lenca sino también todos los pueblos que han seguido resistiendo”

“Entonces, todo nuestro objetivo en la búsqueda de justicia ha sido multiplicar a Berta Cáceres, pero multiplicarla de verdad, sabiendo quién era ella, entendiendo su pensamiento. Yo creo que el libro es importante porque son las palabras de Berta Cáceres; no es ella contando una biografía plana, sino que es ella contando la experiencia de resistencia de Honduras; que finalmente es la experiencia que cargaba Berta Cáceres en la que construyó esa lucha anti patriarcal, anti capitalista,  anti racista”  

“Para nosotras este es un momento bastante importante,  tener este libro, para que las personas realmente  profundicen. Nosotros sabemos que mucha gente no conoció a Berta Cáceres incluso antes de su crimen; entonces nosotros, para convertir la muerte en otra cosa, decimos que también es la posibilidad de que muchos jóvenes y muchas personas en general que no la conocieron en vida puedan acercarse a la lucha del pueblo hondureño y puedan aprender de esa experiencia. Es una experiencia importante y eso es lo que mi mami trataba de decir al hablar de Honduras, que no es “su lucha” y que se hable solo de lo de ella  sino que es saber cuánta riqueza, cuánta importancia,  cuánta resistencia que hay y querer compartirla en otros pueblos para que sea justamente un aprendizaje en esas otras resistencias diversas y muy importantes siempre, todas”

“Este camino de justicia para nosotros ha implicado un esfuerzo internacional porque de verdad Honduras es un país que con el golpe de Estado, todo lo logran tapar, y hace que al siguiente día la gente no se acuerde de nada; pero también es un país muy dependiente económicamente del movimiento de las economías del Norte global, pero depende mucho de su imagen. Ha venido también deslegitimándose la imagen del Gobierno, entonces nosotros sabíamos que jugarle al campo internacional posiblemente era nuestra única carta para aspirar a la justicia en nuestro país”.

“Por eso es importante que nosotras estemos aquí, de verdad, conocer a la gente que sabemos que ha estado apoyando permanentemente durante estos tres años;  es también saber que Berta era una mujer caminante;  y por eso el libro va a andar caminando por todos los países, o su pensamiento, porque ella de verdad se conmovía también de las luchas de otros pueblos, de todas las situaciones tan dolorosas que sobre todo nos identifican al Abya Yala, pero también ella se admiró mucho de las resistencias de los pueblos. Aprendía mucho, escuchaba, y veía que eso se podía implementar en nuestros procesos y en nuestras resistencias. Entonces es el aprendizaje recíproco, ese intercambio que al final nos alimenta y nos hace no encerrarnos en la lucha sino intercambiar información para fortalecernos”.

“Y ese camino de la justicia ha tenido los componentes  que hemos aprendido de estos pueblos, porque, la verdad, habían pruebas falsas, evidencias. Se robaron cosas de su casa para modificar toda la escena del crimen, pero para nosotros era importante determinar quienes  -con nombre- habían participado del crimen y de qué manera se había operado”

“Entonces hicimos una batalla legal fuerte; pedimos un grupo internacional, hablando con los compañeros de Ayotzinapa, con las familias de los estudiantes desaparecidos, y ellos nos decían, de su experiencia, que pidiéramos una comisión independiente,  y que supiéramos que si no se va a alcanzar la justicia por lo menos eso ayuda. Así que pedimos una comisión independiente internacional.  Nosotros no confiamos en el Estado, puesto que ya sabíamos todo lo que iban a esconder, a modificar a adulterar;  y bueno, el Estado no respondió, pero la gente acompañó, llamando para exigir una comisión independiente”  

“Así que montamos un esfuerzo paralelo, habían abogados y abogadas dispuestos y montamos un grupo internacional.  Y presionando por la información se logró adquirir una parte importante de data telefónica, que el Estado no sabía, porque no lo había leído, entonces “ah bueno, para callarle la boca, démosle un poquito de esa información”.

“De ahí encontramos uno de los celulares que era manejado por el presidente de la empresa, David Castillo -que hoy está encarcelado, ya va a cumplirse un año – y que también utilizó Daniel Atala, que es el gerente ejecutivo de la empresa y parte de una de las familias más poderosas en Honduras. Y bueno, ahí encontramos cierta información que era de ciertos año , del 2013, 2015, en la que ya nos decía mucho, obviamente, todo el racismo expresado tal como “esos indios son unos ignorantes, de que la represa va a producir esto y lo otro, pero no saben nada esos indios...”; una comunicación decía “voy a contratar un francotirador para que pare a esa vieja ...” y bueno, diciéndole verdaderamente todos los insultos que aplican a las mujeres”

“También encontramos que el Ministro de Seguridad -que sigue siendo Ministro de Seguridad- era uno de los que había pasado la información y la línea de que era un crimen pasional y que más o menos eso es lo que debía manejar la policía. Y un montón de componentes que hablan de eso, cómo funcionó y operó esta estructura criminal  que a nosotros realmente nos impresionó, porque en estos crímenes emblemáticos generalmente encontrar información es muy difícil, pero nosotros decimos que estaban tan confiados de la impunidad que incluso dejaron las comunicaciones. Y eso a nosotros obviamente nos sirve; sabemos que se ocultó mucha más información, que hablar de los máximos responsables es todo un desafío, pero es un esfuerzo importante para demandar la justicia”

“Eso  es solo parte del proceso, el año pasado cerramos con el primer proceso judicial  a los autores materiales, a dos miembros de la empresa y a un militar de altísimo rango instructor de la policía militar de orden público,  que formaba parte del Estado Mayor, o sea de la parte del ejercito que está más vinculada a la presidencia de Honduras, y realmente hay muy poca información de la responsabilidad de funcionarios del Estado”.

 “Lo que se construyó luego del golpe de Estado fue un modelo económico basado en el extractivismo y se han dado todas las concesiones posibles; y hay gente que está resistiendo y dando una dura batalla pero realmente es una lucha muy desigual. Sin embargo Berta Cáceres está presente en todas las resistencias, vamos bueno, a  ayudar a la gente de la costa norte, ahí aparece una bandera de Berta Cáceres como símbolo de la resistencia. Vamos a la universidad y está su cara grafiteada en todos lados, y decimos que para nosotras la mejor manera de hacer justicia es que sigan viviendo sus resistencias, sigan viviendo sus procesos”

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“Para el COPINH en particular el tema de la justicia tiene que ver con que el COPINH tampoco puede seguir adelante soportando la impunidad de ese crimen de no sólo quien fue su coordinadora general sino que una lideresa para el pueblo lenca durante toda su historia, que realmente le ha a portado a la lucha libertaria que se ha gestado durante tanto tiempo. Y por eso se ha convertido y se determinó en nuestra asamblea un eje más de lucha. Pero obviamente también el tema de la memoria que nos han enseñado los pueblos es importante; y este libro trata de llevar un poco ese sentido”

“Mi mami decía que no se podían ver los procesos lineales, que tampoco se podía idealizar a las personas; y no queremos que pase eso con Berta Cáceres, que solo pensemos en una parte muy reducida de ella, porque eso es lo que nos enseñaba”.

“Los periodistas a veces me piden que diga una anécdota de mi mamá, y no pues, no me acuerdo de nada, se me bloquea la mente; pero ella por ejemplo decía: “ Mire mamita, usted no puede idealizar a nadie”; “pero ¿a nadie a nadie?” le decía yo; “¿ni a Fidel?”, “No”, decía”.

“Porque es verdad, obviamente somos personas, somos procesos, somos historia, somos conflicto; y eso es lo que queremos de Berta, que de esa manera se aprenda a Berta, nosotros decimos que para que se siga multiplicando en cada acción, en lo que hacemos, en lo que hagamos;  para tener el honor de merecerla. Esa es la Berta multiplicada por la que nosotros luchamos, y yo creo que es un aporte más, podrán leer el libro, aprender un poco más; decir que nosotros allá continuamos resistiendo, justamente para honrar su memoria. Tenemos desafíos muy grandes y esas estructuras criminales siguen vigentes en nuestro país. Pero nosotros siempre marchamos con la convicción de que vamos a derrotar esa muerte, que vamos a derrotar el golpismo, que vamos a construir y a aportar a luchas libertarias con las que soñó Berta Cáceres”.

“Estas actividades se hacen en el marco de la conmemoración del tercer aniversario de la siembra; en muchos países también van a realizarse acciones, aquí en Argentina también, el sábado, frente a la embajada de Honduras, que no nos puede ver ni en pintura, a las 18:00 hs, para seguir presionando y diciendo que con este fallo no van a crear una cortina de humo, de decir que ya lo de Berta Cáceres se acabó, que dejemos de molestar con este tema. Sino decir que de verdad nosotros hemos luchado por una justicia integral, por la justicia verdadera;  y no vamos a parar en nuestra lucha”

La lucha fue la esencia del encuentro: un encuentro que Eduardo Galeano habría sabido magistralmente resumir y definir; un encuentro que igualmente lo trae a nuestra memoria, porque lo que está ocurriendo ya fue escrito por él, en su libro “Las venas abiertas de América Latina”.

Una América Latina (del siglo XXI) que sigue con las venas abiertas, sin lugar a dudas, lo que significa que las luchas y las resistencias deberán ser redobladas.

Como en este encuentro donde su esencia fue la lucha: las luchas de Berta Cáceres, que no ha muerto, que se ha multiplicado.

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*Foto de Portada: Lucas Gabriel Martins y Sebastián Bagnasco, de OUR VOICE

*Foto 2: www.wcoticias.com

*Foto 3 y 4: Lucas Gabriel Martins y Sebastián Bagnasco, de OUR VOICE

*Foto 5: www.elmundo.com/ EFE

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