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Caso actas de Gavazzo: Vázquez cesa a Ministro y Vice, de Defensa, y a Generales

Por Jean Georges Almendras-1 ero de abril de 2019

Como en una partida de ajedrez en la que las piezas del tablero (de 64 escaques) van descabezando oponentes, en las últimas horas, el titular del  poder Ejecutivo, Dr. Tabaré Vázquez movió precisamente una pieza  y la movida (de descabezamiento)  significó el cese de la cúpula del Ministerio de Defensa y de los tres generales integrantes del Tribunal de Honor Militar que tomó declaración al ex Coronel Nino Gavazzo en la cual les confesó (a los tres oficiales superiores del Tribunal) haber arrojado el cuerpo del prisionero Roberto Gomensoso Josman a las aguas del río Negro, en el mes de marzo de 1973.

 El Presidente de la República, Tabaré Vázquez, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (según el mandato de la Constitución de la República) de la noche a la mañana (por decirlo de alguna manera) se vio envuelto en un  complejo episodio institucional  en razón de  que un subalterno suyo (el ex Coronel Nino Gavazzo, hoy preso tras ser oportunamente procesado por la justicia penal en el año 2010, bajo la carátula de 28 homicidios) dio testimonio a pares suyos de un Tribunal de Honor, sobre una cadena de aberrantes comportamientos y circunstancias en la que él en persona resultó ser el principal protagonista.

capitan3 Haciendo una relación de los hechos, luego del procesamiento de Gavazzo, restaba que éste compareciera ante un Tribunal Militar de Honor, y esto es lo que finalmente ocurrió. Pero lo que no estaba previsto es  que las actas de las declaraciones tomaran estado público a través del diario matutino El Observador. Entonces, ocurrió, que por esas actas se pudo saber que Gavazo admitió que él personalmente se hizo del cuerpo del infortunado militante de la FEEU y del Movimiento Nacional Tupamaros para finalmente arrojarlo a las aguas del río Negro, en la zona del Lago del Rincón del Bonete, en Paso de Los Toros. Trascendiendo también, que en torno a la muerte de Gomensoro se vivieron situaciones dramáticas (que tuvieron lugar en una Unidad del Ejército Nacional)  y en las que estuvieron involucrados desde personal de tropa hasta otros oficiales, tales como el Mayor Jorge “Pajarito” Silveira, el Coronel Juan Carlos Gómez, y hasta el General Esteban Cristi, máxima autoridad castrense de la época.

Horrendos testimonios  en conocimiento del periodismo y luego de la opinión pública desencadenaron una polvareda tal que además de sentirse afectada  la sensibilidad de la población (y en particular la de los familiares y amigos de Gomensoro Josman, y la de las Madres y Familiares de los Detenidos Desaparecidos del Uruguay, y la de las organizaciones de Derechos Humanos), a nivel del Poder Ejecutivo también temblaron los pisos y los cargos en la órbita del Ministerio de Defensa.

Con ese marco de indignación ciudadana y de esa inesperada sorpresa a nivel de los altos mandos del Poder Ejecutivo sobrevinieron las consecuencias: como primera medida la destitución de los hombres de la burocracia militar (es decir, los integrantes del Tribunal de Honor) y de la burocracia política (es decir, el Ministro y Viceministro de Defensa Nacional).

Obviamente, que la sola difusión pública de todo el horrendo episodio de prisión y de todo el entramado de los hechos, en la que las contradicciones de los declarantes fueron detonantes y reveladoras de una seguidilla de delitos de violación de los derechos humanos y de lesa humanidad de parte de los imputados, marcó un jalón –hoy por hoy-  en el sistema político, con todos los efectos mediáticos inevitables.

De hecho, los titulares de los diarios (no exclusivamente de las tendencias de izquierda), y de los noticieros de radio y de televisión, que visibilizaron esta situación, no han sido pocos. Sencillamente porque la carga dramática de todo lo relativo a los detenidos desaparecidos uruguayos (en medio del terrorismo de Estado sembrado por los represores) no fue (ni es) un asunto banal. Y a tal punto fue así, que con estas actas salidas a la luz pública, se hizo posible visibilizar toda la sarta de mentiras y de conspiraciones que dijeron e hicieron los militares (con nombre y apellido)  para esconder, no solo la forma de muerte de Roberto Gomensoro Josman (con sus responsables incluidos) sino además  la desaparición de su cuerpo, que en definitiva no fue otra cosa que la materialización más deshonrosa (y eso –de deshonrosa- hay que recalcarlo) del acto criminal de borrar toda evidencia (y toda huella)  del crimen (delito de lesa humanidad) cometido seis días después  de haber sido detenido el joven militante de 24 años de edad.

Tanto Gavazzo como Silveira, como el oficial Juan Carlos Gómez (quien fue procesado por la Justicia como autor de la muerte, por el hecho de que Gavazzo oportunamente no dijo la verdad al magistrado penal) , como el mismísimo General Cristi y los soldados del último escalón del rango militar, que participaron en la captura, privación de libertad, tortura (a Gomensoro  le habrían cercenado los genitales con una bayoneta) y muerte (por anemia aguda), y desaparición de su cuerpo (con las manos atadas con a la espalda con alambre grueso  y envuelto con una malla de alambre nuevo a la cual se adosaron tres piedras de peso considerable) no estuvieron exentos , ni antes ni después de estos hechos.

¿Y cuarenta y seis años después, tampoco el Poder Ejecutivo, a juzgar por las destituciones adoptadas por su titular, el presidente Tabaré Vázquez?

Esa respuesta únicamente la podrá dar únicamente él, pero mientras tanto, ya la sola resolución cuya, que hoy está recorriendo el mundo, pone sobre el tapete público una situación verdaderamente muy incómoda para el gobierno, y para el gobernante.

La incomodidad se traduce, en que, según lo trascendido, el Presidente Vázquez (el Poder Ejecutivo) homologó (validó) el fallo del Tribunal de Honor. Según el Presidente Vázquez por ignorar el contenido de las actas. Contenido que también desconocía el Ministro Interino y su Vicepresidente en ejercicio. Una cadena de desconocimientos, al parecer  insalvables, que dejaron un tendal de ( ¿“culpas compartidas”?)

Entonces nos surgen unas interrogantes: ¿De no haber salido a la luz pública las actas, es decir  los testimonios, se habría producido todo este tsunami de impactos, resoluciones y consecuencias a todo nivel? ¿De no haber salido a la luz pública las actas, es decir los testimonios, el Presidente Tabaré Vázquez, se habría pronunciado con destituciones, tras conocer la suerte de los detenidos (y luego desaparecidos) durante la dictadura? (Porque en realidad, la resolución inédita de “descabezar” a la cúpula del Ministerio de Defensa, resulta más bien como decir a toda voz y descaradamente  “bueno ahora que lo sé de esta manera, hago una movida de ajedrez y sanciono a los militares”). ¿Por qué fue necesario esperar prácticamente 15 años de gobierno frenteamplista para que un buen día el titular del Ejecutivo tomara conciencia de las barbaridades cometidas por los militares, o mejor dicho, para que recién adoptara medidas de peso y fuertes contra la cultura de la impunidad tan emblemática para los militares?¿ Qué motivaciones (no visibles) llevaron a Vázquez a tomar medidas de esta naturaleza, recién ahora, y con bombos y platillos? ¿Acaso la historia de Roberto Gomensoro Josman ha sido ( y es)  la única, y por ende la única motivadora de medidas tan drásticas?

¿Será que el Presidente Vázquez, a la luz de todas las actas,  recién toma conciencia de los barbarismos cometidos por los uniformados de los días del terrorismo en el Uruguay? ¿Será que el Presidente Vázquez suponía que solo con el caso Gomensoro Josman, la deshonra de los militares era un hecho tangible, ignorando los casi dos centenares de casos de detenidos desaparecidos?

 ¿No sabe (no sabía) el Presidente de la República Oriental del Uruguay Dr. Tabaré Vázquez,  que las mentiras, las torturas, las muertes y las desapariciones de personas fueron prácticas habituales cometidas por los militares en los años previos, durante la dictadura y posterior a ella? ¿No sabe (no sabía) Vázquez que año tras año se realiza una Marcha del Silencio en el Uruguay, reclamando justicia y verdad, por los detenidos desaparecidos?¿No lo sabía?¿No lo sabe?

Nos quedan muchas interrogantes, aún siendo muy “válido” el duro descabezamiento de jerarcas relacionados con la interna castrense.

Nos quedan muchas interrogantes, precisamente porque ese “descabezamiento” viene en este momento: solo gracias a que los contenidos de las actas de un Tribunal de Honor salieron a la luz pública ¿Y si esas actas no hubiesen salido a la luz pública?

Una movida de ajedrez la de Vázquez., a destiempo, como siempre ha ocurrido en materia de derechos humanos en nuestro país, donde la impunidad ha sido siempre una pieza del tablero de 64 escaques muy bien blindada.

Incluso hoy, después del descabezamiento de la cúpula de un Ejército, que se ha venido deshonrado así mismo, desde antes del 27 de junio de 1973.

Y que no ha hecho otra cosa,  desde ese día, que mecerse en la cuna de la impunidad, lisa y descarnada.

Hasta nuestros días. Hasta hoy, con movida de ajedrez inclusive.

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*Foto de Portada: www.elpais.com  /Foto de Nicolás Pereyra

*Foto 2: www.elpolvorin.com 

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