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Docente y ex presa política junto a los jóvenes, en frontal lucha contra la impunidad

Por Jean Georges Almendras-17 de mayo de 2019

Convocado por el gremio estudiantil del Liceo Zorrilla, de la zona del Parque Rodó, se llevó a cabo un muy interesante e inédito encuentro entre estudiantes y la Profesora Anahit Aharonian, que fuera presa política en los días de la dictadura militar en el Uruguay. Fue en el marco del mes de la Memoria. El mes de mayo. Y el tema elegido fue: “Ser mujer en tiempos de autoritarismo”.

La docente (invitada) disertante, y los estudiantes, dentro de las instalaciones de la biblioteca del Liceo de Bulevar España de la capital uruguaya, dieron forma a una velada cargada de recuerdos, donde el testimonio de la profesora Aharonian retumbó constructivamente en las cuatro paredes de un sector del edificio, como una fuerte presencia del pasado. Un pasado de sufrimientos y de autoritarismos, en el que el liceo en sí mismo no estuvo alejado de esas realidades. Porque en los años del terror, previos a la instauración de la dictadura, fue escenario elegido por los vándalos parapoliciales de la JUP (en el año 1972) para aterrorizar a los estudiantes que asistíamos al instituto. Un instituto que fue literalmente copado, en más de una oportunidad, por esos grupos fascistas que sembraban el terror a balazos, con cadenas, cachiporras y gases lacrimógenos, como parte de una metodología impuesta nada menos que por un hombre de confianza del gobernante de turno. Un verdadero instigador de la violencia parapolicial. Un instigador del estado terrorista (“democrático”) del Presidente Juan María Bordaberry, de nombre Armando Acosta y Lara, vice ministro de Educación y Cultura de la época, quien el 14 de abril de ese 72’ fue ajusticiado por un comando del MLN Tupamaros, por ser precisamente uno de los personajes más siniestros del sistema político de la ápoca, tal como lo fue en Argentina, José López Rega, Ministro de Bienestar Social, del gobierno peronista de Héctor Cámpora, fundador de la temible organización denominada triple AAA argentina.

Con la solvencia y la autoridad propias de una docente de alma y de una militante fiel a sus ideas y a sus concepciones políticas, y sin desdibujarse de la realidad y de los sufrimientos que le tocaron en suerte, precisamente por ser una mujer batalladora y perseverante con sus convicciones (en los años previos a la resistencia a la dictadura) , Anahit Aharonian, no titubeo en traer al presente un pasado de lucha y de privación de libertad, por estar firme a sus ideas y a sus valores.

Un pasado. Un pasado suyo. Un pasado íntimo y un pasado de todos. Un pasado de lucha ferviente, que humildemente expuso a los estudiantes del Liceo Zorrilla, para que estos pudiesen tener más piezas del rompecabezas. Ese rompecabezas de unas páginas nefastas de la historia uruguaya. Páginas que hoy son ignoradas por quienes abrazan las ideas de la cultura de la impunidad, procurándolas dejar en el olvido, y fuera de la memoria. De la memoria de un pasado reciente. Ese pasado reciente que para muchos todavía sigue siendo una piedra en el zapato. Un obstáculo para “dar vuelta la página, como si nada hubiese pasado”, visibilizando una indiferencia repudiable a los graves hechos de los días de la represión, de la tortura y de los crímenes de Estado.

Pero la memoria, para los jóvenes del Liceo Zorrilla se fortaleció, con el valioso aporte de esta valerosa mujer que no abdicó de sus convicciones y de sus ideas, por más que los represores de aquellos años lo intentaran.

La Profesora Anahit Aharonian fue contundente en el diálogo con los jóvenes estudiantes. Fue transparente en su relato y en sus recuerdos. Fue una militante más de nuestros días. Una militante de la verdad a quien le abrieron las puertas –felizmente- las autoridades del instituto de enseñanza, no solo para encarar a una generación que no vivió esos días de represiones, sino para despertar conciencias y para preservar la memoria de un pasado reciente, en nuestros turbulentos días del 2019, donde el tema de los derechos humanos violentados antes, durante y después de la dictadura militar, sigue siendo una asignatura pendiente de los gobernantes de los partidos tradicionales y de la fuerza política de izquierda, sentada en el Ejecutivo.

Con la paciencia y la sabiduría que le ha deparado el destino, en los años del terrorismo de Estado, Anahit Aharonian también nos habló a nosotros, redactores de Antimafia Dos Mil y jóvenes de Our Voice.

Y nos habló sin rodeos. Sin cortapisas. Sin restricciones. Sin mordazas. Nos habló del ayer y del hoy.

Yo nunca he perdido el diálogo con los jóvenes; antes de estar presa yo también era una joven estudiante universitaria y docente de secundaria, por lo tanto estaba en contacto con jóvenes que incluso eran dos o tres años menores que yo nada más, porque daba clases en lo que hoy se llama quinto y sexto. Después del ’85 yo retomo las clases inmediatamente y estoy en contacto con jóvenes en forma permanente; por mi docencia y porque además retomo en la Universidad mi carrera de Ingeniería Agronómica”.

“Entonces estuve en contacto con toda esa generación que creció en dictadura; y todos los días me asombraba de los miedos que tenían, hasta para levantar la mano y preguntar algo que no entendieron, al docente, o para golpear la puerta de una cátedra y plantear las dudas que tuvieran acerca de un examen; algo así era interpretado con mucho temor de que los docentes te hicieran perder el examen”.

“Pasaron años juntos en esa generación y seguían teniendo miedos, y siendo gente de más de veinte años como eran, encuentro obvio que esos miedos sean transmitidos a estas generaciones posteriores. Eso es algo que se estudia. La Comisión Provincial por la Memoria, que tiene sitio en La Plata nos explicaba que son por lo menos tres generaciones que pasan después de un terrorismo de Estado.

Y con esos jóvenes a los que daba clases he estado en contacto permanente; hemos vivido y trabajado en secundaria en la década de los ’90, fines de los ’90, cuando las mujeres nos auto convocamos y empezamos la construcción colectiva de la memoria y eso fue un proceso largo que empezó en el ´90 y siguió”

“El 31 de julio del ´97 en el teatro de Canelones 1136 fue impresionante el poder de convocatoria que tuvimos; y trabajamos juntas en distintos talleres en los que nos subdividimos, de los cuales yo elegí el taller” Vivencia” justamente para trabajar sobre lo cotidiano de los que fueron esos campos de concentración -que alguna gente discute, pero el concepto es el de “campo de concentración”- para poder transmitir cómo se vivía y por qué yo hoy puedo estar como estoy”

“Porque muchas veces se celebra que salimos de la dictadura vivos; y yo digo que no alcanza con estar vivos, el problema es que nos derrotaron ideológica y políticamente y no somos conscientes de eso. Si no asumimos que hubo una derrota -y no la asumimos porque no ha habido una autocrítica suficiente- eso dificulta poder salir de esa derrota y avanzar”.

Yo creo que estamos empantanados en este momento en temas de impunidad, porque nos hemos equivocado como sociedad y no nos damos tiempo de tener dos minutos de autocrítica para poder decir “por acá no puede ser”; no puede ser que focalicemos en un torturador, o en que “la culpa la tienen los militares”, no; esto es una política de Estado el ir desarmando la impunidad, que tampoco se desarma por decreto, ni porque haya una ley, pero sí por un trabajo que desde el Estado se hace; así como el terrorismo de Estado comete tortura, el mismo Estado -no importa quién gobierne sino el concepto de Estado- es el que tiene que ir atrás con eso. Un relator de Naciones Unidas, colombiano, nos hablaba de eso; nos decía que el único país que pudo clasificar a todos sus ciudadanos fue Uruguay, en categoría A, B, y C; bueno, así como los clasificó los puede desclasificar y puede volver atrás con todo eso. Pero tiene que haber una voluntad política para ello; y no hay voluntad política de realmente tomar el mando de la situación y decir: la impunidad empieza a acabarse”.

-En esta cultura de la impunidad contra la que tanto luchaba Galeano y muchos luchamos por derribar ¿qué grado de responsabilidad tiene el sistema político? Porque cuando hablamos de voluntad política me pongo en la piel de estos jóvenes y ellos dicen: ¿Cómo es posible que en tres gobiernos de izquierda los avances hayan sido tan pocos?

- "Dos cosas: no son tres gobiernos de izquierda; son gobiernos progresistas; ahí tengo una pequeña diferencia; no es de izquierda. El Frente Amplio no es Frente amplio; el Frente Amplio, Encuentro Progresista, Nueva Mayoría, etc. etc. Además, el Frente Amplio del ’85 no era el mismo del ’71; en el ’71 el Frente Amplio cuando se forma planteaba reforma agraria, estatización de la Banca, y en el ’85 ya todo eso había quedado atrás. El General Seregni declaraba en la televisión que ya no había más lucha de clases y también desconocía la existencia del imperialismo; lo cual preocupaba mucho porque te decías “estamos recién saliendo de la dictadura y está diciendo que eso no existe”. Y hoy hay gente que te dice “no hay más lucha de clases, ahora somos todos…” -no sé qué palabra usan, pero como diciendo, “somos todos iguales y tenemos que saber dialogar”. No; dialogar sí. El tema es a qué intereses representa cada uno; los que tienen el poder económico no representan los mismos intereses de los que no lo tenemos, además de que nosotros no tenemos interés de tenerlo. Es decir, la lucha es por una justicia social real donde no haya explotadores ni explotados. ¿Cómo se logra eso? Bueno, juntémonos y conversemos; no es que tengamos una varita mágica; pero si no somos conscientes de que la lucha de clases persiste; de que el mundo está cada vez más complejo para entender que hoy no te dan un golpe con los militares en armas sino de otra manera y que los están dando permanentemente; que hubo uno en Honduras y no nos dimos cuenta, hubo un Golpe en Paraguay y no nos dimos cuenta; hubo un golpe en Brasil y no nos dimos cuenta, y lo justificamos con todas esas medidas judiciales; todos esos disfraces permanentes que nos inventa el poder .Toda la situación en Venezuela que nos muestran de una manera que no es, costó mucho de hablar, porque se enfocaba en “si me gusta o no Maduro” cuando lo importante es entender geopolíticamente lo que está pasando. Y mi generación tiene mayor responsabilidad, porque nosotros lo estudiábamos, leíamos sobre eso y sabíamos, al menos algunos, evidentemente muchos no. Entonces, cuando sabiendo eso no se toma la responsabilidad y como Estado no te haces cargo de lo que ocurrió, eres responsable. El poder político tiene total responsabilidad, porque salimos de una dictadura a una democradura.

Se sale de una dictadura con unas elecciones donde hay candidatos proscriptos y personas proscriptas. Eso no es una democracia plena. No conocemos la letra del pacto del Club Naval; ¿alguien ha pedido esa información? Y Saramago dice que hay democracia cuando hay democracia electoral, cultural, económica y social. Entonces… nos falta mucho”.

-¿Cómo te sientes hablando con los jóvenes?

“Muy bien, feliz primero, por la capacidad de convocatoria de estos jóvenes, hay un montón de chiquilines aquí con muchas inquietudes y muy interesados; y me parece muy importante que se hagan cargo de lo que es la vida, no importa qué piensen o cómo piensen, sino que tengan la inquietud de saber que son protagonistas de su momento”

-¿La cultura de la impunidad se derrumbará con estos jóvenes?

Tenemos que ayudarlos, no imponérselos. Pero decirles: en ustedes estamos confiando. Sí, tenemos que derribar eso."

- ¿Hay una deuda en el sistema político en eso de la impunidad?

Totalmente. Sí, el sistema político es responsable de esto”

-No solo por las declaraciones de Gavazzo…

“No, ¡por favor!, no lo quería nombrar, porque no quiero que se transforme en un protagonista de lo que no le corresponde; es todo el sistema; y no era el único. Hay muchos que están en segundo plano siendo protegidos por el poder económico. Te puedo dar un montón de nombres”.

- ¿Que tirón de orejas le harías al sistema mediático que de alguna forma le da cabida a estos personajes y no promociona a veces encuentros o situaciones de mecanismos para derrumbar la impunidad, sino al contrario, se pone del otro lado?

“Bueno, eso es lo que pasa con los medios masivos, lo conocemos de siempre, son funcionales al sistema, casualmente lo que ves en un canal enseguida lo ves en el otro canal y así sucesivamente, los mismos entrevistados hablando de lo mismo. Este es un año electoral bastante complejo, porque todos están preocupados por su candidatura y se dejan de lado otras cosas tan importantes o más, quizás.

Acá hay una cultura de que con el voto todo se resuelve y eso no alcanza. Hay que seguir luchando por los derechos en general y eso no se puede detener por el hecho de que haya elecciones. Porque es una tarea permanente. Así como el Estado uruguayo en el año ’65 fue el primer país que reconoció el genocidio armenio, no fue por obra y gracia de los parlamentarios que redactaron la ley -y estamos muy agradecidos a ellos- sino porque hubo un grupo de jóvenes que se movilizaron para sensibilizarlos y ponerlos en conocimiento de lo que había ocurrido para que tomaran cartas en el asunto y proponerlo al Parlamento. La impunidad va a depender mucho de que se pelee eso y que se deje de focalizar en dos o tres represores porque no se visualiza que los golpes hoy los da el poder económico. El mismo poder económico que hoy está protegiendo a esos terroristas de estado”

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*Foto de Our Voice

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