¿Narcotráfico internacional con el sello de la `Ndrangheta italiana en el Uruguay?
Por Jean Georges Almendras-8 de enero de 2020
En crónica policial (ejercí esa especialidad cerca de 30 años, en diario y en televisión) acostumbrábamos a decir refiriéndonos al accionar de la Ley sobre quienes habían cometido delitos contra la integridad física de las personas (homicidios, secuestros extorsivos, asaltos a ciudadanos, comerciantes o instituciones bancarias o financieras con resultado de muerte, y narcotráfico) diciendo que todo el peso de la Ley caería sobre el o los victimarios. Apelábamos a los más duros calificativos. Hoy, que han cambiado los códigos y los tiempos, los valores y los términos, las actividades de los narcos internacionales en el Uruguay parecerían están inmunes, no solo a ese peso de la Ley, sino a los controles de la Ley. ¿Será que la Ley (y el Estado) en algunas de sus aristas ya forma parte del sistema criminal o que el sistema criminal ya forma parte del Estado? ¿Será que la honestidad del funcionario público uruguayo no es lo suficientemente protagonista y en consecuencia ha perdido terreno dentro del aparato estatal de control y represión del narcotráfico, y ha cedido terreno a la criminalidad? ¿Será que estamos ya copados por el flagelo mafioso del narcotráfico con sello extranjero? ¿Con el sello de la ´Ndrangheta, una de las organizaciones mafiosas italiana más poderosas y dedicadas al narcotráfico internacional? Manteniendo en ristre estas interrogantes no podemos mantener cerrados nuestros ojos siendo que los episodios de la crónica policial del Uruguay, relacionados estrechamente con el narcotráfico internacional, nos abrazan en impacto y en intensidad porque ya no hablamos de narcos traficando 50 kilos de cocaína (comercializada en el mercado local por una fragmentada caterva de narcos divididos en familias que se disputan en Montevideo los territorios de barrios suburbanos, alternando con sangrientos ajustes de cuentas ocasionados por sicarios que quitan vidas por 5.000 o 10.000 pesos o saturando los establecimientos carcelarios con la sustancia, comandando las ventas intramuros y extramuros desde sus lugares de encierro) sino que hablamos de narcos de alto poder económico, lo que es decir de narcos que forman parte de un negocio de alcances internacionales, de alcances monetarios inimaginables y de redes de corrupción impensables, dentro y fuera del territorio uruguayo. Todo un aparato del crimen instalado dentro de los límites territoriales de nuestro país, codeándose con las instituciones de gobierno afectadas al control y a la represión del narcotráfico, y quizás hasta con algunos hombres de gobierno, que en no pocas ocasiones se lanzan a la palestra mediática como los paladines de la lucha contra el gran narcotráfico internacional que opera en el mundo, y aquí también, buscando bajar las revoluciones del problema o minimizarlos. Y tanto es así que en los últimos diez años, por marcar un período, que no necesariamente sea el exacto, mientras las arengas contra el tráfico local e internacional se han hecho sentir en demasía por diarios, radios y televisión, siempre en términos recatados y en boca de jerarcas de la Policía Nacional y de Ministros del Interior y de Vice Ministros, cuando no de operadores de Aduanas , subterráneamente los tentáculos del narcotráfico (de alcance internacional y con presencia internacional, es decir con operadores made in Italia, por ejemplo, aunque también hay de carteles mexicanos y colombianos) se instalaron y se consolidaron a pasos agigantados, en el Uruguay. Y hoy, es tan alevoso y obsceno ( y tan explícito) este panorama que desde filas del gobierno saliente, les resultó y les resulta imposible tapar el sol con el dedo, por lo que no hubo más remedio que admitir lo grave de la situación, algunos rasgándose las vestiduras y otros con rostros de sorpresa, y expresiones de asombro buscando afanosamente ponerse en la mejor posición. La mejor posición posible porque la cuestión es que nadie pueda sospechar, de que haber llegado a esa situación significó y significa que hubo indiferencias, y que hubo funcionarios que miraron a un costado o se cosieron la boca, permitiendo que el cáncer mafioso tomase el Uruguay, desde los cuatro puntos cardinales.
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