Una mujer se crucificó el martes frente a la embajada del Brasil en Asunción y se unió así a tres hombres clavados a un madero desde hace ocho días como protesta porque la entidad paraguayo-brasileña Itaipú, que construyó y administra esa usina hidroeléctrica, les adeuda beneficios sociales desde hace 25 años.
"Rosa Cáceres tiene 52 años y es esposa de un extrabajador de Itaipú. Con mucho coraje se crucificó como solidaridad con nuestra causa", dijo Carlos González, líder de los exobreros de la usina, en entrevista con The Associated Press.
- Detalles
- ACCIÓN DIRECTA - LATINOAMÉRICA