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19condenan04/MAYO/2017
La Justicia provincial dio lugar al histórico reclamo de un grupo de vecinos de barrio Refinería (denominado también Islas Malvinas) y condenó a dos cerealeras que estuvieron radicadas en la zona por contaminación. El fallo se dio en el marco de una demanda por daño ambiental que iniciaron 170 habitantes contra las firmas Agroexport y Servicios Portuarios, que hasta 2008 operaron en ese sector de la ciudad. Con la resolución, los demandantes quedaron habilitados a iniciar acciones de resarcimiento económico.

Los reclamos de un numeroso grupo de vecinos del barrio Refinería por los daños causados por sustancias tóxicas que emanaban de las cerealeras tienen su origen en la década del 90. Sin embargo, y tras agotar distintas instancias, fue recién en 2006 que acudieron a la Justicia.

Allí llevaron adelante un recurso nunca utilizado hasta ese momento: efectuaron una demanda masiva por daño ambiental, invocando la aplicación de la ley general de Medioambiente que fuera sancionada en 2002.

La demanda por daños y perjuicios de entonces pedía sanciones y el cierre definitivo de Agroexport y Servicios Portuarios, las que, por su actividad, no debían estar funcionando en una zona urbana.

Pero el reclamo no se agotaba allí. Es que también se apuntó en esa presentación contra la Municipalidad por “omisión en su deber de controlar el medio ambiente”. Aunque esto fue finalmente desestimado por la Justicia, para quién el Ejecutivo local no tuvo responsabilidad directa en el tema.

En total, fueron unos 170 vecinos los que decidieron iniciar juicios, quienes hasta en ese entonces aseguraban que en el barrio eran más de 250 las personas que habían fallecido por cáncer. También se argumentó que la sangre de los habitantes poseía alta concentración de sustancias tóxicas y cancerígenas.

El fallo

Tras pasar por distintas instancias, finalmente el viernes pasado un fallo judicial dictaminó que “hubo contaminación imputable” a las cerealeras y se las declaró así “responsable frente a los vecinos”. La resolución fue impuesta por el Tribunal de Responsabilidad Extracontractual  Nº 6 con la firma de Horacio Allende Rubino, Ignacio Aguirre y Eduardo Oroño.

Una vez que el fallo quede firme podrá ser apelado por las cerealeras. Si esa situación no se diera ya se podría comenzar a corroborar el daño que padeció cada vecino y todo lo que surja como perjuicio colateral. La resolución habilita en principio a los demandantes a iniciar acciones de resarcimiento económico.

La sentencia conocida ayer menciona en los argumentos que el “derecho humano” al “ambiente sano” está consagrado en la Constitución Nacional y en los pactos internacionales a los que adhirió la Justicia argentina.

“Eso acá no fue respetado por las cerealeras. Lo que hubo fue un ahorro y externalización de costos. Es decir, ellos tendrían que haber puesto máquinas que absorban el polvillo y adquirir elementos de tecnología de punta para evitar la contaminación, pero no lo hicieron. Tenían ingresos siderales pero trabajaban con instalaciones obsoletas. Los vecinos no podían colgar la ropa ni salir patio, que en muchos casos se les llenó de ratas”, recordó Milva Sánchez, una de las letradas de los damnificados, quien trabajó junto a Iván Cullen y Nicolás Mayoraz.

La abogada dijo que haber llegado a esta instancia “ha sido un logro importante” para los vecinos. “Ellos nunca tuvieron recursos para pagar informes periciales propios. Y durante el proceso tener acceso a los expedientes fue terrible. Se hizo todo muy largo y difícil”, recordó Sánchez, quien agregó que la presentación de los damnificados fue la primera acción de clase en materia ambiental en la historia de la Justicia santafesina.

“Esto marca un antecedente importante. Los procesos judiciales de este tipo deberían ser breves después de este fallo”, conjeturó.

Las empresas

Agroexport hace varios años se desprendió de sus terrenos en la zona, que hoy también ya se conoce como Puerto Norte y pasó a ser la más cotizada de la ciudad. En cambio, Servicios Portuarios se afincó en el lugar y (además de ser la propietaria de las mismas parcelas que años atrás) es la firma que desarrolló el complejo Maui, dos de las torres de lujo de todas las que se construyeron allí mirando al río.

Sanchez señaló que tras la salida de las cerealeras del barrio “se hizo un enorme negocio inmobiliario del cual las empresas se llevaron su tajada y los vecinos sólo se quedaron con los problemas”. “El paso del tiempo y las postergaciones, además de las incidencias entre las partes, hizo que muchos de los demandantes fallezcan, y otros se enfermen y envejezcan sin conocer la sentencia”, lamentó.

http://www.elciudadanoweb.com/condenan-por-contaminacion-en-refineria-a-dos-cerealeras/

 

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