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Por Tommaso Perrone - 23 de Abril de 2016

El glifosato, uno de los herbicidas más utilizados del mundo en la agricultura, tiene efectos destructivos y dramáticos sobre la salud de las personas que se ven obligadas a vivir en contacto con el mismo. Esta vez quien lo sostiene no es una organización ambientalista o, mejor aún, alguna agencia que responde a la Organización Mundial de la Salud. Lo demuestra, con imágenes y testimonios, un reportaje realizado por Pablo Ernesto Piovano, un fotógrafo argentino que en 2014 decidió documentar la condición de la población de su país que trabaja o vive cerca de los campos en los que se cultiva la soja transgénica (OGM) y en los que se utilizan dosis masivas de herbicidas.

El costo humano de los agrotóxicos - por Pablo Ernesto Piovano (Subtitulado: inglés) from Pablo Ernesto Piovano on Vimeo.

El costo humano de los pesticidas
El reportaje se llama El costo humano de los agrotóxicos y fue presentado en laedición 2015 del “Festival della fotografia etica di Lodi”. Las fotos de Piovano son una denuncia sin posibilidad de apelación a la empresa Monsanto, la multinacional que inventó la combinación OGM-Roundup, o bien, el cultivo de soja genéticamente modificada combinada con la utilización del herbicida Roundup (al que la soja es resistente) que contiene glifosato.

He realizado este trabajo llevado por mi amor y como un tributo a la Madre Naturaleza. He trabajado para encontrar pruebas sobre esta situación, transcurriendo días interminables solo con mi cámara fotográfica. En el viaje recorrí más de 6.000 kilómetros con mi auto de veinte años para hacer mi aporte para que esto termine”, declaró Piovano a “Burn”, la revista dedicada a los fotógrafos emergentes.

Una breve historia del glifosato
La historia del glifosato comenzó en los años cincuenta, pero su comercialización bajo el nombre de Roundup por parte de Monsanto comenzó en 1974, en los Estados Unidos, como un instrumento para liberar los campos agrícolas de las malezas. Luego la cosa se “escapó de las manos” cuando el glifosato pasó a ser el compañero inseparable de los cereales modificados genéticamente para que puedan resistir al pesticida. Hoy se comercializa en todo el mundo y se ha patentado casi en todos lados, incluso en Italia donde es uno de los productos fitosanitarios más vendidos. En Europa son catorce las empresas que lo producen.

 A Fabián Piris le diagnosticaron un año de vida. Actualmente tiene ocho años y padece hidrocefalia y un retraso mental irreversible. Durante el embarazo Candída estuvo en contacto con el pesticida Roundup

La perversa decisión Argentina
El drama argentino comenzó en 1996, cuando el Gobierno decidió aprobar el cultivo y la comercialización de soja transgénica y la utilización del glifosato sin realizar ninguna investigación interna, sino que simplemente se basó en los estudios publicados por Monsanto. Desde entonces, la tierra cultivada con OGM ha llegado a abarcar el 60% del total y solo en 2012 se esparcieron 370 millones de litros de pesticidas tóxicos en 21 millones de hectáreas de terreno. En esas mismas tierras los casos de cáncer en niños se triplicaron en diez años, mientras que los de malformaciones comprobadas en recién nacidos aumentaron un 400%. Resultan incontables los casos de enfermedades de la piel y los problemas respiratorios diagnosticados sin un motivo aparente tanto en jóvenes como en adultos.

El niño de cristal, Lucas Techeira tiene tres años y nació con Ictiosis, una afección que resquebraja la piel. Su madre manipuló sin protección glifosato en su huerta durante el embarazo.

Un tercio de los argentinos sufre a causa del glifosato
Una reciente investigación, según lo publicado por Burn, calculó que 13,4 millones de argentinos (un tercio de la población total) ha sufrido los efectos negativos del glifosato. Frente a esta situación la Argentina no ha tomado ninguna decisión para detener este drama, ni ha programado nuevos estudios para comprender lo que está ocurriendo con la población. Es más, hoy en Argentina se encuentran 22 de los 90 millones de hectáreas en las que se cultiva la soja OGM de  todo el mundo, según el semanario alemán Die Zeit.

Pero el reportaje no pasó inadvertido ya que ganó varios premios como por ejemplo el del “Festival internacional de la imagen”, en México, y se ubicó en el tercer puesto del concurso “POY Latam”, en la categoría “Carolina Hidalgo Vivar el medio ambiente”. Pero la ley del silencio y la fuerza de una multinacional del nivel de Monsanto son enemigos difíciles de derrotar, mucho más poderosos que la evidencia del dolor.