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01transicionCRISTINA RECUPERA SU SALUD E INICIA EL CAMINO DE LA TRANSICIÓN
02:51 Por Rubén Fernández Paz
Toda la estructura de poder político de la Argentina vivió una semana agitada. Hace poco más de siete días todos nos enteramos de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sufría un hematoma subdural en el cráneo, por lo que los médicos le ordenaban hacer reposo absoluto por un período de 30 días. Pero hace exactamente una semana, los profesionales consideraron que el cuadro justificaba la realización de una cirugía que ayudara a acelerar la recuperación de la mandataria, ante la incertidumbre que planteaba la posibilidad de que no hubiera mejoras tras el período de reposo. La operación, realizada en la Fundación Favaloro, resultó un éxito y la recuperación avanza en los términos proyectados por el equipo médico que la atiende. Como dato anecdótico, el neurocirujano salteño Javier Salazar formó parte del equipo que intervino a la Presidenta y acompaña su posoperatorio.
Mientras Cristina entraba al quirófano, el mundo político se preocupaba y no podía despegarse de la televisión para conocer las últimas novedades sobre su salud. Pese al optimismo transmitido por médicos y colaboradores de la mandataria, la operación puso en evidencia lo que parece una verdad de perogrullo pero que repentinamente adquirió una actualidad absoluta: la Presidenta es hoy la persona más poderosa del país, y su presencia es esencial para el normal desenvolvimiento de la vida política nacional.
Esa admisión generó dos fenómenos. Por un lado, una reacción absolutamente tranquila y mesurada de los actores económicos. Mientras en el pasado algunas crisis de salud de los presidentes generaban disparadas del dólar o movimientos bruscos en los mercados, esta vez nada pasó. La señal es positiva, ya que en definitiva no hace más que confirmar el momento de fortaleza que vive la economía nacional, pese a los numerosos problemas que enfrenta, como inflación, crisis energética y escasez de inversiones.
Por otro lado, su ausencia no disparó, como se podría esperar en otros tiempos, reacciones políticas encendidas en la oposición o la aparición o profundización de disputas internas en el seno del Gobierno. Más allá de algún cuestionamiento surgido del radicalismo al vicepresidente Amado Boudou, las fuerzas opositoras interpretaron el carácter temporal de la ausencia de la Presidenta y aceptaron, con enorme madurez política, su reemplazo dentro de los términos de la Constitución nacional.
En el interior del propio Gobierno, mientras tanto, el liderazgo absoluto de Cristina no está en discusión. Algunos medios de comunicación intentaron instalar por estos días un supuesto enfrentamiento entre el vicepresidente y lo que denominaron la “mesa chica” presidencial, integrada por el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, y el hijo de la primera mandataria, Máximo Kirchner. Sin embargo, ni Boudou ni los miembros de esa “mesa chica” tienen poder político suficiente para intentar siquiera imponerse al otro.
Claramente, en el mundo de la política se da por descontado que el país funcionará en “piloto automático” mientras la Presidenta se recupera y hasta que esté en condiciones de retomar el poder. Hasta entonces, tanto un sector como el otro insistirán con el discurso acordado en los últimos días; “somos el equipo de la Presidenta” es uno de las muletillas más escuchadas. La otra es: “Tenemos un liderazgo insustituible, el de Cristina”. En la jornada de ayer y desde Santa Cruz, fue Boudou el que apeló a las mismas frases.
Ausente de la campaña
La ausencia de Cristina de la actividad pública resultará determinante para el resultado de las elecciones de próximo domingo 27 de octubre, cuando se votan en todo el país diputados nacionales y en ocho provincias senadores nacionales. Antes de su enfermedad, la Presidenta había cargado sobre sus hombros el peso de la campaña, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, el distrito con mayor peso electoral del país. Martín Insaurralde, a la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales del oficialismo en esa provincia, debe agradecer a la Presidenta el resultado obtenido en las primarias de agosto pasado. En esa oportunidad, el intendente de Lomas de Zamora se ubicó segundo a unos cinco puntos del líder del Frente Renovador, el exjefe de Gabinete y actual intendente de Tigre, Sergio Massa. Sin Cristina al frente de la campaña de Insaurralde, sus posibilidades electorales y las del oficialismo se reducen, configurando un complejo escenario político para el tramo final del segundo mandato de la Presidenta.
Con la segura derrota del oficialismo el próximo 27 se esfuma también cualquier posibilidad de que Cristina logre modificar la Constitución para aspirar a un tercer mandato. Sin esa opción, le tocará a la Presidenta conducir la transición hacia un Gobierno que puede tener o no tener un perfil kirchnerista, pero que definitivamente -y por primera vez en más de una década- no estará encabezado por un Kirchner.
En ese escenario, Cristina Fernández deberá usar su poder, ganado a fuerza de iniciativa política y concentración de recursos, para que el camino hacia 2015 no sea traumático ni doloroso para el pueblo argentino, como han venido siendo casi la totalidad de las sucesiones presidenciales entre líderes de diferente signo político. Se da por descontado que, como cabeza del kirchnerismo, no se resignará a ceder el poder al Justicialismo y que, por el contrario, “bendecirá” a un candidato propio que defienda en las urnas los numerosos logros de su gestión.
Cuando recupere su salud, proceso en el que avanza sin inconvenientes, y vuelva a estar al frente de la Presidencia, Cristina deberá enfrentar muchos desafíos.
El camino de la transición recién comienza.
http://www.eltribuno.info/salta/332472-Cristina-recupera-su-salud-e-inicia-el-camino-de-la-transicion.note.aspx

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