Pin It
19ninos-de-la-fronteraJUGANDO BOTE PATEADO CON LA POLITICA MIGRATORIA
Univision.com - Sep 18, 2014
Por Arturo Sarukhan, exembajador de México en EEUU y consultor internacional
Para quienes creemos en la importancia vital de una reforma migratoria integral y el que 11 millones y pico de migrantes indocumentados puedan salir de la penumbra en la que viven, adquirir un estatus legal y poder seguir contribuyendo a la vitalidad económica y social de este país, este año ha transcurrido entre la promesa y la desazón.  Promesa, porque por vez primera desde las reformas de 1986 a las leyes migratorias en este país, se aprobó a fines del año pasado en el Senado estadounidense una iniciativa de ley con apoyo bipartidista -y con el arropamiento del sector privado y de los sindicatos- que hubiese permitido alcanzar el objetivo anhelado de una reforma migratoria integral. Desazón, porque durante todo este año la Cámara de Representantes fue incapaz de discutir esa iniciativa de ley y aprobarla. Y por si este impasse político sistémico que se vive en Washington -y en Estados Unidos en general-  no fuese ya en sí mismo un gran obstáculo a la toma racional, estratégica y de largo plazo de decisiones políticas y sobre políticas públicas, la crisis humanitaria desatada este verano por el flujo de menores migrantes no acompañados, en su gran mayoría centroamericanos, hacia la frontera de México con Estados Unidos, es previsiblemente el clavo final en el ataúd de una reforma migratoria antes de las elecciones presidenciales de 2016. Ha sido la proverbial “muerte por mil cortes”.
¿Qué es lo que ha pasado a lo largo de este año y qué explica que una vez más nos quedemos con un palmo de narices? De entrada, y más allá de la evidente polarización ideológica que el tema migratorio detona hoy entre ciertos sectores de la opinión publica estadounidense y en ciertas regiones del país, el problema medular radica en la actual manipulación de la configuración de distritos electorales en Estados Unidos. Este fenómeno, conocido en inglés como “gerrymandering”, tiene como objetivo delimitar cotos geográficos de poder y representación electoral, blindarlos ante el cambio y hacerlos lo más seguros posibles para que los legisladores de esos distritos en la Cámara de Representantes en Washington puedan seguirse reeligiendo. Ello ha conducido a distritos electorales crecientemente homogéneos, donde el peligro no es una candidatura opositora del partido rival sino una candidatura al interior del propio partido que controla ese distrito. Si como resultado de esa reconfiguración política el distrito incluye a una mayoría de ciudadanos que comulgan con las posiciones del congresista, y hay, por ejemplo, pocos votantes hispanos o Demócratas, no hay ningún incentivo –o castigo- que lleve al congresista en el poder a modificar su posición. Eso explica por qué, por ejemplo, hay poca presión para que los legisladores Republicanos que hoy se oponen a la reforma migratoria modifiquen su posición. No temen un voto de castigo hispano, o el que votantes Demócratas logren desbancar al legislador; el verdadero peligro y temor para la mayoría de estos Republicanos es que los “rebasen por la derecha”; es decir, una candidatura opositora de su propio partido que los desbanque porque no fueron lo suficientemente “conservadores”.
A lo anterior habría que destacar, entre muchos otros, dos factores adicionales que hacen difícil vislumbrar una reforma migratoria en el mediano plazo.  Primero, están las encuestas que hasta antes de la crisis de menores indocumentados mostraban de manera reiterada, amplia y generalizada -las levantase quien las levantase- que la reforma migratoria no figuraba como prioridad del electorado estadounidense, incluyendo, hay que subrayarlo, entre los propios votantes hispanos. Segundo, está la excusa que esta crisis volvió a brindar a la bancada conservadora del partido Republicano para regurgitar su argumento favorito y tan socorrido de que la frontera con México no es segura y que ésta se debe fortalecer antes de considerar cualquier reforma migratoria o de mitigar el impacto de las deportaciones de jóvenes indocumentados.
Ante este escenario, acusaciones vienen y van de quién ha sido responsable de este nuevo fracaso. Es un hecho que hoy nadie puede tirar la primera piedra. En años anteriores, tanto Demócratas como Republicanos han cometido errores o han sido responsables de fracasos sucesivos por reformar las leyes migratorias estadounidenses y dotarlas de racionalidad, sentido común, orden, legalidad, transparencia y compasión. Pero en el 2014 hay, en mi opinión, 3 actores que son responsables de que de nueva cuenta el estatus quo persista. Los nombro en orden de culpabilidad.
En primer termino e indudablemente como principales responsables de esta debacle, se encuentran los Republicanos. Y sé que es peligroso generalizar, como también sé que hay estadistas en ese partido que favorecen una reforma migratoria y que entienden que el tono que su partido ha asumido frente al electorado hispano puede costarles de nueva cuenta el que el creciente peso político y electoral hispano cara a las elecciones presidenciales de 2016 se decante a favor del partido Demócrata. Pero son, lamentablemente en este momento, un grupo minoritario. La combinación de una base conservadora fundamentalista, xenófoba e antiinmigrante, con un liderazgo Republicano nacional y -en particular en la Cámara de Representantes- timorato, es el gran culpable de un nuevo fracaso en modificar el marco legal y regulatorio en materia migratoria en Estados Unidos. Su cálculo político de que bloquear y luego torpedear la iniciativa de ley aprobada a finales del año pasado de manera bipartidista no impactará las posibilidades de mantener la mayoría y por ende el control en la Cámara de Representantes es correcto. Pero qué impacto tendrán de manera cumulativa esta serie de decisiones en las posibilidades de que en el futuro cercano ese partido recupere la Casa Blanca es otro asunto.
Segundo, los senadores Demócratas vulnerables en estados conservadores –y la alta probabilidad de que si esos escaños se pierden ese partido perderá control del Senado en  noviembre- han jugado un papel central y relevante en presionar y forzar la decisión de la Casa Blanca hacia la posposición de cualquier acción administrativa por parte del Presidente Barack Obama hasta después de noviembre, como mínimo.  Nos guste o no, toda la política es política local y lamentablemente lo que ocurra o no en cuatro estados de la nación con escaños de senadores vulnerables se lleva por delante, para la Casa Blanca, cualquier otra decisión de política pública.  
Y tercero, y en ultima instancia, al Presidente Obama no se le puede eximir de responsabilidad. Primero, porque cometió un error táctico al pensar que mostrando su voluntad y decisión de aplicar las leyes migratorias -particularmente a través de las deportaciones- neutralizaría la oposición Republicana a la reforma migratoria y les negaría el argumento de que la Administración no aplicaba la ley y fomentaba la ilegalidad vía la amnistía. El Presidente y sus asesores no entendieron que nunca habría suficientes deportaciones o aplicación de la ley migratoria vigente que satisficiera a los Republicanos. Los Republicanos siempre usarán ese argumento sin importar las condiciones reales sobre el terreno o la aplicación cabal de la ley; es como si cada vez que el Presidente se acerca a la portería rival para meter gol, los Republicanos la mueven diez metros hacia atrás, una y otra vez. Segundo, porque la Casa Blanca ya debería darse cuenta que en este tema tiene que tomar, más temprano que tarde, decisiones y asumir los costos del liderazgo.
Pensar que en algún momento en el futuro cercano se podrá convencer a los Republicanos de la solidez de los argumentos económicos, sociales, políticos y humanos a favor de una reforma migratoria integral es ingenuo en el mejor de los casos. No cabe duda que lo ideal seria que fuese el Congreso el que legislase una reforma migratoria. Pero eso tampoco va a ocurrir en el corto o mediano plazo. Por eso me pareció insólito que una vez tomada la decisión político-electoral de posponer decisiones administrativas hasta después de las elecciones en noviembre, el Presidente ahora se justifique diciendo que en realidad la posposición es para proveer de argumentos que convenzan a los Republicanos de que lo correcto es avanzar en una reforma migratoria.
Al final del día, esta tormenta perfecta de datos duros, de realidades y cálculos políticos y acontecimientos imprevistos explican lo que era desde hace meses, para la reforma migratoria este año, la crónica de una muerte anunciada. Pero ahora también estamos frente a la metástasis de decisiones puntuales que están en manos del Presidente de Estados Unidos y que de tomarse permitirían, por lo menos, mitigar el sufrimiento de tantos migrantes y el costo social, humano y económico en el que incurre este país cortesía de una política migratoria quebrada.

http://noticias.univision.com/article/2097638/2014-09-18/impresiones/jugando-bote-pateado-con-la-politica-migratoria

REDACTORES

anna.jpgbgeorges.jpgbgiorgio.jpgbjuan.jpgblorenzo1.jpg
Copyright (c) 2009. Antimafia Dos Mil Argentina