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25Kailash-SatyarthiPREMIO NOBEL DE LA PAZ 2014
Miércoles, 22 de octubre, 2014
Cuando supimos que Kailash Satyarthi, nombre extraño venido de la India, había ganado el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en arrebatar niños a la esclavitud, al trabajo forzado y a la trata de personas, el problema sonaba lejano de nuestras realidades cotidianas.
Sin embargo, un artículo del 12 de octubre del Diario EL UNIVERSO sobre la trata de personas me produjo una enorme desazón. Conocía algunos hechos, pero no imaginaba que era una realidad tan lacerante en nuestro país. Indignación y asombro al levantar el velo de lo que ocurre al lado nuestro sin que le prestemos la atención debida. Los datos sobrecogen. Entre otros menciona el caso de una adolescente de 15 años obligada a prostituirse por $ 9 (seguro por ser más barato que la competencia que cobra $ 10), maltratada, cuyo cuerpo ha conocido el aborto, y señala que este hecho se repite a diario en las provincias de la Costa, Sierra y Amazonía, mientras que un estudio del 2012 de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sostiene que la trata con fines de explotación sexual, laboral, mendicidad y servidumbre es la forma más común de este delito en Ecuador.
Satyarthi, el ganador del Nobel, denuncia que muchos niños en su tierra natal acaban siendo propiedad de industrias como las del diamante, las canteras y la manufactura, especialmente de alfombras, porque sus familias, desesperadas, los ceden por cantidades como $ 35. Con frecuencia, los padres no consiguen devolver el dinero y los niños son vendidos y revendidos a diferentes amos. Los bordados en lentejuelas que compramos baratos pueden esconder la mano de obra infantil.
Y por iniciativa suya aunó a la sociedad civil y a la industria para etiquetar alfombras y balones de fútbol como libres de mano de obra infantil, cuando lo son, para que los consumidores, nosotros, seamos conscientes de su origen.
Mientras, Liza Kristina, una incansable luchadora contra la esclavitud actual, en una conferencia TED dice que hay actualmente alrededor de 27 millones de esclavos en el mundo (el doble de la cantidad de africanos desplazados y esclavizados durante la conquista de nuestras tierras) que producen a sus verdugos $ 13 billones de ganancia al año. Y solo en Estados Unidos, entre 100.000 y 300.000 niños estadounidenses son vendidos como esclavos sexuales.
En nuestro país, según datos oficiales y según la percepción, en las calles y carreteras ha bajado el índice de trabajo y mendicidad infantil, y esa es una excelente noticia y un gran logro social.
Pero la trata de personas es una realidad lacerante en aumento, y dentro de esa trata los niños y adolescentes, sobre todo mujeres, van en aumento.
Las personas a quienes se les ha otorgado el Premio Nobel de la paz este año, Malala –de quien escribí en un artículo anterior– y Kailash, han provocado una avalancha de información y de toma de conciencia en el mundo entero de la necesidad de la educación para todos, especialmente para las niñas, y de los problemas del trabajo infantil y la trata de personas. Hay que agradecerles profundamente su convicción, su compromiso y su impacto en todas las sociedades, quizás como pocas veces ha sucedido.
http://www.eluniverso.com/opinion/2014/10/22/nota/4132356/premio-nobel-paz-2014

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