PEDERASTAS SE DICEN PROVOCADOS; ACOSADORES CULPAN A MUJERES
Diario de Xalapa
5 de noviembre de 2014
Vivian Martínez
Xalapa, Veracruz.-Los agresores de género, los acosadores de menores y hasta los terroristas poseen un pensamiento dicotómico que les hace dividir el mundo en dos: el suyo y el de los demás; y además siempre ponen la responsabilidad de sus propios actos en el otro y no los asumen como propios, reveló el investigador español José Sanmartín. En una investigación efectuada en el Centro Reina Sofía de España se ha encontrado que, de cada 10 pederastas, siete dijeron haber acosado a sus víctimas porque fueron provocados; de cada 10 agresores de género, los 10 dijeron que la culpa la tuvo la mujer y que ellos sólo se defendieron.

En una conferencia que dictó en el Museo de Antropología de Xalapa, el catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia afirmó que esto se debe a que los agresores han sido educados en estereotipos a través de los cuales la responsabilidad es de otro y no únicamente porque sus padres hayan sido autoritarios, sino justamente también por lo contrario, porque pudieron haber sido padres hiperprotectores, que se han dedicado sistemáticamente a resolverle los problemas a sus hijos, quien ha ido bajando su umbral de frustración de manera que cualquier contradicción o aseveración de una persona que fuera contraria a sus creencias la consideran lisa y llanamente como un ataque, algo que va en contra de su dignidad.

En el caso de los terroristas, indicó que se trata de perfiles proclives a reaccionar de una forma agresiva pero no por naturaleza, sino por educación y cultura. Los terroristas son el prototipo de quienes dividen el mundo en ustedes y nosotros y son incapaces de empatizar ni de ver a la otra persona como ser humano, sino como un medio para conseguir un fin.

José Sanmartín indicó que hay muchos tipos de violencia y de agresores, entre los que también incluyó al Estado y a los poderes fácticos. "No sólo es violento el agresor de mujeres sino también aquel que, haciendo uso de un poder que le ha sido delegado, se dedica metódica y sistemáticamente, y sin autorización de la víctima, a cercenar sus derechos básicos, entre ellos, a la sanidad, la educación y los servicios sociales adecuados".
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