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24argentinaLa guerra en Siria se ha convertido hoy en la mayor crisis humanitaria en el mundo. De acuerdo al Consejo de Seguridad de la ONU, han muerto 250 mil personas y 12 millones se han visto obligados a huir y necesitan urgente asistencia humanitaria. Pese a la gravedad expresada, es considerado por muchos como un asunto europeo o de lindantes como Turquía. Pocos países se han movilizado al llamado de cooperación urgente ante un drama bélico que aún está lejos de encontrar una solución pacífica.

La reacción árabe ha sido, por el momento, muy poco generosa. Salvo Líbano y Jordania, con campos de refugiados de importancia, Arabia Saudita, los países del Golfo y de Africa del Norte no han aceptado todavía recibir refugiados. EE.UU. solo lo haría con unos pocos miles. Es decepcionante que ante un drama humanitario de tal magnitud la respuesta de la comunidad internacional no haya sido más significativa, en particular de aquellos países que cuentan con un número importante de ciudadanos descendientes de sirios como es el caso de la mayoría de los países de América Latina. En el caso argentino el envío de Cascos Blancos al Líbano, como las tratativas en Turquía, y el programa especial de visado humanitario para extranjeros afectados por el conflicto militar, establecido en el 2014, han sido decisiones en la buena dirección aunque quizás insuficientes. El Programa Siria, por ejemplo, debería flexibilizar algunos de los requisitos que en ocasiones son de difícil cumplimiento en un estado de guerra. De hecho, de acuerdo a información oficial, solo aproximadamente 80 personas (64 aprobadas) se han acogido al programa frente, por ejemplo, casi tres mil en Brasil en el mismo período. Es evidente que la Argentina tendría que revisar la aplicación de la disposición 3915/2014. Pese a la buena disposición y celeridad de la Dirección Nacional de Migraciones es necesario que la medida se adapte, con la asistencia de ACNUR y la Organización Internacional para la Migraciones, para reconocer con mayor realismo el estado de excepción de un conflicto militar. También se debería prestar un servicio más amplio consular en los centros de refugiados en los países limítrofes a Siria y eventualmente en Europa misma. Es importante que la Cancillería adopte mecanismos y recaudos de apoyo adicionales a los ya existentes, incluso analizar la apertura de la Embajada en Jordania. Argentina, que fue beneficiada con una importante corriente migratoria de sirios, tiene una obligación especial y debería prestar en las actuales circunstancias mayor asistencia humanitaria. Varios cientos de miles de sirios han contribuido, con esfuerzo y trabajo, a forjar el país. Es oportuno que la Argentina muestre, con generosidad, las mejores tradiciones humanitarias ante el drama de la guerra en Medio Oriente.
http://www.clarin.com/mundo/Argentina-prestar-mayor-ayuda-humanitaria_0_1428457172.html

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