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08verdadrealidadPor Luis Novaresio

Escenario. En la política argentina, la discusión racional ha sido suplantada por actos de fe. La Justicia avanza sobre los amigos del poder que se enriquecieron. Cristina mueve sus fichas y sueña con el regreso por aclamación.
La discusión política argentina ha dejado el camino de la argumentación racional y se ha transformado en un acto de fe. La frase “contar dinero no es delito” es una penosa letanía de un sector de los dirigentes que está dispuesto a negar muchas más veces que tres las evidencias que implican a su sacerdote (o sacerdotisa) en el terreno de lo delictual. Lo preocupante es que esto ha calado entre el sector de la población politizada que sigue atento el devenir de la cosa pública.

¿Qué prueba ver a los Pérez Gadin y a los Báez ante tres millones de dólares con brindis final de whisky y habano fumado? ¿Por qué aparecen ahora los videos? ¿Quién garantiza que el objetivo dedo húmedo y la máquina cuenta billetes no sea una ilusión óptica? Semejante batería de disparates cuestionadores intentan introducir una chicana sin sustento para que no se discuta, en serio, que tales evidencias ponen a los implicados al borde del precipicio al que empuja el Código Penal a los infractores del acceso a los dólares en medio del cepo, a la evasión agravada y al lavado de dinero. Es hora de dejarse de embromar: lo que se ve en los registros de la cámara de seguridad sólo admite que los involucrados vayan a parar al banco de los indagados. No hay que caer más en el amague de introducir disquisiciones personales que son meras falacias ad hominen sino seguir debatiendo sobre las “cosas”. ¿Alguien duda en serio y de buena fe que lo de los videos es un escándalo que merece sancionarse a la luz del delito?
El fiscal Guillermo Marijuán está convencido de que es hora de acelerar el proceso para imponerles a los sospechados el grado de procesados. Dice a sus empleados que esta semana que empieza terminará con una pericia que le fue obstaculizada a base de chicanas procesales (alguna vez contará cómo la designación de un perito de parte tardó más de un año) con la complacencia del juez demasiado formalista (por lo menos) y podrá demostrar la convicción necesaria para dirigirse hacia el juicio oral. Es cierto que cuando habla en privado con los suyos sobre el delito de lavado de dinero, arguye que nuestro país exige demostrar el delito previo al intento de blanquear pesos o dólares y eso es muy dificultoso. Pero afirma entre los que confía que Báez y Pérez Gadin, padres e hijos, están muy complicados al igual que Fabián Rossi. Hay más videos. Y muy impactantes. ¿Podría seguir escalando en las responsabilidades políticas para que se sembrase un campo de impunidad? No parece por ahora que el “Lázaro gate” apunte hacia Santa Cruz. “Para eso está la causa Hotesur”, graficó un juez de Comodoro Py que cree que la contratación directa de los hoteles por parte de Aerolíneas Argentinas no necesita más prueba para perturbar el prontuario de la familia que ejerció el poder hasta el año pasado.
El kirchnerismo ha decidido agitar sus pancartas religiosas bajo el lema de “con nosotros o en nuestra contra”. Está dispuesto a decir, sin ponerse colorado, que lo dólares vistos en los videos son poco claros. Se esperan instrucciones desde Santa Cruz, en donde las confesiones de la ex presidenta están reservadas a muy pocos. Como cuando gobernaba. El aislamiento político no era por el ejercicio del poder. Es un rasgo de personalidad.
Sí se supo que Cristina Kirchner mandó a operar a sus seguidores fieles a favor de Daniel Scioli en la interna partidaria. Aunque cueste creerlo, el ex motonauta no se ha divorciado de la dos veces presidenta y cree que su apoyo le servirá para salvar su carrera tras la derrota. Los más perversos ven en el gesto de la doctora Fernández el modo de taponar toda depuración peronista hasta que ella decida volver. Entretengamos al partido con alguien que debería estar en retiro efectivo mientras el tiempo juega a nuestro favor, sería el lema. Porque entendámoslo bien: Cristina sueña con el regreso por aclamación. Para ello, necesita de un partido atomizado y de un gobierno que trastabille y no acierte.
Por lo primero, los gobernadores del PJ se han emancipado de ella mucho más rápido de lo esperado. Por convicción o conveniencia los otrora seguidores de Cristina le han dado la espalda en el proyecto de admitir la negociación con los holdouts y eso parió la furia de la residente en Santa Cruz. En los próximos días, la familia Kirchner deberá enfrentar el que se pongan a la luz las auditorías que muestren cómo se enviaba dinero a la Túpac Amaru de Milagro Sala. Allí hay dos firmas de pureza K: Julio De Vido, con las obras públicas y nada menos que Alicia Kirchner, otrora jefa de la cartera de Desarrollo Social. Uno de los peritos de esas cuentas dice que la ausencia de todo comprobante del giro de dinero a la organización jujeña y el capricho arbitrario para su disposición espantan.
Por lo demás, el argumento de un país inestable en el prisma socioeconómico para pensar en la vuelta de Cristina tiene muchos interrogantes. El gobierno de Cambiemos aburre con la exhibición de encuestas que probarían que 8 de cada 10 argentinos sigue teniendo esperanzas en esta gestión y cree que el eje del mal son los tres períodos kirchneristas. Claro que la herencia es mucho peor de lo que se ha contado. Aquí, otra vez, son los sondeos populares los que llevaron a Mauricio Macri y, especialmente, a María Eugenia Vidal a evitar detallar toda la verdad: “La gente no está en condiciones de semejante baño de realidad”, aseguran que concluyen los focus groups.
Más allá de esta adicción estadística, sería bueno que el presidente y su equipo abandonen las planillas de Excel y se sumerjan en la realidad cotidiana del aumento desmesurado de precios y las complicaciones sociales de los que menos tienen. Una parte del gabinete, Alfonso Prat Gay, Carolina Stanley y hasta Gabriela Michetti, encabezan el grupo de los que dicen que hay que dar respuestas concretas a las clases populares. La ortodoxia del PRO, en cambio, cree que hay que profundizar los ajustes porque sólo ahora, y nunca más, habrá apoyo basado en las expectativas que permitan hacerlo. “El año que viene es electoral y ya hablaremos sentados en 365 días de gestión. Lo que hay que hacer, hay que hacerlo ahora. No hay más margen”, dijo uno de los ministros del ala dura que, cuando se lo consulta sobre este escenario provechoso para que el peronismo o la propia Cristina se rearmen, vuelve a mostrar otra encuesta que asegura que eso es imposible.
FUENTE:

http://www.lacapital.com.ar/columnistas/Lnovaresio/noticia_0133.html

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