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13reinamar, 31 mayo 2016
Walter Goobar
Sputnik

"Hillary Clinton nos puede conducir a la Tercera Guerra Mundial", advierte la periodista estadounidense Diana Johnstone, autora del libro 'Hillary Clinton: Reina del caos', publicado en inglés, francés, italiano, portugués, alemán y sueco, pero que todavía no está editado en español.

En diálogo con el autor de esta nota, Johnstone sostiene que Clinton tal vez sea más peligrosa que su contrincante, el Republicano Donald Trump: "es difícil responder a qué candidato es el más peligroso: "La dificultad de esa pregunta es que no podemos estar seguros sobre lo que Trump realmente haría si llegara a la Casa Blanca: él es contradictorio e impredecible, ha capturado al partido Republicano, pero con Hillary está muy claro porque ella tiene detrás al partido de la Guerra —es decir, los neoconservadores e intervencionistas que están empujando a nuevas guerras, incluyendo contra Rusia—. Lo conocido respecto de Hillary es tan malo que torna lo desconocido de Trump en algo mejor. Un punto a favor de Trump es que ha dicho que quiere mejorar las relaciones con Rusia, lo peor que podría pasar, es una guerra nuclear entre las dos superpotencias".


Especializada en la política exterior de Occidente, Diana Johnstone fue activista contra la guerra de Vietnam. Ha sido jefa de prensa del partido alemán Los Verdes en el Parlamento Europeo. Colaboradora, entre otros, de la revista Counterpunch, Johnstone, se hizo conocida en Europa por sus críticas a la política occidental durante las guerras en los Balcanes. Entre sus obras se encuentra "Cruzada de tontos: Yugoslavia, la OTAN, y los delirios occidentales" (2003).

Johnstone remarca que "Trump consigue titulares porque es una novedad, un 'showman' que dice cosas chocantes. Es visto como un intruso en un espectáculo electoral diseñado para transformar a Clinton en la "primera mujer presidenta de América". ¿Por qué la llamo reina del caos? En primer lugar, por Libia. Hillary Clinton fue en gran medida responsable de la guerra que hundió a Libia en el caos, un caos que se extiende hacia el resto de África e incluso a Europa. Ha defendido más guerra en Oriente Medio.

Comentario: Coincidimos con la responsabilidad de Hilary en Libia. Aunque utilizar la palabra "guerra" le da un tono simétrico a lo ocurrido allí. En Libia tomo lugar una invasión externa y una masacre desmedida que destrozó el país, que no tuvo mucha capacidad de responder de manera adecuada.
Mi opinión no es que Hillary Clinton también debería ser motivo de preocupación. Ella es el principal motivo de preocupación. Clinton promete apoyar más a Israel contra los palestinos. Está totalmente comprometida con la alianza de facto entre Arabia Saudí e Israel, que tiene como objetivo derrocar al presidente sirio Bachar Assad, fragmentar Siria y destruir la alianza chií entre Irán, Assad y Hezbollah. Esto aumenta el riesgo de confrontación militar con Rusia y Oriente Medio. Al mismo tiempo, Hillary Clinton defiende una política beligerante hacia Rusia en su frontera con Ucrania.
Johnstone cree que Hillary podría desencadenar una Tercera Guerra Mundial, de manera accidental, como resultado de una escalada de la tensión en las fronteras de Rusia. EEUU está perfeccionando su arsenal nuclear por valor de 2.000 billones de dólares, y los rusos no pueden contemplar esto como meros espectadores pasivos. Los estadounidenses calculan que los rusos siempre van a retroceder, pero puede llegar un momento en que no lo hagan....

"Los medios de comunicación europeos han presentado en su mayoría a Hillary Clinton como la alternativa sensata y moderada al bárbaro de Trump. Sin embargo, Trump, el "bárbaro", está a favor de reconstruir la infraestructura del país en vez de gastar el dinero en guerras en el extranjero. Es un empresario, no un ideólogo.

Comentario: Pero también es un xenófobo racista e ignorante títere de trapo. Con todo el respeto que se merece Donald Trump, es inimaginable que alguien considere a este ser como material presidencial.

Trump ha declarado claramente su intención de poner fin a la peligrosa demonización de Putin para desarrollar relaciones comerciales con Rusia, lo que sería positivo para Estados Unidos, para Europa y para la paz mundial. Curiosamente, antes de decidir presentarse como republicano, para consternación de los líderes del Partido Republicano, Trump era conocido como demócrata y estaba a favor de políticas sociales relativamente progresistas, a la izquierda de los actuales republicanos o incluso de Hillary Clinton.

Trump es impredecible. Su reciente discurso en AIPAC, el principal lobby pro-israelí, fue excesivamente hostil hacia Irán, y en 2011 cayó en la propaganda que condujo a la guerra contra Libia, incluso si ahora, retrospectivamente, la critica. Es un lobo solitario y nadie sabe quiénes son sus asesores políticos, pero hay esperanza de que arroje fuera de la política a los neoconservadores e intervencionistas liberales que han dominado la política exterior estadounidense durante los últimos quince años.

Comentario: No, no es en 'retrospectiva' que critique la invasión en Libia porque se dio cuenta del error en política exterior. Es simplemente porque es el punto mas frágil de Hilary entonces sus "asesores maravilla", como los llama la autora, le recomendaron atacar en ese punto.

Suena como si a Diana Johnston le hubiese funcionado la propaganda de Trump acerca de su supuesta independencia financiera. Un hecho que él presenta como una muestra de su supuesta autonomía para tomar decisiones. Trump es un adulto con la inteligencia de un infante. Su manera burda de expresar insultos y ataques a todo el mundo resuena con personas que comparte esta misma característica. El hecho de que Hillary sea tan espantosa no hace que Trump sea menos un infante con peluca y bronceado.

Aunque sus asesores de campaña se empeñan en machacar la experiencia de Clinton sobre sus contrincantes, esto es un mito. Para empezar, el demócrata, Bernie Sanders, ha sido alcalde, congresista y senador durante más tiempo y ha revalidado el cargo en más ocasiones que Clinton. La candidata comenzó además su carrera en el consejo directivo de Walmart, donde secundó la agresiva política antisindical del fundador de la empresa, Sam Walton. Clinton, aseguró un miembro del consejo al diario Los Angeles Times, fue en todo momento "parte de esas decisiones".

Más tarde, Clinton apoyó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), cuyas consecuencias sufrieron no solamente los trabajadores estadounidenses, con la desaparición de miles de puestos de trabajo y la deslocalización de industrias, sino también los mexicanos, con la explosión al otro lado de la frontera del número de maquiladoras, donde la ausencia de derechos laborales y los bajos salarios eran la norma. Como senadora, su mayor contribución fue el apoyo a la guerra de Irak, antes de acceder al cargo de secretaria de Estado, una concesión de Obama al 'establishment' de su partido.

Johnstone puntualiza que la experiencia de Hillary no es el motivo de su candidatura, sino, más bien, la candidatura es el motivo de su experiencia. En otras palabras, Hillary no es candidata debido a que su trayectoria haya inspirado a la gente a escogerla como aspirante a la presidencia. Es más correcto decir que ha acumulado ese currículo justamente para cualificarse como presidente.

Durante unos veinte años, la máquina clintonita que domina el Partido Demócrata ha planeado que Hillary se convierta en "la primera mujer presidenta de EEUU" y su carrera se ha diseñado con ese fin: primero senadora de Nueva York, después secretaria de Estado.

Lo segundo concierne al contenido y la calidad de esa famosa experiencia. Se ha empecinado en demostrar que es dura, que tiene potencial para ser presidenta. En el Senado votó a favor de la guerra de Irak. Desarrolló una relación muy cercana con el intervencionista más agresivo de sus colegas, el senador republicano por Arizona John McCain. Se unió a los chovinistas religiosos republicanos para apoyar medidas como hacer que quemar la bandera estadounidense fuese un crimen federal. Como secretaria de Estado, trabajó con "neoconservadores" y esencialmente adoptó una política neoconservadora utilizando el poder de Estados Unidos para rediseñar el mundo.

Respecto a Honduras, su primera importante tarea como secretaria de Estado fue proporcionar cobertura diplomática para el golpe militar de derecha que derrocó al presidente Manuel Zelaya. Desde entonces Honduras se ha convertido en la capital con más asesinatos del mundo. En cuanto a Libia, Clinton y sus asesores inicialmente planearon utilizarla como base para una 'doctrina Clinton', que buscaba una estrategia de cambio de régimen 'inteligente' —'smart power' regime change strategy", en inglés—, explica Johnstone. El derrocamiento de Gadafi estaba concebido como el primer acto de una nueva serie de "intervenciones humanitarias", aunque el bombardeo sobre Libia duró seis meses. Clinton celebró entre risas el asesinato de Muamar Gadafi parafraseando al emperador Julio César: "llegamos, vimos y se murió".

Orgullosa de su triunfo, continuó esa política con la desestabilización de Siria, sin la cual no habría surgido la organización terrorista Estado Islámico, ni se habría desatado una crisis humanitaria con la llegada de miles de refugiados a la Unión Europea.

Si se examina atentamente, su "experiencia" más que cualificarla para el puesto de presidente, la descalifica.

Como secretaria de Estado, Clinton anunció en 2012 un giro en la política exterior estadounidense. Según el libro de Johnstone este giro significa un desplazamiento del poder militar estadounidense, en particular naval, desde Europa y Oriente Medio al Pacífico occidental. Supuestamente, porque debido a su creciente poder económico, China se ha convertido en una amenaza potencial en términos militares. El cambio de doctrina implica la creación de alianzas antichinas entre otros Estados de la región, lo que con toda probabilidad incrementará las tensiones, y rodeando a China con una política militar agresiva se la empuja efectivamente a una carrera armamentística. Hillary Clinton apuesta por esta política y si llegase a la presidencia la intensificaría.

Para Johnstone, cuando Bill Clinton terminó su mandato, los Clinton se trasladaron de la Casa Blanca a Wall Street, de la presidencia al mundo de las finanzas. Sus amistades en el sector bancario les permitieron crear una fundación familiar ahora valorada en 2.000 millones de dólares. Los fondos de la campaña proceden de fondos de inversión amigos que colaboran de buen grado. Las arcas de los Clinton están llenas. El fondo de George Soros aportó 7.039.800 dólares y otros 'hedge funds' como Pritzker Groups 2.814.343 dólares o Saban Capital Group contribuyó con 2.531.995 dólares, y el capital, como decía Oskar Lafontaine, nunca da sin pedir nada a cambio. La aspirante demócrata también tiene en su bolsillo a los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales, que han hecho todo lo que estaba en su mano para marginar la campaña de Bernie Sanders, como ha denunciado el observatorio de medios FAIR.

Johnstone siempre ha criticado el apoyo de los partidos de izquierda a las llamadas "intervenciones humanitarias" de Estados Unidos: La propaganda neoliberal dominante justifica la intervención militar por motivos humanitarios, para "proteger" a la gente de "dictadores". Esta propaganda ha tenido mucho éxito, especialmente en la izquierda, donde con frecuencia se acepta como una versión contemporánea del "internacionalismo" de la vieja izquierda, cuando en realidad es todo lo opuesto: no se trata de las Brigadas Internacionales y su idealismo, combatiendo por una causa progresista, sino del Ejército estadounidense bombardeando países en nombre de alguna minoría que puede acabar demostrándose como un grupo mafioso o terroristas islámicos.

El mes pasado, en el New York Times, el periodista Mark Landler, con el titulo de 'Cómo Hillary Clinton se convirtió en un halcón' delineó un retrato político. Landler no hizo más que exponer la forma en que la senadora y más tarde secretaria de Estado se hizo a sí misma hasta convertirse esencialmente en una fanática seguidora de los militares, lisonjeando a algunos comandantes o excomandantes que iban desde el por entonces general David Petraeus hasta el analista de la Fox y general retirado Jack Keane; Landler explica cómo, digamos, se convirtió en un personaje —incluso en el panorama político actual— notable por su "apetito por el compromiso militar en el extranjero".

Comentario: Si existe algo fabuloso acerca de la época de elecciones en Estados Unidos es que la cantidad de información acerca de los candidatos se hace visible. Este es el panorama electoral que EE.UU. se merece. Una mujer sin consciencia que es adicta a la guerra y la busca de manera abierta. O un bufón sin vergüenza que no comprende la mitad de lo que dice. Una nación con una clase política tan corrupta que es imposible vislumbrar un candidato humano entre los dos más populares en el país.

Fuente:

https://es.sott.net/article/46291-Hillary-la-reina-del-caos

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