"LOS ÁRABES DEJARON DE SER CORDEROS: NO VAN A ACEPTAR REGÍMENES OPRESORES"
Dos especialistas internacionales hablaron con LA NACION sobre el futuro de las revueltas
Viernes 20 de mayo de 2011
Paula Markous
LA NACION
Cinco meses después del inicio de las revueltas en el mundo árabe, los países avanzan hacia una resolución democrática, a tal punto de que ya no hay vuelta atrás, coinciden la mayoría de los expertos. Pero ¿qué sigue? ¿Se llegó al punto máximo de la llamada primavera árabe? ¿Qué escenario se puede prever en Siria?
Dos expertos internacionales, invitados por la Universidad Nacional de Tres de Febrero para participar de un seminario sobre los cambios en el mundo árabe, la semana pasada, hablaron con LA NACION sobre estas cuestiones.
Françoise Dreyfuss, profesora de la Universidad de la Sorbona de París y asesora de la Unión Europea (UE) en temas palestinos, y Miguel Hernando de Larramendi, doctor en Estudios Arabes e Islámicos y académico de la Universidad Castilla-La Mancha, explicaron algunas de las lecciones que dejan las revueltas.
"Aunque se tenga la sensación de que ahora se detuvo un poco el proceso democratizador, de que hay una calma, en realidad, no la hay. Nada será igual a continuación. Es decir que aunque hoy en Bahrein sigue habiendo un monarca, aunque en Libia el señor Khadafy permanece en el poder, a mediano plazo va a haber cambios. No puedo decir cuáles. Pero hay que estar atentos en los lugares donde uno piensa que no pasa nada, como Bahrein o Jordania", dijo Dreyfuss.
Según la especialista, la lección más importante que dejaron las revueltas se la explicó una amiga palestina mientras veían juntas por televisión las manifestaciones en la plaza Tahrir, de Egipto, en febrero.
"«Los árabes dejamos de ser corderos», me dijo. Ella no pensaba sólo en los egipcios, sino en los árabes. Dejaron de ser corderos: es decir, no van a aceptar regímenes opresores."
Larramendi no quiso adelantar un pronóstico, pero insistió: "Debemos corregir el prisma ideologizado con el que miramos a las sociedades árabes". "En un mundo globalizado, la gente tiene expectativas que van más allá del factor religioso", dijo.
"La gran lección que nos deja este proceso es que es falaz el argumento de que había sociedades que eran incompatibles con la democracia."
Dreyfuss recalcó, de todos modos, que el proceso democratizador llevará tiempo y subrayó que todavía persisten los conflictos en Túnez y en Egipto. "No se pasa de la dictadura a la democracia así nomás. La Revolución Francesa duró diez años. No les pidamos a los egipcios o a los tunecinos que en dos días hagan lo que los demás hicieron en varios años", dijo la especialista.
Con respecto a la situación en Siria, donde las manifestaciones contra el régimen de Bashar al-Assad dejaron 800 muertos, según organizaciones humanitarias, Larramendi sostuvo que el "proceso no será fácilmente reversible porque la gente continúa protestando y ha caído el llamado muro del miedo. Se produjo un clicque modificó la cultura política y la percepción que la población tiene de lo que está ocurriendo".
Además, agregó que "la caída de Al-Assad puede tener efectos desestabilizadores sobre Israel, el Líbano, y puede realmente transformar el statu quo regional".
Dreyfuss coincidió con Larramendi. "El régimen sirio se ha fragilizado y en un futuro que yo desconozco esto va a producir consecuencias. Pero tal vez dentro de 20 años, no lo sé", sostuvo.
Por otro lado, la especialista de la Sorbona se mostró muy crítica con la intervención en Libia.
"En mi opinión fue una propuesta imbécil de los franceses. Sobre todo porque Francia tomó esta postura por razones que no tienen nada que ver con la política en el sentido noble del término. Convencimos a los ingleses y corrimos con la OTAN, por supuesto, a bombardear un país del que no sabíamos nada. Se interviene pensando que en un par de días Khadafy se habrá ido y listo. Por eso se hizo", dijo.
Por último, Dreyfuss sostuvo que es "poco probable que los norteamericanos invadan Siria". "Se van a concentrar más en Irak y Afganistán, que en el resto de los países. Pueden tomar alguna sanción económica, ya que eso es bueno para la publicidad, pero nada más", concluyó.