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dolaresfajo1UNA CRISIS EN LA QUE TODOS PERDIERON
Ben Fellner  Agencia AP
01 de agosto de 2011
WASHINGTON.- No se puede cambiar la forma en la que funciona Washington. Porque no funciona.
A pesar del acuerdo anunciado anoche por el presidente Barack Obama y por los republicanos, el daño ya está hecho.
La gente está harta. La confianza en el sistema político se hunde. Los mercados están espantados. La reputación mundial de Estados Unidos se desploma. ¿Y saben qué es lo más insólito? Que todo este desgarrador esfuerzo por achicar la deuda puede terminar incrementándola. El acuerdo que votará hoy el Congreso puede no ser lo suficientemente amplio como para impedir que las agencias calificadoras le bajen la nota a Estados Unidos. Eso aumentaría el costo del dinero que el gobierno debe pedir prestado... ni hablar del precio del dinero para los privados.
El papelón de las últimas semanas tuvo a Washington de rodillas. Obama calificó la situación como un "circo". Un legislador incluso se sintió obligado a pedirle perdón a la gente.
Las encuestas muestran que la confianza en el gobierno está en su peor momento en décadas. Un sondeo de ABC Washington Post reveló que el 80% de la gente está molesta o descontenta con el gobierno. Al hacer un llamado a los partidos a trabajar juntos, Obama dijo: "Es lo mínimo que se debería esperar de nosotros, y no lo máximo".
Pero lograr incluso lo mínimo pareció imposible. El momento que vivió Washington comenzó como algo grande: un esfuerzo bipartidista por dejar una verdadera marca en la deuda a largo plazo, encarando temas que son genuinamente difíciles para ambos partidos. Pero evolucionó hasta convertirse en un loco debate sobre si se elevaría el techo de endeudamiento antes de mañana, para que el país pueda pagar sus cuentas.
No hay que olvidar que a los votantes les gusta que sus representantes hagan su trabajo. El objetivo de impedir una catástrofe económica autoinfligida dista mucho de cualquier estándar de excelencia.
Ahora que todo esto está terminando, los políticos tratarán de sacar rédito como sea, y culparán a sus opositores por el largo y bochornoso espectáculo. Los resultados se verán a través del prisma de las elecciones 2012, en términos de quién salió mejor parado.
Pero ése no es el punto. En el sentido más amplio, todo el mundo salió perdiendo de esta crisis. "Dejaron expuesto un proceso al que por lo general no se le presta la menor atención. Es grotesco y completamente disfuncional", dijo Norman Ornstein, del Instituto Norteamericano de la Empresa. "Esa imagen ya no va a cambiar."
Consideremos algunos de los muchos mecanismos de funcionamiento que Washington no logró cambiar.
•    Ante un problema grave, desde el monto de la deuda hasta el papel del gobierno, el votante podría haber esperado un debate amplio y abierto. Por el contrario, presenció confusas negociaciones secretas y declaraciones estridentes. Obama y el líder republicano John Boehner protagonizaron un duelo de conferencias de prensa para repartir culpas, y luego dieron discursos para intentar influir sobre la opinión pública. Obama llegó a decir que Boehner no le contestaba las llamadas.
•    El Congreso, como de costumbre, agotó todas sus opciones antes de considerar un potencial acuerdo sobre la hora. Según dicen en Washington, eso es normal, incluso esperanzador. Mientras tanto, un país cansado seguía atentamente los noticieros preparándose para vivir en default por primera vez en la historia.
•    Boehner suspendió la votación sobre su propuesta de ley para tratar de reunir los votos que le faltaban. Un funcionario de la Casa Blanca dijo que este tipo de actitudes alimenta el odio hacia Washington. La oficina de Boehner respondió que, incluso para Washington, fue un gran cambio: al menos no intentó hacer aprobar la ley entre gallos y medianoches.
•    A Obama lo castigaron por no poner su plan por escrito. La Casa Blanca dijo que hacerlo sería sellar la derrota de la propuesta, porque los republicanos no pueden apoyar nada que proponga Obama.
•    El presidente dijo que el mundo está observando. La comunidad internacional, en realidad, observaba aterrada cómo una superpotencia se batía y se debatía por reducir su exorbitante deuda.
•    Las voces moderadas de ambos partidos han ido desapareciendo, en parte debido a que las elecciones distritales obligaron a tomar partido por uno u otro bando.
A Obama le gusta recordar que el votante esperaba más cuando les dio a los demócratas el control de la Casa Blanca y el Senado, y a los republicanos el control de la Cámara baja.
"El pueblo norteamericano puede haber votado por un gobierno dividido, pero no votó por un gobierno disfuncional", dice el presidente.
Lástima que hayan obtendido ambas cosas.

http://www.lanacion.com.ar/1394051-una-crisis-en-la-que-todos-perdieron

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