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04traslaventanaOMISIONES LIMITANTES
Fecha Publicación: Martes, 15 de Noviembre de 2011
Leticia Oraisón de Turpín (*)
Con frecuencia vemos o escuchamos groserías, avasallamientos, prepotencia y desconsideración en el trato social y comunitario. Si tenemos escrúpulos y una recta conciencia, repudiamos interiormente todas las desigualdades e injusticias que observamos o conocemos. En algunos casos la reacción incluso puede ser exteriorizada y entonces, anulamos o reclamamos los gestos incorrectos y perjudiciales para con nosotros o nuestro prójimo.
Pero a veces no llegamos a advertir aquellas situaciones igualmente dañinas que son fruto o resultado de omisiones, de faltas, que se generan en la inacción. La omisión es todo el bien que podemos hacer y no hacemos.
Porque no solo se perjudica con la acción, también se puede lastimar o dañar con la falta de intervención, y a eso normalmente le llamamos ‘omisión‘
Todo aquello mal hecho o procedimiento mal encarado, que no se corrige, es una mala acción, y proviene de la paralización, de la falta de reacción o respuesta que necesariamente debía hacerse y se obvió.
Aquello que pudimos o debimos hacer y no hicimos, seguro que perjudica o lastima a alguien; aquella frase que no atendemos por apuro o distracción, probablemente hirió a quién la pronunció esperando respuesta; como la carta que no contestamos, o el llamado que no hicimos, cuando había alguien esperándolo. Un saludo que dejamos pasar, una felicitación merecida, pero ignorada, es lo mismo que el favor que postergamos hacer y que llegó tarde.
Todas las cosas que podemos hacer y no hacemos en bien de los otros, por pereza, indiferencia, egoísmo, comodidad o distracción, son actos de ‘omisión‘, que debemos rectificar en lo posible y toda vez que pueda corregirse.
Es posible y muy probable, que muchas oportunidades hayan pasado y no vuelvan a repetirse, pero el reconocimiento de la inacción, puede en cambio conseguir que en sucesivas ocasiones, respondamos movilizando nuestras energías en acciones positivas y beneficiosas para nuestro prójimo y porque no, para nosotros mismos, ya que la omisión de actos necesarios, pueden repercutir en desmedro nuestro, cuando no tomamos los recaudos necesarios, para nuestra salud, nuestro trabajo o nuestras relaciones y afectos.
Omisión es, falta de acción, olvido, descuido y desatención; es paralización que puede llegar a anular nuestros proyectos, ilusiones y mejores empeños.
Todo esto, sin dejar de tener en cuenta que hay otras omisiones mucho más peligrosas y dañinas para la comunidad, como las omisiones de la verdad, que se difunden, confundiendo, engañando y soslayando la realidad, para instalar ideologías mentirosas y convenientes para los manipuladores de turno. A este respecto hay que estar muy atentos y tener claras las ideas para no ser colonizados y terminar transformados en esa ‘masa ideologizada‘ que no se anima a desentonar con lo que le mandan desde los medios de comunicación.
No dejemos pasar la vida, mirándola detrás de una vidriera, antes bien, participemos activamente y los beneficios se expandirán a nuestra vida y a la de los que nos rodean.
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(*) Orientadora Familiar

http://www.el-litoral.com.ar/leer_noticia.asp?IdNoticia=179007

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