LA VIOLENCIA SIRIA Y EL TRAUMA DE LIBIA
21-06-2012

Estados Unidos y la Otan quieren detener la violencia en Siria. Procuran evitar el trauma de Libia, donde después de la intervención y el posterior asesinato del dictador Kaddafi, se desató una ola de violencia interna. El Observatorio Sirio por los derechos humanos estima que más de 14.000 sirios, entre combatientes y civiles, han muerto en Siria desde que estalló en marzo de 2011 una revuelta contra el gobierno de Al Assad.
Por Alberto Galeano, de Télam

La OTAN padece el trauma de la intervención en Libia. Quizá por esa razón Estados Unidos y la Alianza Atlántica piensan ahora que su objetivo inmediato es detener la violencia en Siria.
Y en ese camino espinoso está también Francia, país que propone endurecer las sanciones económicas contra el gobierno de Bashar al Assad e imponer una zona de exclusión aérea a través de la ONU, así como implementar el plan de paz ideado por ese organismo multinacional y la Liga Arabe.
El trauma de Libia, donde después de la intervención de la Organización del Atlán-tico Norte (Otan) a mediados de marzo de 2011, y el posterior asesinato del dictador libio Muammar Kaddafi -nunca esclarecido-, se desató una ola de violencia interna, sigue obsesionando a la Alianza Atlántica.
La intervención para establecer una zona de exclusión aérea para proteger a los civiles en Libia fue aprobada por diez de los quince miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero Rusia, China, India, Brasil y Alemania se abstuvieron.
Posteriormente, las fuerzas de la Otan favorecieron a los rebeldes que derrocaron a Kaddafi, desatándose tras su muerte una serie de conflictos tribales que podrían dividir el país en tres zonas administradas por gobiernos autónomos.
La pasada semana, la ONU acusó al go-bierno de Al Assad de usar a niños como escudos humanos y al opositor Ejército de Siria Libre (ESL) -formado por muchos desertores- de reclutar a chicos para pelear en el frente.
“No habíamos visto nada igual hasta ahora, quizá en los casos de torturas de las guerras del Congo o en Ruanda (entre 1990 y 1994)”, dijo Alec Wargo, responsable del informe de la ONU que estudia la violencia contra los menores en Siria. Este estudio no incluye las recientes matanzas en las ciudades de Houla (oeste de Siria) y de Al Qubeir (centro), donde murieron 108 personas, entre ellos 49 niños, y cerca de 80 civiles, respectivamente.
En medio de este panorama, Rusia, uno de los aliados de Siria, envió nuevos helicópteros de combate a Damasco, lo que podría provocar una nueva escalada de violencia, según señaló la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
El Observatorio Sirio por los derechos humanos, con sede en Londres, estima que más de 14.000 sirios, entre combatientes y civiles, han muerto en Siria desde que estalló en marzo de 2011 una revuelta contra el gobierno de Al Assad. La ONU reconoce más de 10.000 muertos por el conflicto.
“El problema es que poner a las fuerzas militares extranjeras dentro de esta situación, que está a punto -como todo el mundo dice- de entrar a una guerra civil, se convertirá en una guerra de poder”, dijo la vocera del Departamento de Estado, Victoria Nola.
Los rebeldes desmienten que haya extranjeros en sus filas, aunque admiten que cuentan con el apoyo de combatientes yihadistas y miembros de Al Qaeda, mientras el gobierno de Al Assad señala que se enfrenta a “terroristas y yihadistas” que pelean junto al ESL.
Otra polémica que estalló en estos días está referida a la posibilidad de que exista una guerra civil en Siria.
Al respecto, el jefe de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, Hervé Ladsous, señaló: “Sí (hay guerra civil). Podemos afirmarlo. Claramente lo que está sucediendo es que el gobierno de Siria perdió gran parte de su territorio, varias ciudades frente a la oposición y quiere recobrar su control”.
Rusia, uno de los principales aliados de Damasco junto con Irán, negó tajantemente que discuta con Estados Unidos el futuro de Siria luego de la supuesta caída de Al Assad.
Moscú, antiguo aliado de Damasco cuando existía la Unión Soviética, no quiere perder la influencia que tiene a través de Da-masco sobre varios países de Medio Orien-te, tras oponerse junto con China a una intervención de la ONU en Siria. Pero hay muchas diferencias entre la rebelión que derrocó a Kaddafi y el actual conflicto sirio, entre ellas el grado de capacitación de las fuerzas de uno y otro bando, señalan analistas.
Al Assad es apoyado por el conjunto de las fuerzas armadas, con el respaldo de la minoría alauita -una rama chiíta del islam- mientras que unos 15.000 miembros del ESL se enfrentan al presidente sirio mal equipados y desorganizados.
No hay muchas semejanzas entre Kadda-fi, ex líder del Tercer Mundo que intervino en varios conflictos africanos, y el oftalmólogo Al Assad, aliado de Irán y de la guerrilla libanesa de Hezbollah. Más allá de cualquier comparación hay que tener en cuenta que Siria juega un papel central en el mapa Medio Oriente.