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05ninosfuturoLOS NIÑOS, FUTURO DE LA HUMANIDAD
14-08-2012
REFLEXIONES
No hay todavía en los niños especulación ni egoísmo, envidia ni competencia, rencor ni odio; solo espontaneidad, candor, felicidad y regocijo, que aflora rápidamente con solo incentivarlos mínimamente. Lamentablemente hay muchos niños que sufren, por la miseria ambiente, por maltrato de los adultos o por las guerras en que quedan atrapados y a pesar de sus naturales atributos, no pueden sentir, ni vivir, la alegría de una sana y natural niñez.
Por Leticia Oraisón de Turpín (*)
Este domingo pasado se celebró el “Día del Niño” y todos sin excepción nos alegramos de los festejos que se realizaron para el alborozo y la distracción de los más pequeños.
¡Claro, lógico! Quién puede oponerse o disgustarse por el disfrute sano y refrescante de los niñitos en un día tan especial, o en cualquier otro momento de la vida, por cotidiano y ordinario que sea.
Los niños son la salud, la alegría y sobre todo la inocencia de la humanidad. No hay todavía en ellos especulación ni egoísmo, envidia ni competencia, rencor ni odio; solo espontaneidad, candor, felicidad y regocijo, que aflora rápidamente con solo incentivarlos mínimamente.
Todo es juego y diversión, si tienen la oportunidad de vivir sanamente en ambientes propicios para su desarrollo completo y armonioso.
Lamentablemente, ésta situación de la vida no siempre se da y hay muchos niños que sufren, por la miseria ambiente, por maltrato de los adultos o por las guerras en que quedan atrapados y a pesar de sus naturales atributos, no pueden sentir, ni vivir, la alegría de una sana y natural niñez.
Todas éstas circunstancias desfavorables, siempre son responsabilidad de los mayores, de los que deciden sobre la vida de los más débiles, o sea, son el resultado maligno de las decisiones de los poderes imperantes en el momento y lugar en que se desarrollan.
Por eso, todos podemos fomentar, desplegar y descubrir políticas beneficiosas y favorecedoras de mejores espacios de vida y colaborar para hacerlas realidad, tratando de “cambiar el mundo”, aunque parezca imposible, utópico e irrealizable.
Si no nos creemos capaces de hacerlo, pensemos al menos, en el relevo que viene apresurado a suplantarnos, promoviendo entre ellos “la educación del amor”, la compasión y el respeto por el prójimo.
Parece tan poco y es mucho, es viable y posible; el hombre no solo puede cambiar, sino que debe hacerlo imperiosamente, para salvar la especie humana, que está ahora poniendo en peligro.
Ésta generación ampulosa y paradójicamente, parece preocuparse por los más chicos y festeja y promueve fiestas como la del “Día del Niño” y mientras tanto, legisla en contra de su vida y seguridad, queriendo transformar el vientre materno en el sepulcro de los más indefensos, además de querer imponer técnicas de inseminación artificial en las que se descartan sin pudor, infinitas vidas humanas al desecharse los embriones no utilizados.
Pensar que el líder, mentor y creador del Partido Político mayoritario en las Cámaras, decía que “los únicos privilegiados son los niños”, axioma que sus seguidores a ultranza, no debieran desconocer u olvidar, para no permitir que éstas propuestas de muerte prosperen y termine siendo legal e impune en nuestra Argentina, matar a un niño por nacer.
Porque sería muy triste, que solo recordemos al final de nuestras vidas, la sentencia de Jesús, cuando dijo “Dejen a los niños y no les impidan que vengan a Mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos” (Mt.19;14 - Mc.10;14 - Lc.18;16).
Tratemos que no se nos haga tarde para actuar.

(*) Orientadora Familiar

http://www.ellitoral.com.ar/es/articulo/213088/Los-ninos-futuro-de-la-humanidad

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