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09atuchariesgoLA ARGENTINA Y EL RIESGO DE LA ENERGIA NUCLEAR
La sociedad debe determinar si se continúa usando este tipo de energía o si se buscan alternativas no contaminantes
Jueves 23 de agosto de 2012
Ha llegado el momento de un debate serio sobre si nuestro país debe seguir adelante con su plan de construcción de más centrales nucleares, ante la noticia, confirmada por la Agencia de Energía Nuclear de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), de que pertenece a la central nuclear argentina Atucha I uno de los 19 reactores en operación con vasijas provistas por la empresa holandesa Rotterdamsche Droogdok Maatschappij (RDM), similares a las de la planta nuclear belga Doel 3 que presentaron, recientemente, miles de fisuras.
Ocurre que las fallas detectadas en la central belga, asignadas a un defecto de fabricación, fueron descubiertas en una inspección de seguridad rutinaria en la central y se presume que se trata de un defecto de fabricación que podría originarse en la calidad del acero empleado. Como no se descarta que este tipo de fisuras puedan encontrarse en vasijas similares, se ha producido, evidentemente, una preocupación global que afecta a nuestro país por Atucha I, situada a 100 km de la ciudad de Buenos Aires, en el partido de Zárate, provincia de Buenos Aires.
La Agencia Federal belga de Control Nuclear (AFCN) dispuso de inmediato poner el reactor de Doel 3 fuera de funcionamiento, como medida de precaución, y convocar a una reunión de físicos nucleares de las naciones involucradas, incluida la Argentina, con el fin de informarlos sobre los problemas sufridos y advertir sobre los posibles riesgos.
El gobierno belga ha anunciado, con anterioridad a este hecho, que se sumará, al igual que otras naciones como Alemania, Suiza e Italia, al fin definitivo del uso de la energía nuclear en favor de las renovables. Se trata de un proceso paulatino que empezará en 2015 y culminará en 2025. Es que, tan sólo el año pasado, en las plantas nucleares de Bélgica se registraron catorce incidentes: once calificados como de primer nivel (sin consecuencias) y dos de segundo (violación considerable de medidas de seguridad), según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares (INES). En el caso de Alemania, el año pasado el Parlamento ratificó por amplia mayoría el fin definitivo del uso de la energía nuclear, lo cual implica que las centrales existentes se irán desmantelando en varias fases hasta 2022, comenzando por los reactores más viejos e inseguros, que no volverán a ponerse en marcha. En Suiza se prevé que para 2034 habrán cerrado sus cinco centrales.
Varias organizaciones ambientalistas solicitaron a la Autoridad Regulatoria Nuclear que clarificara la situación de Atucha I sobre la base de lo establecido en la ley de libre acceso a la información pública ambiental (ley 25831). Es una preocupación que, si bien ha sido expresada por algunas organizaciones no gubernamentales, representa el sentir de toda una sociedad.
Como ya lo hemos resaltado desde estas columnas, no se trata de un tema técnico, sino de un presupuesto de carácter ético: se hace imprescindible un debate transparente, que supere cualquier oscurantismo y permita que todos los argentinos participen mediante consultas públicas y, si es necesario, a través de un amplio referéndum, para determinar si aceptamos continuar con estos altos riesgos y si existen para nuestro país alternativas que, además, puedan contribuir a evitar el calentamiento global.
Cabe preguntarse si la central Atucha ha sufrido fallas, si se hacen las inspecciones necesarias y, algo esencial, si se informa a la ciudadanía acerca de la situación. Ocurre que por la cercanía de Atucha a una multitudinaria población, cualquier accidente tendría consecuencias incalculables. Es por eso que resulta de dudosa razonabilidad que se continúe apostando a la consolidación de un "parque" de reactores en Lima, provincia de Buenos Aires, que integre Atucha I (en operación), Atucha II (en construcción) cuando la energía nuclear tiene una participación menor al 10 por ciento en el mercado eléctrico.
Es necesario mirar hacia el futuro y pensar si se justifican los riesgos de contaminación y enfermedades, o es oportuno que todos los argentinos decidamos qué energía queremos tener para contar con un futuro más sustentable. Un debate que la Argentina se merece para definir su porvenir energético y ambiental ponderando de manera adecuada los riesgos de una energía que ha demostrado que no es ni tan limpia ni tan segura..

http://www.lanacion.com.ar/1501578-la-argentina-y-el-riesgo-de-la-energia-nuclear

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