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21sincapitalesARGENTINA, CON PETROLEO Y SIN CAPITALES
Edición Impresa: domingo, 23 de junio de 2013
Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
Argentina viene experimentando una paradoja respecto de su producción petrolera. En los últimos años, y merced a políticas erróneas del gobierno, pasamos de ser un país exportador de gas y petróleo a ser netamente importador y deficitario.
El congelamiento de los precios del gas y el petróleo en boca de pozo desestimuló la inversión en prospección, justo en el momento en que el crudo alcanzaba precios récord en el mundo. Mientras se generaban estímulos negativos a la inversión y se producía una caída en la producción, se mantuvieron precios subsidiados para estimular el consumo.

La ecuación era muy simple. Con producción en baja y consumo en crecimiento exponencial por la demanda generada debido a la profusión de nuevos autos, pero también por el consumo del transporte al reactivarse la producción de granos y las exportaciones, todo con precios subsidiados, llegamos a un cuello de botella del cual el gobierno no sabe cómo salir.

La pregunta que muchos se hacen es si tenemos recursos para explotar o si estamos condenados a importar, y la respuesta llegó de la agencia norteamericana Energy Information Administration (EIA), que, tras un relevamiento del mapa mundial de reservas energéticas, ubicó a la Argentina en segundo lugar a nivel mundial en reservas de gas, mientras que la coloca en cuarto lugar en materia de reservas de petróleo no convencional o “shale oil”.

Esta noticia confirma lo que se ha venido pregonando acerca de las disponibilidades por parte de nuestro país y las grandes posibilidades de conseguir no solo abastecimiento, sino también lograr ser un proveedor a nivel mundial.

La soberanía hidrocarburífera

Baje este título rimbombante el gobierno de Cristina Fernández anunció la estatización de YPF, expropiándole el 51% a la española Repsol. La idea era que la nueva petrolera se dedicara a explorar los yacimientos comprobados en la cuenca Neuquina de Vaca Muerta (aunque la presidenta la quiere resucitar).

Pero estos no son los únicos yacimientos de shale oil comprobados en el subsuelo argentino. La misma agencia norteamericana identificó la zona del Golfo San Jorge (norte de Santa Cruz, sur de Chubut); la zona Austral-Magallánica (Santa Cruz y Tierra del Fuego) y, sorprendentemente, la Cuenca del Paraná, que comprende las provincias de la Mesopotamia, incluyendo Santa Fe y parte de Córdoba.

La aparición de los yacimientos de shale oil y shale gas están produciendo un replanteo de las estrategias globales en materia energética, aunque las de petróleo equivalen al 10% de las reservas mundiales del tipo convencional y las de gas al 32%.

Para Argentina el panorama es distinto. Con pocas posibilidades de encontrar yacimientos convencionales, las esperanzas están en estas formaciones de reservas que, con el auxilio de las nuevas tecnologías, se han vuelto económicamente explotables.

Faltan capitales

Para nuestro país la extracción de estos recursos se ha vuelto indispensable, pero hay complicaciones. Es que pese a haber estatizado YPF, la empresa no dispone de recursos para invertir en la exploración y puesta en marcha de los yacimientos.

La empresa ha celebrado algunos acuerdos con empresas extranjeras, como Chevron, Bridas, Dow Chemical y, recientemente, con la venezolana PDVSA. El problema es que lo firmado hasta el momento son meras cartas de intención, porque no hay muchos avances por falta de capitales y estos, por su dimensión, solo pueden provenir de los mercados de valores internacionales.

El problema es que YPF tiene vedado su ingreso en estos mercados mientras no resuelva el diferendo con Repsol por la expropiación. Además, la política cambiaria actual de la Argentina, que no permite repatriar ganancias, hace que las empresas no quieran arriesgarse a tener que decirles a sus accionistas que no les pueden pagar las ganancias obtenidas porque el gobierno no lo permite.

No obstante, la Presidenta anunció hace pocos días, en la inauguración de una ampliación de la destilería de Luján de Cuyo, que ya se estaba inyectando gas proveniente de 51 pozos no convencionales de la zona de Loma de la Lata. No obstante, el problema es que aparte de plata se necesita tiempo para que maduren las inversiones, y en las condiciones actuales, nadie se quiere arriesgar hasta que no hayan reglas de juego más seguras y estables.

Mendoza está peor

Nuestra provincia no figura en el nuevo mapa de riquezas, salvo por la zona perteneciente a la cuenca neuquina. Mientras tanto, no hay noticias acerca del funcionamiento de los yacimientos concesionados y mucho menos de una recomposición del valor por el que se perciben las regalías.

Mendoza, con este panorama, debe comenzar a planificar su futuro con una actividad hidrocarburífera menor a la actual, con yacimientos maduros cuya producción viene en caída permanente. En los primeros cuatro meses de 2013 la producción local cayó 5,3% respecto del mismo período de 2012 y 11% respecto de 2011.

Más allá de la necesidad de que el gobierno apure a los concesionarios. No habían demasiadas expectativas respecto del futuro de esta actividad. El silencio oficial, que no reporta nuevos pozos ni nuevas inversiones, es una señal clara al respecto.

Pero todo dependerá de la política nacional. Si todo se va en manejar con títulos y discursos dogmáticos, las posibilidades de conseguir capitales seguirán muy lejanas.
http://www.losandes.com.ar/notas/2013/6/23/argentina-petroleo-capitales-722100.asp

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