CONTENIDOS ARCHIVADOS

Pin It

14pepsi17.01.2018
Cuando Pepsi recibió la exclusiva de vender su bebida más popular en la URSS a cambio obtuvo los derechos de vender el vodka ruso en EEUU. No obstante, medidas restrictivas impuestas por la Administración estadounidense obligaron a Pepsi y a Moscú a trazar un peculiar plan.

Todo comenzó en 1959. Los soviéticos aún no habían derribado el avión espía estadounidense U-2 sobre su territorio y la crisis de los misiles de Cuba aún estaba por estallar. Moscú y Washington vivían una corta etapa de acercamiento político y económico. En verano de ese año, la URSS organizaba una exposición de sus productos en Nueva York, mientras que EEUU tendría una de los suyos en Moscú.


En la feria moscovita se mostraba todo tipo de mercancías de producción estadounidenses: vehículos, ropa e incluso todo un hogar equipado con electrodomésticos. Gigantes de la época lucían ante los soviéticos sus mejores productos, como Disney, IBM y Pepsi.
El 24 de julio de 1959, el entonces vicepresidente Richard Nixon le mostraba la exposición al primer secretario del Partido Comunista, Nikita Jruschov. En uno de los pabellones, un alto ejecutivo de Pepsi, Donald M. Kendall, le sirvió a los mandatarios una simbólica dosis de su bebida: una preparada con agua estadounidense y otra con agua rusa. Más tarde, el hijo de Jruschov recordaría que esa primera bocanada del refresco olía a betún para calzados.

Sea como fuere, la URSS se convirtió en la tierra prometida para Pepsi. Desde entonces Pepsi primero obtuvo los derechos exclusivos de la venta de su bebida en el país, dejando por fuera a su eterno rival Coca Cola, y ya para 1974 abría su primera planta en la ciudad soviética de Novorosíisk.
Sin embargo, los diferentes sistemas económicos —comunista y capitalista— hacían prácticamente imposible calcular un intercambio ecuánime de divisas, por lo que las partes recurrían a un simple trueque. A cambio de la bebida, la URSS le otorgaba a Pepsi los derechos exclusivos de la distribución de la vodka Stolichnaya ('Capitalina', en ruso) en el territorio de EEUU.
El trueque funcionó bien, Stolichnaya era muy popular en Estados Unidos y para finales de la década de 1980 los soviéticos bebían 1.000 millones de botellas de pepsicola al año. Sin embargo, luego llegó el boicot del Gobierno de EEUU, impuesto por la guerra de la URSS contra los muyahidines en Afganistán, que puso en riesgo esa colaboración. Entonces, en la primavera de 1989, Pepsi y Moscú firmaron un ingenioso acuerdo.
A cambio de sus productos, la compañía se hacía propietaria de 17 submarinos obsoletos y tres antiguos buques de guerra que debían ser procesados como chatarra y así obtener su paga. Además, Pepsi compró unos nuevos buques petroleros y los arrendó. A cambio, la compañía más que duplicaba el número de plantas de producción en la Unión Soviética.
De esta manera, en un corto período de tiempo, Pepsi se hizo con una armada militar que, de pertenecer a un país, sería la 7ª flota submarina del mundo.
Este hecho dio paso a toda una serie de bromas al respecto. Se rumoreaba que Pepsi se armaba para una guerra naval con su eterno rival, Coca Cola.

"Estamos desarmando a la URSS más rápido que ustedes", ironizó Donald M. Kendall frente a Brent Scowcroft, asesor de seguridad nacional del presidente George Bush padre.

No obstante, el dulce sueño de Pepsi en la URSS ya estaba a punto de terminar. Con la desintegración del bloque socialista, otras compañías de la esfera, incluida Coca Cola, comenzaron a hacerle competencia en el mercado postsoviético. Sin embargo, Rusia es hoy el segundo país con más ventas de Pepsi, en donde incluso hoy la compañía mantiene en sus manos la mayor parte del mercado de bebidas gaseosas.
https://mundo.sputniknews.com/defensa/201801171075481362-pepsi-submarinos-rusos/

 

REDACTORES

anna.jpgbgeorges.jpgbgiorgio.jpgbjuan.jpgblorenzo1.jpg
Copyright (c) 2009. Antimafia Dos Mil Argentina