La crisis financiera mundial no se puede afrontar dejando en las manos de aquellos que han iniciado el incendio el deber de apagarlo. Sin embargo es lo que está sucediendo.

El hecho clamoroso es que los Estados (Europa y América) han acudido en ayuda de los bancos con enormes inyecciones de dinero público. El hecho de que impriman más moneda no cambia otro hecho: todo a gastos de los ciudadanos contribuyentes.
Está en curso una nacionalización en masa de los bancos, lo cual significa una masiva socialización de las pérdidas. La única diferencia entre América y Europa es que en los Estados Unidos el Estado eroga los préstamos dejando invariada la propiedad, en manos privadas, mientras en Europa prevalece la idea de que los Estados se apoderen de las cuotas accionarias, formando parte del grupo de propiedad.
Nadie sueña ni siquiera el poner en discusión los baluartes de este sistema que ha caido en pedazos. Estos baluartes son la “presunta” independencia de los bancos centrales y su caracter privado. Presunta indipendencia porque los bancos centrales, el de Italia, el de Europa, la Federal Reserve, son bancos privados, con accionistas privados.
Los cuales son los mismos incendiarios que han comenzado el incendio. Esto explica perfectamente por que han dejado que explote: compartían el goloso fruto de las ganancias.
Ahora constatamos que sin la intervención de emergencia de los Estados (por lo demás con el corral abierto y las vacas que se han escapado) se hubiera derrumbado la estructura entera. La pregunta es: ¿Por qué seguir con la comedia de la independencia de los Bancos Centrales (es decir los bancos tout court), visto que no han sido capaces de estar en pie por si solos?
Y, pregunta número dos: visto que la deuda de los Estados siempre ha sido construida artificialmente a ventaja de los bancos privados, y es precisamente a estos últimos a los que debemos nuestras deudas, precisamente en el momento que descubrimos que las han usado muy mal y han fracasado, ¿Por qué entonces seguir con este robo privado en perjuicio de la colectividad? ¿Un robo perpetrado además por unos chapuceros tan estúpidos como para cortar la rama sobre la que se sentaban?
Estos señores que invocaban el mercado, lo han liquidado con los hechos. El neo-liberismo ha significado la muerte del mercado. En Italia cree en ello solo Walter Veltroni.
Ahora el rey está desnudo (aunque muchos lo vistan con afán). Es la gente común la que está pagando el desastre y lo peor lo pagará en los próximos meses, con una recesión mundial que a estas alturas es inminente y una inflación galopante que cortará los réditos fijos sin piedad.
La crisis manifiesta un segundo aspecto: ha nacido en los Estados Unidos. Antes del 11 de septiembre. Y ha infectado al resto del mundo, mientras las instituciones financieras mundiales, incluso las europeas, públicas y privadas, han secundado.
Esta es la prueba del nueve de que Europa no puede no seguir el modelo americano. Estamos en frente del fin del “consenso washingtoniano”. Es necesario hacer lo posible a fin de que no sea reinstaurado, bajo otros aspectos. Otras crisis incumben y el peligro de la guerra con ellas. El pacifismo de hoy es reducir el poder de la finanza.