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07Rosa Negre jefe de la Unidad RViven situaciones insostenibles marcadas por insultos, amenazas y agresiones que a menudo se relacionan con el consumo de droga

Girona 11/08/2015

Girona (Acn) .- Los Mossos de Girona reciben más de quince denuncias al mes de padres maltratados por los hijos. Son situaciones insostenibles que se arrastran desde hace tiempo, marcadas por las humillaciones, amenazas y agresiones. Los padres -muchos golpes, mujeres separadas- no ven otra salida que pedir ayuda a comisaría o en el juzgado. Incluso, para que se dicte una orden de alejamiento. Si quien se denuncia es la hija, suele ser por maltrato psicológico. Y su hijo, suele ser por maltrato físico. Son jóvenes de 14 a 25 años, que a menudo consumen alcohol o droga y que exigen dinero a los padres. Para conseguirlos, no dudan en intimidarlos destrozando mobiliario o utilizando violencia, tanto física como verbal.

Llegar a denunciar al propio hijo y pedir que se le imponga una orden de alejamiento no es fácil. A menudo, estas situaciones de violencia quedan recluidas al hogar y los padres las padecen en silencio. Pero cuando los malos tratos se convierten en el día a día, la situación ya se ha escapado de las manos y se sienten atemorizados, hay progenitores que hacen de tripas corazón y se atreven a ir a comisaría. A menudo, quien se acerca a comisaría son las madres. Y en muchos casos, mujeres separadas o viudas que han visto como la convivencia con sus hijos se ha convertido en un auténtico calvario. Tanto, que para solucionarlo la única salida que ven es que se dicte una orden de alejamiento o bien que se adopten otras medidas judiciales.
"Cuesta mucho traspasar la puerta de una comisaría para denunciar los hijos", explica la subinspectora Rosa Negre, jefe de la Unidad Regional de Proximidad y Atención al Ciudadano (URPAC). "Cuando nos llega el caso, la situación ya se ha convertido en insostenible y los padres ven que, sin la intervención de la policía y de la justicia, no se resolverá", precisa. La violencia filio paternal no entiende de clases sociales ni de géneros. Pero sí es cierto que, en la mayoría de las denuncias (tres de cada cuatro) el agresor es un chico. Y que, a diferencia de ellas, en la que el maltrato hacia los padres a menudo es psicológico, los hijos suelen usar la violencia física o la intimidación para imponerse.
Alcohol y drogas, denominador común
La subinspectora concreta que siempre suele haber una serie de factores que se repiten. De entrada, que la situación de violencia no ha aparecido de golpe, sino que es consecuencia de un deterioro gradual de la relación con los hijos, que aniquila por completo la autoridad paterna. "Además, en muchos casos como denominador común hay consumo de alcohol y drogas; también nos encontramos con trastornos mentales que ya venían de atrás o que derivan de estas adicciones", explica la cabeza del URPAC. Y añade: "La fuente de conflicto con los padres a menudo es por motivos económicos, porque necesitan dinero".
Para conseguir su objetivo, estos hijos no dudan en maltratar a los padres. En muchas ocasiones, destrozan mobiliario para intimidarlos, los insultan y los agreden (con empujones y puñetazos). Incluso, en aquellos casos más graves, los llegan a amenazar de muerte esgrimiendo un cuchillo o una navaja.
Rosa Negre explica que, a la hora de prevenir estas situaciones, la adolescencia de los hijos es una etapa clave. "Hay que saber encontrar el equilibrio entre la tolerancia y la disciplina, evitar ser excesivamente sobre protectores o permisivos; controlar las horas que han de volver a casa, el consumo de alcohol, las amistades...", precisa la subinspectora. Y añade: "Y es que cuando ponemos límites a los hijos los estamos educando, y cuando les digamos 'no' les ayudamos a aprender a tolerar la frustración ya auto controlarse".
Para Rosa Negro, los padres no deben dudar en pedir ayuda lo antes posible para poner fin a actitudes de los hijos que les preocupen seriamente. Por ejemplo, compartiendo la situación con los metros de la escuela, los médicos del CAP o bien pidiendo ayuda a los servicios sociales.
"Y si la situación no se resuelve y se vuelve insostenible porque hay maltrato, no hay que tener reparo de denunciar", insiste la subinspectora. Y concluye: "La respuesta judicial sobre el menor, el trabajo de profesionales sobre el joven, ayudarán en muchos casos a resolver la situación ya restablecer la relación dañada con los progenitores".


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