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Por Jean Georges Almendras-26 de febrero de 2017

“Caso Medina: ¿”Neneco” contra las cuerdas  en el “Día de los héroes”?” titula mi amigo Jorge Figueredo, su crónica sobre  la Audiencia Preliminar  en el marco del proceso contra Vilmar “Neneco” Acosta, sindicado como el autor intelectual del crimen del periodista Pablo Medina, de ABC Color, que se llevó a cabo en horas de la mañana del día 23  de febrero, en una de las salas del Palacio de Justicia, después de varias suspensiones, debido a chicanas jurídicas presentadas  por los defensores del ex intendente de la ciudad de Ypehjú.  

¿Y verdaderamente este sujeto de sonrisa burlona y cara de niño, estará contra la cuerdas, una vez que el día 1ero de marzo (si se dan todas las condicionantes y no surgen chicanas jurídicas a último momento) se resuelva la realización del juicio oral y público, tendiente a que sobre él se aplique todo el rigor de la Ley, por el crimen de Medina y de su compañera de trabajo Antonia Almada? ¿Y verdaderamente en ese juicio oral y público en puerta, se verán todas las caras de la moneda del doble crimen y de los móviles del mismo? ¿Y verdaderamente en ese juicio oral y público, saldrán a la luz pública las identidades de los mandantes de ese atentado o solamente se hablará tímidamente de estos personajes, poniendo énfasis exclusivamente en el ex Intendente y en los dos sicarios: Wilson Acosta (detenido en el Brasil y aguardando su extradición) y Flavio Acosta (aún prófugo)?

Son preguntas que van dirigidas, no necesariamente a la parte acusada, porque está descontado que ella pondrá todo de sí, para ponerse del mejor lado, en mejor posición y hasta quizás con una postura de silencio total, a la hora de perfilar cómplices y demás ramificaciones, de un hecho que por su naturaleza resulta en extremo multifacético, en materia de móviles y de razones para atentar contra la vida del periodista. Son preguntas dirigidas a  los fiscales y operadores de justicia afectados al caso, porque creemos que estará en ellos –casi  que con exclusividad indiscutible y  sutil-  la responsabilidad ética y jurídica de ejercer la voluntad de hacer justicia, pero justicia con mayúsculas. Y hoy por hoy, a esos fiscales y a esos operadores les damos el voto de confianza. Hoy.

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El crimen de Pablo Medina y de Antonia Almada, desde las primeras horas del día 16 de octubre de 2014 –momento en que dos sicarios del clan Acosta los masacraron a balazos en una emboscada cometida en un camino rural apartado de Villa Igatimy, en el departamento de Canindeyú-  se trasformó en un caso emblemático por excelencia y que tácitamente cuestionó (y cuestiona) duramente (aunque a los magistrados y fiscales no les caiga muy bien estos dichos) al sistema judicial y policial del Paraguay. Estamos opinando y hablando de un caso mediático, de repercusión regional e internacional, que por sus características, y desde que se supo la trágica noticia,  fue sembrando interrogantes a todo nivel: ¿”Neneco” Acosta, no fue más que un títere de la narco política  instalada en el país?¿Qué motivos tenía verdaderamente este ex Intendente para disponer el asesinato del periodista? ¿Qué denuncias hizo oportunamente Pablo Medina para que mereciera la muerte?¿Acaso su muerte permitió poner  en evidencia los estrechos vínculos del poder narco, operativo en el Paraguay con integrantes del sistema político, con asiento en Asunción y en otros departamentos del Paraguay? ¿Por qué motivo, y mientras se iban hilvanando  los detalles del atentado, en medio de protestas y movilizaciones, debió renunciar el Ministro  de la Corte Suprema de Justicia, Víctor Nuñez, como única salida para eludir un juicio político, que seguramente desempolvaría algunas situaciones comprometedoras para su gestión, debido a sus presuntos vínculos con el mundo narco?¿Qué ayudas recibió el ex intendente Acosta, quien pudo permanecer prófugo por varios meses, siendo capturado en territorio brasileño, bastante tiempo después del día de los hechos? ¿Qué ayudas tuvieron y tienen los dos familiares suyos, los sicarios de turno, Wilson acosta  y Flavio Acosta  que oficiaron siniestramente como  autores materiales de ambas muertes?¿Cuántas complicidades de terceros se registraron en el curso de los últimos meses, en relación al caso? Pues no pocas. Hagamos memoria de algunas de ellas: casi enseguida del doble crimen, en los predios donde residía Vilmar Acosta se hallaros importantes cantidades de marihuana; meses después un chofer-secretario de “Neneco” estuvo ausente de sus lugares habituales hasta que un buen día pudo ser capturado, aportando a las autoridades importantes datos que involucraban a “Neneco” en el doble crimen; un funcionario de la policía , que hizo el relevamiento científico en la escena del hecho,  posteriormente se lo vinculó con el clan Acosta; y muchas otras situaciones que fueron oportunamente difundidas en los medios de comunicación locales.

Pero hay un aspecto que no pasó (ni pasa) inadvertido: consumado el doble crimen, el clan Acosta se vio desenmascarado en sus actividades al borde de la ilegalidad; y en la zona de influencia de Ipehjú, la búsqueda de los sicarios y del ex intendente “Neneco” provocó un caos generalizado en el sub mundo del narcotráfico, debido a los intensos operativos policiales que se registraron frecuentemente, alterando la calma de los narcos. Nada menos que “Neneco” (disponiendo la muerte de Medina) fue quien provocó ese caos. Y la onda expansiva se comenzó a sentir en forma escalonada, tanto en el ambiente del narcotráfico,   como en el ambiente político y policial, y en la sociedad paraguaya.

Y cuando se registró la captura de “Neneco” siguieron las idas y venidas para concretar su extradición, porque obviamente hizo lo imposible para truncarla. No lo logró. Finalmente,  concretado su traslado al Paraguay, comenzaron las instancias judiciales previas  a la Audiencia Preliminar, al juicio oral y público, pero también comenzaron las chicanas jurídicas de sus  abogados.

Pero, en todo este lapso, también otras situaciones no menos significativas se fueron sucediendo. Una de ellas y la más dolorosa, para la familia Medina y para la sociedad paraguaya, fue el fallecimiento de la señora  madre del periodista asesinado. Literalmente agobiada por la amargura y por la impotencia de ser testigo del crimen de su tercer hijo en manos de los criminales del narcotráfico paraguayo, Angela se dejó vencer por una anomalía cardíaca. Su esposo, sus hijos, sus nietos, y toda la familia Medina continuaron (y continúan) bregando por el castigo de los culpables. Una lucha que también llevan adelante la señora viuda de Pablo Medina junto a sus dos hijos adolescentes.

¿Y quiénes son los culpables de la muerte del periodista? ¿Y quiénes son los culpables de la muerte (a manos de sicarios empuñando armas de fuego) de todos los periodistas de medios de comunicación, en hechos ocurridos en los años que siguieron a la caída del dictador Stroesnner y al advenimiento de la democracia, siendo el primero de los mártires de esa andanada de atentados, el colega Santiago Leguizamón? ¿Quiénes son los culpables? ¿La sociedad paraguaya en su conjunto e indiscriminadamente? ¿El sistema político corrompido de la sociedad paraguaya?¿En el caso Medina, quizás los que primero dispusieron la custodia al periodista en su labor profesional de denuncia, como redactor de ABC Color y después los que optaron por desarticular la custodia policial asignada?¿Quiénes y por qué  desactivaron  esa custodia, justo cuando Pablo Medina llevaba ya un tiempo significativo recibiendo amenazas de muerte?¿Quienes dieron las órdenes para soltarle la mano? ¿Por qué le soltaron la mano a Pablo Medina, dejándolo solo con sus denuncias; denuncias de irregularidades y de vínculos entre políticos y narcos?¿Qué estrategias se dieron cita para que en el mes de octubre de ese 2014, Pablo Medina, bajara la guardia y se concretara el mortal ataque?¿Qué situaciones se crearon, quizás desde las sombras, para que Vilmar “Neneco” Acosta (hasta ese momento, todo un señor Intendente de la ciudad de Ypehjú) fuera el brazo intelectual que dio la luz verde a los sicarios, de su mismo núcleo familiar, para segar la vida del periodista y de quien lo acompañaba, Antonia Almada, salvando su vida milagrosamente Ruth Almada, hermana de la fallecida que se encontraba en el vehículo tiroteado por los matones?¿Que entramado (de la narco política paraguaya)  hay detrás del doble crimen ?¿Hay uno verdaderamente? Seguramente .¿Se trató de un hecho aislado? No creemos que eso haya pasado.

campanas2Vilmar “Neneco” Acosta negó todas las acusaciones cuando fue detenido en el Brasil; siguió negando los hechos durante toda su estadía en suelo brasileño, a la espera de su extradición: y cuando fue entrevistado por un periodista de televisión en las instalaciones de la cárcel donde se encuentra recluido, no solo  insistió en su inocencia sino que además difamó gratuita y descaradamente al periodista asesinado.

Y a propósito, nos cabe una solitaria interrogante pública, alrededor de ésta entrevista: ¿Qué piolines del sistema  judicial (o político) se movilizaron para materializar la entrevista televisiva a un acusado del tenor de Vilmar Acosta, para otorgarle prensa y  la oportunidad (algo insólito) de hacer su juego y mover las piezas del ajedrez a su favor, a través de un masivo medio de comunicación? Y añadimos: ¿Una entrevista concedida a uno de los acusados más mediáticos y más repudiados  de los últimos tiempos, hablando a las opinión pública antes de hablar ante los fiscales y los jueces en un juicio oral y público, ajustado a Derecho, y como parte de un proceso en armonía con la legislación vigente? ¿Se trató de una entrevista exclusiva o se trató de darle herramientas a uno de los sujetos más indeseables para el consenso de la familia periodística del Paraguay, de la región y del mundo? ¿Los colegas estaban cumpliendo con su labor de informar o en realidad (¿“sin quererlo”?) estaban contribuyendo con la causa Acosta, y perjudicando la causa Medina? Es imposible, y no sería ético de mi parte, ignorar o dejar que pase desapercibido este aspecto, a como estuvieron los hechos en octubre de 2014 y a como se encuentran los hechos hoy en día, cuando ya han transcurrido más de dos años del doble crimen y cuando recién andamos en los prolegómenos de un proceso judicial. para que la impunidad no nos siga salpicando nuestras conciencias y nuestro “ya resquebrajada” confianza en las instituciones, en la democracia, y en la justicia

Y a propósito de la confianza  en la justicia, no podemos ignorar la actitud de Medina padre, cuando en un diálogo reciente (durante la Audiencia Preliminar) con la periodista Perla Silguero,  de ABC Color, le dijo enfáticamente y con la voz entrecortada: “No hay justicia en nuestro país, eso lastima mi corazón (...) No creo en la Justicia, porque es muy débil, el dinero inclina la balanza y yo no tengo plata”.

Pero hay algo más que no podemos dejar en el tintero y por eso nos preguntamos: ¿Por qué razón, a través de sus abogados, la familia Almada, un día antes de la Audiencia Preliminar del 23 de febrero, desistió de la querella adhesiva en contra de los criminales que segaron la vida de su hija Antonia y la del periodista Medina?¿Por qué? En el diario de ABC Color se afirma que en el escrito firmado por Delio Almada se especifica que “el presente pedido obedece al motivo de que varios de mis familiares se encuentran en grave estado de salud, incluyéndome a mí, asimismo, a la precaria condición económica de mi familia”

En otro tramo de la nota de ABC Color también se consigna: “la determinación  de la familia de Antonia Almada obedecería a presión  de parte del “Clan Acosta”, que continúa operando con total impunidad entre Ypehjú, Itanará y Villa Ygatimí, en donde vive la familia”.

Si efectivamente ocurre esto, está dicho todo. La impunidad campea, aún con un “Neneco” captado gráficamente, esposado y custodiado por policías. Un “Neneco” luciendo su mejor sonrisa. Una sonrisa irónica, dibujada en su rostro ¿Que dice mucho más que los escritos y las chicanas de sus abogados?.Es posible. Pero también puede no ser tan así. Al fin de cuentas “Neneco” , irónico o no, es un hombre privado de su libertad y expuesto a juicio. Bueno, confiemos que sea así verdaderamente.  

Toda la sangre derramada por los periodistas asesinados no ha sido ni es una circunstancia feliz. Ha sido un golpe duro a la libertad de expresión y como tal debemos respetar a raja tabla todo lo que marca la ley para que se haga justicia. Pero también se nos hace obligatorio denunciar y  gritar a viva voz (respetando la ética del valor justicia, porque solo en ella y con ella –en una democracia incorruptible, se supone-  podremos fortalecer nuestra confianza en las instituciones democráticas, de las cuales tanto se regodea el sistema político) , y muy fuerte, y a los cuatro vientos, cuantas sean las arbitrariedades o irregularidades o negligencias o permisividades, que  podamos percibir en  este proceso. Un proceso judicial histórico en el Paraguay. ¿Un proceso determinante y aleccionador? Quizás, según las resoluciones que vendrán a lo largo del año, claro está.

Y esa sangre derramada por los colegas, debemos obligatoriamente que sentirla como propia sin hipocresías y sin miedos. Y dentro de esa premisa, es que apelamos (y anhelamos) que jueces y fiscales afectados al caso Medina, no sucumban a las presiones si las hubieren, y ni a los miedos, si los hubieren. Y mucho menos que sucumban a las corrupciones, que en el Paraguay del 2017, parece que están  a la orden del día.

Se ha dicho y se ha escrito que a nivel de la Fiscalía no existe duda de la instigación de Vilmar “Neneco” Acosta Márquez para que se cometiera el asesinato. Y la defensa del acusado, ha dicho, que en ninguna parte de los expedientes se sostiene concretamente la condición de instigador de Vilmar Acosta, de ahí que los asesores letrados del ex intendente no demoraron en solicitar el sobreseimiento definitivo de la carátula de presunto autor intelectual.

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Dos campanas, dos versiones, en relación a la pérdida de dos vidas. Dos campanas, dos versiones, en relación a burdos ataques a la libertad de prensa. Dos campanas, dos versiones, en relación a una democracia agredida y a una impunidad  recalcitrante y descarada, por años y años, a un precio de sangre y plomo. Dos campanas, dos versiones, en relación a más de dos años de idas y venidas, de sicarios prófugos, de chicanas jurídicas y de extradiciones que demoran eternidades. Dos campanas, dos versiones, en relación al dolor de dos familias y de una profesión que en los últimos veinte años, en la región y en el mundo entero no ha hecho otra cosa que cosechar cadáveres, solo por el hecho de denunciar al poder y al crimen organizado (a las mafias), y señalar con el dedo acusador al operador de la impunidad, sentado la mayoría de las veces en los sitiales de la justicia y de los gobiernos, luciendo los atuendos y los beneficios de los funcionarios honestos y responsables, siendo que en realidad son el elixir de la más repudiable y cínica corrupción, bien propia de las más altas esferas del poder, en nuestros días.

Dos campanas, dos versiones. Un desafío a la vista de todos. Un desafío para la administración  Cartes, cuya imagen pública y de gestión de gobierno,  en los últimos tiempos está más saturada de críticas y descontentos que de loas y reconocimientos. Dos campanas, dos versiones,  lo que es decir un juicio oral y público,  cuyos frutos solo se verán recién a la hora de la sentencia (¿y esto será en el correr de este 2017?).

 Solo a esa hora veremos los frutos. Por el momento, solamente vemos y oímos dos campanas, dos versiones. Aún resta mucho por hacer. Bastante por hacer y por ver. Y eventualmente, bastante por reclamar o protestar, airadamente, porque ya es hora de que las cosas se digan por su nombre, sin las hipocresías y las complacencias de siempre.

*Foto de Portada: composición fotográfica de Carmen del Huertos

*Foto de Pablo Medina: www.hoy.com

*Foto de Antonia Almada: www.curuguaty.digital.com

*Foto de Vilmar Acosta: www.hoy.com

*Foto de Flavio Acosta: www.abc.com

*Foto de Wilson Acosta: www.abc.com

*Foto de Vilmar “Neneco” Acosta www.abc.com

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