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georges almendrasPor Jean Georges Almendras, desde Asunción, Paraguay-10 de octubre de 2019

Horror. Horror de los horrores. Horrores de ayer, pero que también son los horrores del hoy porque son los horrores de las dictaduras militares que no se han olvidado, que están en nuestra memoria, aunque hay quienes quieren –empecinadamente y maquiavélicamente- borrarlos de nuestra memoria (de la memoria colectiva). Como si borrándolos (por decretos o por manipulaciones políticas, o por artilugios legales) todos esos indescriptibles horrores se disiparán del alma de los pueblos. De esos pueblos latinoamericanos que fueron víctimas del saqueo, del genocidio, con particular ensañamiento. Ensañamiento que se descargó sobre hombres, mujeres, niños y niñas.

Horror de los horrores.

Con los jóvenes de Our Voice estuvimos en el “Museo de las Memorias, dictadura y derechos humanos”, una iniciativa impulsada por la “Fundación Celestina Pérez de Almada”, desde el descubrimiento del Archivo del Terror, el 22 de diciembre de 1992, como una estrategia de lucha contra la impunidad de las violaciones de los DDHH cometidas en la segunda mitad del siglo pasado bajo el gobierno dictatorial del General Alfredo Stroessner, desde 1954 y 1989.

la casa de los horrores 2

Una vieja casona de la calle Chile 1072, en el centro de la ciudad de Asunción, fue durante la dictadura militar uno de los edificios escenario de los horrores. Allí estuvimos. Allí nos estremecimos, porque la vibración del dolor está aún en cada tramo de la edificación. Una edificación que desde el exterior no hace pensar que intramuros los horrores fueron inimaginables.

Horror de los horrores.

En esa vieja casona funcionó la ex Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (DNAT) . Una vieja casona en la que el aparato represor del Plan Cóndor ejerció la mayor tortura a unos 8.000 seres humanos que pasaron por sus entrañas. Una vieja casona que fue construida para una renombrada familia asuncena en la década de 1930. Posteriormente fue alquilada por el Gobierno de Alfredo Stroessner, que instaló allí la sede la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos, un siniestro organismo con vientos de muerte y de tormentos. Un siniestro organismo destinado a la eliminación de los opositores al régimen dictatorial y a todos quienes vivían su vida inspirados en las ideas del marxismo leninismo. Así de despótico. Así de criminal.

Horror de los horrores.

la casa de los horrores 4

Allí nos internamos: los jóvenes que no vivieron en carne propia las dictaduras militares y los viejos que vivimos esos tiempos del terror, en nuestros países de residencia. Allí las nuevas generaciones fueron descubriendo los horrores. A través de fotografías (con sus respectivas historias) de desaparecidos y de torturados: los seres humanos que quedaban a merced de las bestias. A merced de la represión. Los visitantes tienen ante sus ojos las mismas paredes, algunas de las mismas celdas de tortura y en una vitrina los implementos utilizados para los tormentos. Es un Museo de las Memorias, que permite verdaderamente entrar en el pasado, para conocer con lujo de detalles, todas las cosas que pasaron allí. Las cosas que en aquellos días todos sabían y las cosas que en aquellos días todos desconocían (o encubrían) porque la represión operaba con la ambigüedad: con el silencio, con la mentira y con el discurso oficial, que siempre estaba vestido de rosas y de colores. Cuando en realidad no eran ni rosas ni colores, eran muertes, persecuciones y apremios físicos bestiales.

la casa de los horrores 1

Una vieja casona en cuyo interior (como también fuera de ella) se destrozaban vidas y se avasallaban ideas y derechos. Una vieja casona, hoy sede de un Museo, que hoy abofetea al presente, para que la memoria sea un sendero a la justicia y no un sendero que desemboque en el olvido. Ese olvido, ese dar vuelta la página que muchos quieren. Esos muchos de uniforme y esos muchos de saco y corbata, que están sentados en el sistema político, en el gobierno y en los balcones del poder económico.

Horror de los horrores.

Esa vieja casona que fue uno de los brazos de la Doctrina de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos, dueña y señora de aquellos días (y de estos, aunque no parezca) funcionó hasta el 23 de diciembre de 1992, apenas un día después del hallazgo de los Archivos del Terror por parte del doctor Martín Almada, en un operativo judicial dirigido por el joven Juez Agustín Fernández y en el que también participaron integrantes de Derechos Humanos, destacándose además la senadora Carmen de Lara Castro quien con mucho coraje enfrentó a los autoridades policiales que negaban la existencia de instituciones represivas.

Horror de los horrores.

En esa vieja casona, hoy Museo (del cual es directora Rosa Palao), 17 años después de la dictadura stronista, encontramos a Martin Ibarrola.

la casa de los horrores 6

Ibarrola, encargado del Museo, nos cuenta que lleva años recibiendo visitantes y que en todo este tiempo, a los visitantes que no vivieron los días de dictadura se suman las víctimas de la dictadura. Las víctimas de los horrores: los sobrevivientes. Los sobrevivientes que le hablan de sus sufrimientos, y que se desahogan ante él con llantos conmovedores. Las víctimas que le confidencian los tormentos propios y los tormentos ajenos. Las víctimas que le cuentan las historias de los py ragué (de los informantes infiltrados), de los familiares de los detenidos. Historias (que no llegarán nunca a ser anécdotas porque son relatos de sangre, de dolor y de muerte, relatos del terror) de hombres y mujeres que padecieron las consecuencias de una represión extendida no solo por el Paraguay, sino también por Uruguay, Argentina, Brasil, Chile y Bolivia. Los terrenos preferidos por el terrible Plan Cóndor.

Ibarrola no fue un torturado, pero su padre sí. Ibarrola no estuvo encerrado en esas celdas de tortura ni fue picaneado en los genitales; ni fue sofocado en aguas llenas de sangre y vómitos de otros supliciados, pero siente en su alma el sufrimiento de todos ellos. Ibarrola es un verdadero confesor del horror. De ese horror que no debe ser olvidado; que no debe ser borrado; que no debe ser mal interpretado; que no debe ser manipulado. Ibarrola es un testigo de los horrores del después y es también un operador de los derechos humanos por antonomasia.

Horror de los horrores.

La vieja casona ya no tiene secretos, porque los secretos ya han sido revelados, divulgados y esparcidos por el mundo. Secretos de horrores que denunciamos y denunciaremos siempre, hasta que los responsables sean alcanzados por la justicia.

Horror de los horrores, de la dictadura militar en el Paraguay. Una dictadura sanguinaria. Perversa. Criminal. Como todas las dictaduras ordenadas por el imperio del Norte.

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Fotos de Our Voice, Leandro Gómez

REDACTORES

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