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dumoulin200"Sin duda que el perdón y la reconciliación son necesarios, pero sólo si se acompañan con cambios de conductas", dijo Dumoulin.
La causa contra el cura Justo José Ilarraz ingresa en una nueva fase este lunes, con la audiencia para tratar la apelación al procesamiento dictado por la jueza Paola Firpo. La defensa sigue con las chicanas que ha venido llevando adelante desde el comienzo de la causa. Fue desde el principio, por el camino de la prescripción, y ahora pidió que se suspenda la audiencia hasta que la Corte Suprema se expida. Sólo chicana y estrategias dilatorias. Pero nada de argumentos. Obvio: no los tienen, sólo buscan ensuciar y seguir lastimando a las víctimas. Por José Dumoulin, publicado en Entre Ríos Ahora (*)

Acá está en juego la verdad y la sanación de quienes fueron abusados.

La actitud nefasta que lleva la defensa, por ende su defendido, con actitud perversa, como ha sido siempre su modo de proceder, bajo el amparo protector, por qué no decirlo, de la cúpula eclesial, sigue obrando de la misma manera.

Abusó y sigue abusando con las mentiras y las actitudes adoptadas, con la dilación.

La Justicia de la provincia lo entendió y por eso sigue adelante con la investigación, porque hay evidencia sobrada, aunque haya pasado el tiempo, de la gravedad del delito cometido.

Vuelvo a decir, para que quede claro a quienes no logran distinguir entre pecado y delito gravísimo de abuso, que conlleva reparación del daño cometido: y esto sólo puede ser evaluado por la Justicia, que es quien se debe expedir.

El obispo Juan Alberto Puiggari pidió perdón por los pecados cometidos. No explicitó cuáles, suponemos que de toda la amplia gama de pecados que puede cometer un pastor de la Iglesia encargado de cuidar el rebaño.

Sin duda que son muchos y variados en calidad y en cantidad de pecados cometidos. Pero no se hizo referencia a los pecados-delitos de abuso sexual cometidos por estos mismos pastores que en gravedad se equipara al de matar.

Quien es abusado ha perdido la inocencia, se le cercenó la posibilidad de una vida saludable, se le arruinó la vida de la fe. En este caso por el abuso de quien hacía las veces de padre y guía espiritual.

También fueron y siguen siendo abusados por las autoridades de la Iglesia que son incapaces de emitir una voz que resuene en defensa de las personas que se les quitó la libertad.

El pedido de perdón no alcanza, los gestos son buenos pero las palabras y los gestos que no son ratificados por hechos bien concretos, son igualmente perversos. Terminan siendo un acto populista que sólo quiere llegar a ganar el corazón de las personas, pero vacío de contenido.

Esto es manipulación de la conciencia colectiva, jugar con el sentimiento de la gente que quiere obrar de buena fe.

Estamos en el año de la misericordia. Sin duda que el perdón y la reconciliación son necesarios, pero sólo si se acompañan con cambios de conductas. Con conversión seria. Con la sola declamación seguimos igual.

Lo único que se pretende es mejorar la imagen frente a los demás para seguir gobernando.

(*) Expárroco de Santa Rosa de Lima, de Villaguay.


http://www.analisisdigital.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=233696

 

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