enero 25
23:082017
Por Micaela Ryan. El 25 de enero se realizó la V Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Punta Cana, República Dominicana. Este encuentro consistió en el primero de mandatarios regionales luego de la asunción de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos y fue la primera respuesta de conjunto ante una política que viene a profundizar la relación violenta de ese país hacia América Latina.
La Cumbre inició con un homenaje a Fidel Castro. El encuentro estuvo dirigido por el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, quien ejerció la presidencia pro témpore del organismo durante el último año. Entre los mandatarios presentes estuvieron Raúl Castro (Cuba), Rafael Correa (Ecuador), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Evo Morales (Bolivia), Nicolás Maduro (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua), Jocelerme Privert (Haití), David Granger (Guyana) y Charles A. Savarin (Dominica).
Durante el debate, abordaron el tema de la migración, la construcción de la paz, el comercio, el narcotráfico y el desempleo en la región. Muchas de las alusiones estuvieron dirigidas directamente a rechazar las medidas de Trump, sobre todo en materia de migración y empleo.
Los discursos se basaron en la importancia de recuperar la unidad latinoamericana haciendo alusión permanente al cambio de las relaciones internacionales y comerciales a partir de la era Trump y del Brexit. El mandatario cubano Raúl Castro manifestó su preocupación ante las políticas anunciadas por Trump, las cuales ponen en riesgo “nuestros intereses en las esferas del comercio, el empleo, la migración y el medio ambiente, entre otras”. Y dijo que “la unidad e integración política, económica, social y cultural de América Latina y el Caribe” constituye “una necesidad para enfrentar con éxito los desafíos que se nos presentan como región”.
Por su parte, Rafael Correa resaltó que este año la región puede avanzar mucho desde las presidencias temporales de Venezuela en el Movimiento de Países No Alineados y Ecuador en el Grupo G77+China. El nuevo presidente pro témpore y presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, manifestó que su gobierno impulsará una “agenda fuerte y agresiva” para contrarrestar las medidas contra los migrantes promovidas por Trump.
Al finalizar el encuentro se votó la “Declaración de Punta Cana” y veinte declaraciones particulares sobre migración, pobreza, lucha contra el narcotráfico, desarme nuclear, equidad de género y financiación al desarrollo. Entre estas se destacan la exigencia a Estados Unidos de retirar la base de Guantánamo de Cuba, cesar el bloqueo económico contra ese país y el reclamo de soberanía de la Argentina sobre las islas Malvinas.
Desde su fundación en 2011, la CELAC se ha caracterizado por construir un bloque de países latinoamericanos que plantean relaciones de cooperación, solidaridad y unidad, haciendo eje en los mecanismo de cooperación sur-sur y la promoción de medidas que protejan la soberanía territorial y el mejoramiento de las condiciones sociales para los habitantes del continente. Constituida por 33 países de América Latina, desde su génesis se contrapuso a la Organización de los Estados Americanos (OEA), que reúne a estos países con Canadá y Estados Unidos, país que comanda sus decisiones.
Ausentes (desesperados) sin aviso
La política del muro de Trump ya comienza a ser una realidad. La salida reciente de Estados Unidos del Tratado de Transpacífico (TPP) es una estocada al corazón de los liberales del continente: Estados Unidos ya no desea amigos al sur de su frontera.
El impacto de estos anuncios se evidenciaron en las ausencias de último momento. Enrique Peña Nieto, Juan Manuel Santos y Michelle Bachelet, que habían confirmado su asistencia a la cumbre, desistieron de su participación. La primera en bajarse fue Bachelet, quien anunció el pasado lunes 23 que no podía viajar debido a los incendios forestales que azotan a siete regiones de Chile.
Por su parte, Peña Nieto anunció la cancelación de su participación menos de 24 horas antes de que la reunión tenga comienzo, debido a “razones de agenda interna”. Juan Manuel Santos fue el último en suspender su viaje, alegando las mismas excusas. Los presidentes de Panamá y Guatemala también se bajaron a último momento de la reunión.
Más allá de las excusas formales, los mandatarios de estos países se encuentran resolviendo qué hacer cuando el TPP se ha diluido con la salida reciente de Estados Unidos. Todos ellos, integrantes y asociados de la Alianza del Pacífico, habían apostado toda su política comercial al buen desarrollo de ese Tratado. Nunca previeron que el país que lo había promovido, ahora lo volvería añicos.
El caso más crítico es el de México, cuyo comercio depende en un 74% de Estados Unidos, y que comienza entrar en una crisis profunda agravada por el “gasolinazo” que impuso Peña Nieto a inicios de 2017.
Los gobiernos neoliberales han reflejado una histórica hostilidad hacia la CELAC, que se cristalizó en la inasistencia a esta cumbre. Mauricio Macri no participó nunca de los encuentros, aunque ya se realizaron dos desde que asumió como presidente en diciembre de 2015. No es casual que los medios argentinos aliados al gobierno como Clarín, La Nación e Infobae omitieron cubrir la reciente reunión continental.
A estos gobiernos, acostumbrados a aplicar la receta del Consenso de Washington durante más de dos décadas, los papeles se les están quemando. Probablemente Trump no dejará de comerciar con ellos, pero establecerá nuevas reglas de juego que los dejará en -aún más- peores condiciones.
Y a esto se suma que los resultados de sus políticas económicas se reflejan en protestas constantes en las mayores economías regionales como son Brasil, México y Argentina, donde el déficit fiscal y el desempleo ya son problemas estructurales.
Ante este panorama sombrío, no será extraño que en pocos meses vuelvan a mirar hacia sus vecinos regionales, los mismos que desde la CELAC ya establecieron una agenda para la etapa que se viene.
https://notas.org.ar/2017/01/25/cumbre-celac-primer-encuentro-regional-trump/
