La vicepresidenta del gobierno español asume el Ejecutivo de Cataluña, luego de que Rajoy destituyera a Puigdemont y disolviera el Parlamento regional además de convocar a elecciones.
Cientos de miles de personas marcharon ayer en Barcelona en contra de la secesión de Cataluña, dos días después de que el Parlamento regional declarara la independencia y que el Gobierno español destituyera a las máximas autoridades catalanas, a la vez que disponía la intervención de esa región.
Bajo el lema "¡Todos somos Cataluña!", ondeando banderas españolas y catalanas, una multitud inundó el paseo de Gracia de la capital catalana en una marcha que contó con el respaldo de los principales partidos no separatistas. Los organizadores la asociación Sociedad Civil Catalana (SCC), que ya había convocado una manifestación masiva tras el referéndum sobre la secesión del 1 de octubre contabilizaron 1,1 millones de personas, y la policía local, más de 300.000.
"Es un momento dramático en la historia de España, un momento tremendamente difícil y peligroso", advirtió el ex presidente del Parlamento europeo, el catalán Josep Borrell, pidiendo a los manifestantes "serenidad" para "seguir viviendo juntos".
El mismo parlamento que declaró la independencia, fue disuelto hasta tanto se celebren elecciones convocadas por Rajoy para el 21 de diciembre. Más de 150 altos cargos fueron cesados, la red de embajadas catalanas abiertas en los últimos años fue cerrada y la cúpula de la policía regional, los Mossos dEsquadra, fue relevada por órdenes del Ministerio del Interior.
El nuevo comando ordenó retirar la escolta a los dirigentes destituidos así como retirar las fotografías del destituido presidente catalán Carles Puigdemont de las comisarías. Pero los líderes independentistas no reconocieron su cese. Oriol Junqueras, el vicepresidente del ejecutivo destituido, aseguró que "el presidente del país es y seguirá siendo Carles Puigdemont". "No podemos reconocer el golpe de Estado contra Cataluña, ni ninguna de las decisiones antidemocráticas que está adoptando el Partido Popular de Rajoy con control remoto desde Madrid", añadió. De su parte, Puigdemont apeló a "la oposición democrática" y "pacífica" a la toma de control del gobierno español.
En el día de hoy, es posible que los dirigentes destituidos o los diputados del parlamento disuelto intenten volver a sus puestos de trabajo. También se espera que la fiscalía española se querelle contra Puigdemont por "rebelión", un delito penado con hasta 30 años de prisión.
https://www.cronista.com/internacionales/Multitudinaria-manifestacion-en-Barcelona-por-la-unidad-espanola-20171030-0044.html
