01sinodoSÍNODO; LOS ABUSOS SEXUALES IMPIDEN LA EVANGELIZACIÓN
10/12/2012
Es la opinión del obispo canadiense Brian Joseph Dunn: “Es necesario cambiar las estructuras y la mentalidad. Urge que las mujeres participen sistemáticamente”
OBISPOS Y CARDENALES DURANTE LA APERTURA DEL SÍNODO REDACCIÓN ROMA
En la sesión de esta mañana del Sínodo sobre la Nueva Evangelización se habló sobre el drama de los abusos sexuales en contra de menores por parte de sacerdotes.
“¿Cómo podemos evangelizar a los que fueron heridos profundamente por hombres de Iglesia involucrados en abusos sexuales?”, se preguntó, entre otros, el obispo canadiense Brian Joseph Dunn di Antigonish. "Jesús se ocupó de los desilusionados y escuchó atentamente las historias de los discípulos para restituirles una nueva consciencia de su presencia. El ejemplo de Jesús demuestra que la Nueva Evangelización, que debe llevarse a cabo en plena crisis de abusos sexuales, se da de cuatro formas diferentes”.
Primera: “ofreciendo una auténtica oportunidad para escuchar, discernir y comprender la profundidad del dolor, de la rabia y de la desilusión que derivan de este escándalo. Este ministerio podría entrar a formar parte del ministerio de cada diócesis bajo la forma de una oficina de meditación, en la que las personas puedan desahogar el propio dolor y buscar una reconciliación adecuada”.
Segunda: “analizando los motivos que han llevado a esta crisis, creando medidas adecuadas para crear ambientes seguros para los niños y para los más vulnerables en la comunidad de los fieles”.
En tercer lugar, prosiguió el obispo Brian Joseph Dunn de Antigonish, para responder al drama de la pederastia es necesario que “todas las relaciones y estructuras en el seno de nuestras parroquias e Iglesias locales estén permeadas por un espíritu de comunión mediante un diálogo que acerque a las personas, que reconozca la presencia del Espíritu de Dios en la obra de los miembros de la comunidad y que asista a los que consideren que su voz no es escuchada por la Iglesia”.
Para concluir, es necesario impulsar “la corresponsabilidad con cambios oportunos en algunas de las estructuras de la Iglesia, además de la mentalidad, la actitud y la emotividad con la que se opera en el contacto con los laicos”.
 
“Estos cambios -dijo el religioso canadiense- podrían traducirse en la formación de grupos pastorales compuestos por presbíteros y laicos, como reflexión y reconocimiento oficiales de los ministros eclesiales laicos, además de una deliberada y sistemática participación de las mujeres, confiriéndoles posiciones de guía en cada uno de los niveles de la vida eclesial […] Cuando esto suceda, el Espíritu será escuchado de nuevo, nuestra fe será transmitida con mayor eficacia, nos renovaremos en nuestra fe y nuestro testimonio será más auténtico en este mundo contemporáneo”.

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