nicaragua200Entre una voluminosa nomina de muertos hay un periodista de televisión
Por Jean Georges Almendras-23 de abril de 2018

30 muertos y centenares de heridos.
Las calles de Managua y de otras ciudades del suelo nicaragüense se tiñeron de sangre y la violencia y la muerte campearon, en los últimos siete días.
Hoy en Nicaragua reina una tensa calma. Pero los miedos y los temores no se han ido. Los fantasmas del terror y de la muerte sobrevuelan por las calles nicaragüenses. Hay esperanzas de que el diálogo se haga presente y obre. Hay esperanzas. Pero no hay certezas.
El gobierno sandinista de Daniel Ortega y de su esposa Rosario Murillo, que alcanzaron ya su 3era presidencia consecutiva, vive una de sus más graves crisis política y social de los últimos tiempos. El proceso de deterioro social que ha marcado a esa tierra tiene una causa, un origen. Daniel Ortega y Rosario Murillo referentes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)  ¿burdamente dieron la espalda a las verdaderas conquistas de la Revolución Sandinista? Conquistas del pueblo trabajador y de los jubilados, recientemente pisoteadas por medidas regresivas que responden descaradamente a mandatos de intereses capitalistas y más específicamente del Fondo Monetario Internacional  (FMI)
El terror y el horror se dieron cita en las calles nicaragüenses. Y fue de tal magnitud la violencia desatada desde filas gubernamentales y desde las juventudes sandinistas que desde el Vaticano, el Papa Francisco,  literalmente  horrorizado, llamó al diálogo de las todas partes en pugna. Un diálogo urgente para  que haya paz entre los nicaragüenses, de hecho ya protagonistas de una guerra civil, que no debe ni retroalimentarse ni aumentar.
Dentro de un contexto de derechización del sandinismo el gobierno nicaragüense (Daniel Ortega, presidente  y Rosario Murillo, vicepresidenta)  el pasado día 17 de abril firmó el decreto ejecutivo 03-2018 que establecía reformas en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) en el que se disponen: el aumento de las cotizaciones de trabajadores y empleadores y la reducción del 5% en las pensiones, con efecto retroactivo
Desde ese mismo momento los sectores populares de los nicaragüenses comenzaron a vivir los días del infierno más indescriptible. Fue inevitable la protesta social. Una protesta masiva que tuvo su fase embrionaria en las masas estudiantiles. Desde las Universidades  se lanzaron las arengas  para una protesta generalizada y ellas fueron bastiones de movilizaciones.
 nicaragua2 Movilizaciones y protestas que se extendieron más allá de Managua. Movilizaciones  en ciudades como León, Masaya, Estelí, Matagalpa y Granada  donde los estudiantes salieron a las calles y protestaron. Protestaron enérgicamente, junto a los trabajadores y a los campesinos, que también acudieron al llamado de resistencia.
Y todas estas protestas accionaron una represión brutal.
Fuerzas policiales de las ciudades donde se hicieron sentir las protestas sociales y fuerzas policiales especializadas en disturbios, apelando a sus armamentos naturales y toda la logística a su disposición reprimieron sin tregua y sin limitaciones. Y por si fuera poco, se sumaron a las represiones las juventudes sandinistas. Juventudes que respaldaban con su accionar al gobierno de Ortega, empuñando armas de fuego, palos y piedras. Verdaderos grupos de matones que se lanzaron a las calles para poner freno a las protestas populares.
El caos y el terror se apoderaron de Nicaragua. En los cuatro puntos cardinales de la tierra de Sandino la violencia fue cobrando víctimas. En los cuatro puntos cardinales de la tierra de Sandino la violencia no tuvo respiro en toda una semana.
30 muertos y más de 300 heridos. Y entre los muertos, un periodista. El colega Miguel Angel Ganoa. Mientras realizaba un reporte, precisamente en medio de una protesta en la ciudad costera caribeña Bluefields, una bala le alcanzó la cabeza y allí mismo se acabó su vida.
Entre los muertos se contabilizaron también trabajadores, estudiantes y hasta algunos agentes de policía. En las calles llovieron los gases lacrimógenos, las piedras, las balas y por momentos  la más absoluta anarquía.
Pero la violencia represiva tuvo también otros actores.
Soldados del ejército nicaragüense que también ganaron las calles y saqueadores de comercios y supermercados que emergieron de entre las turbas de gentes descontroladas.
Nicaragua desangrada. Nicaragua violentada por el autoritarismo de quienes fueron referentes de una revolución sandinista que hoy se opone al pueblo pisoteándolo a bala y palo. Como en los tiempos de Somoza.
El gran poder de los yanquis parece haber renacido en estos tiempos. Una verdadera catástrofe.
El obispo auxiliar de  Managua, Silvio Báez insto a que Ortega “deponga su actitud arrogante, que escuche al pueblo, se abra al diálogo con toda la sociedad,  que sienta el dolor de tantas familias y que colabore con la paz en el país”.
Finalmente al cabo de siete días de infierno el gobierno puso marcha atrás a sus medidas relacionadas con las reformas. Éstas fueron revocadas, pero los ensañamientos verbales desde el gobierno continuaron.  Los ex líderes del sandinismo lanzaron todo tipo de calificativos contra las masas populares en protesta. Contra los estudiantes a quienes catalogaron como “pandilleros”.
Daniel Ortega y su esposa han dado a su gobierno un perfil derechista y notoriamente distante de los parámetros de la izquierda de los tiempos del pasado. Como si ambos, convicción mediante  –o estrategia política mediante- tuvieran como cometido principal darle la espalda al sandinismo de los años de la revolución contra la dinastía Somoza.
Así de crudas están planteadas las cosas en la Nicaragua de nuestros días.
Una Nicaragua que en materia de economía parece estar más aferrada a un modelo neoliberal promovido nada menos que por un referente de la Revolución Sandinista. Un referente que en el año 2017 poco ha hecho para revertir una realidad dura y alarmante: que un tercio de la población viva en situación de contundente pobreza, que sea notoria la precarización laboral y que los salarios sean en extremo bajos.
Una Nicaragua en la que gradualmente se beneficia a los sectores patronales y a las empresas extranjeras, o los que es decir a las zonas francas.
Todo indica, lamentablemente, que Daniel Ortega concentró el poder político y  beneficios económicos para su familia. Pero además, Ortega-Murillo, imponen (y se imponen) con un autoritarismo (somocista) reprimiendo brutalmente e ignorando libertades democráticas, derechos humanos y libertades laborales.
En definitiva, actuando como un dictador. Como un Anastasio Somoza. Horrendo.
 nicaragua3Informaciones periodísticas a propósito de los últimos días de violencia dan cuenta que  los líderes políticos coinciden en advertir que el descontento de la población va mucho más allá de la reforma al sistema de pensiones, y apuntan a la necesidad –urgente necesidad- de un cambio en la dirigencia del país.
Mientras la presidenta del opositor  partido de izquierda Frente Amplio por la Democracia (FAD) dijo a la prensa local y a las agencias de noticias: “Aquí no hay más salida que hacer elecciones libres, transparentes, para evitar que hay un mayor costo a la población”, la periodista Cristina Chamorro  (ex directora del diario La Prensa) dijo: “el presidente solo tiene dos opciones: salir por la vía electoral como en 1990 o ensangrentado como el dictador Anastasio Somoza, depuesto en 1990, precisamente por la Revolución Sandinista”
La prensa local e internacional dio a conocer que el sábado 20 de abril en cadena nacional de radio y televisión, Ortega aseguró que su gobierno estaba abierto a que se modificara la polémica reforma y llamó a las “empresas” al diálogo, explicando que –según lo programado- la reforma entraría en vigor el 1ero de julio, por lo que había tiempo para instalar una mesa de diálogo, pero en ningún momento hizo referencia al número de muertos y heridos en los enfrentamientos registrados en las calles de su tierra, señalando que la violencia fue responsabilidad de “pequeños grupos de oposición”.
nicaragua4Voceros del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP)  respondieron al gobierno con un comunicado.
“No se entablaran conversaciones con ningún delegado oficial hasta que el gobierno no ponga fin a la represión policial,  libere a personas que fueron detenidas por protestar pacíficamente y restablezca la libertad de expresión sin restricciones”
En otro tramo del comunicado se abogó literalmente por un diálogo “que parta de una agenda amplia en la que se incluyan los temas de interés nacional con la participación de representantes de la juventud, sectores académicos y la Conferencia Episcopal”.
Por su parte desde los diferentes sectores estudiantiles que participaron de las protestas dieron a conocer a la prensa local y extranjera que todas esas movilizaciones no eran únicamente por la reforma de la seguridad social.
“Nos movilizamos también contra los supuestos fraudes electorales, las continuas de los combustibles, la impunidad de la Policía, las muertes de campesinos opositores sin resolver  y el discurso oficial de paz y reconciliación que no reflejan  la realidad del país”
Hay esperanzas de que la paz reine en Nicaragua.
Hay esperanzas, pero no hay certezas.
¿Por qué Daniel Ortega está dando la espalda a la Revolución Sandinista?¿Por qué?
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*Foto de Portada: www.infobae.com
*Foto 2: www.mentepost.com
*Foto 3: www.confidencialhn.com
*Foto 4: www.fmcenteresnoticia.com