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santiago200Horas criticas viven las comunidades mapuches en El Bolsón, Argentina  
Por Jean Georges Almendras y José Guzman
Enviados especiales a El Bolsón, Provincia de Chubut, Argentina -9 de agosto de 2017
La persecución  a los pueblos originarios en la zona de El Bolsón, en la provincia de Chubut, vive momentos en extremo preocupantes: un joven artesano de 28 años, de nombre Santiago Maldonado, que había viajado a esa región de la República Argentina para apoyar la lucha de la comunidad mapuche de Cushamen, desapareció literalmente en oportunidad de que fuerzas de la Gendarmería Nacional –el pasado 31 de julio- cargaron violentamente y a balazos sobre un grupo de integrantes de la comunidad que realizaba una protesta.

La embestida represiva fue de tal magnitud que todos los presentes desesperadamente huyeron del lugar, estando entre ellos el joven Maldonado. Según testigos, varias personas atinaron a introducirse en la vegetación y en esas circunstancias avistaron al joven artesano cuando era literalmente cercado por los efectivos de la Gendarmería, oyéndose claramente que uno de los  uniformados gritó “¡¡Tenemos a uno¡¡”. Ese uno no era otro que Santiago Maldonado. Segundos después –siempre de acuerdo a testigos presenciales- una camioneta oficial fue ubicada cerca de quien estaba allí reducido. Entonces, se pudo saber que los funcionarios participantes en el procedimiento abrieron las puertas traseras del vehículo, para finalmente ubicar allí al detenido. Los testigos observarfon además que los efectivos habían formado allí un escudo humano, seguramente con la intención de impedir que sea visible el desenlace del procedimiento. Un procedimiento que en los minutos que siguieron se tornó absolutamente irregular ( e ilícito) porque la camioneta se alejó del lugar y ese alejamiento fue en definitiva el momento preciso, en que Santiago Maldonado, se convirtió en un desaparecido.
Prácticamente como en los tiempos de dictadura. Una desaparición forzada en plena democracia. En un país donde rige un  estado de derecho, vociferado y permanentemente mencionado por el gobierno del presidente Macri y todo su gabinete, y todos sus simpatizantes, y todos sus políticos.

El procedimiento en el que “desaparecieron” a Santiago Maldonado tuvo sus repercusiones. Repercusiones insospechadas, en medio de un clima de tensión e indignación generalizado entre todos los integrantes de las comunidades mapuches de la región y de las organizaciones de DDHH y de los dirigentes y activistas solidarizados con la causas de los pueblos originarios, residentes en la región y fuera de ella.

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La zona esta militarizada y ocupada por fuerzas policiales. Lo que no hace mella entre todos aquellos que forman parte de la lucha por  esa causa a la que todos deberían apoyar. Si acaso por todos los que creen en la justicia y por todos los que  son plenamente conscientes de que los imperios siguen operando en nuestras tierras sudamericanas, como en el siglo pasado y como en dictadura.
   
La empresa del italiano Benetton y él mismo, se ha defecado (y la expresión es válida) en la legitimidad de las tierras mapuches, en sus vidas y en la cultura de las comunidades de esa región argentina. Benetton y los serviles del sistema financiero que lo apadrinan dentro del Estado argentino, que se jacta de su democracia “impoluta”, han ignorado toda la lucha de las comunidades mapuches, tildándolos de terroristas y de violentos. Y la prensa del “establishment” se ha alineado con el Estado, sin perder tiempo para demonizar estas luchas.

¿Son luchas aisladas?. No. No son luchas aisladas. Son luchas de la América Latina de hoy, que insisto, sigue con las venas abiertas. Esa América Latina de Eduardo Galeano, cada vez más vigente: en la provincia de Chubut, en la Argentina; en Honduras, donde se han asesinado dirigentes, como Berta Cáceres; en México, donde las muertes de campesinos originarios, dirigentes y periodistas van en alarmante aumento; en Paraguay, donde el campesinado sigue siendo pisoteado como en los tiempos de la pre dictadura y dictadura de Stroesner, sembrando muerte e injusticias por doquier, con el aliado de turno: la narco política.
 Entonces, con todo este panorama, con todo este contexto, y con la reciente (y muy fresca) desaparición de Santiago Maldonado, la lucha de las comunidades mapuches en El Bolsón, ahora se ha transformado en una lucha generalizada. En una causa de todos. Y no por casualidad esa lucha ha trascendido las fronteras de la provincia de Chubut, y  se ha extendido a la capital. A Buenos Aires, donde las protestas se han hecho sentir y donde el reclamo de aparición con vida de Santiago Maldonado ha salido a las calles, convocándose a que el pueblo argentino acompañe pacíficamente las movilizaciones.

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En tonces,tal parece que la “desaparición forzada” de Santiago Maldonado, ha hecho desbordar el vaso. El vaso de la paciencia.  En consecuencia, en  la provincia de Chubut, y fuera de sus fronteras,  los ánimos están caldeados.

Desde filas gubernamentales se niega que Santiago Maldonado haya sido “chupado” por las fuerzas policiales, que ahora –una y otra vez- hacen operativos de búsqueda del artesano. Pero los testimonios y la tenacidad de la comunidad mapuche y de los testigos presenciales del operativo, es verdaderamente un muro infranqueable que busca hacer añicos al manto de impunidad que estaría en vías de cubrir el detestable episodio de la  desaparición de Santiago.

¿Recuperarlo con vida sería la única de posibilidad para negociar un stop a  tanta movilización y tanta repercusión? Lo dudo, porque su desaparición y hasta su hallazgo con  vida, forman parte de una lucha ancestral (y de nuestros días) por una causa sólida, que no se aplacará, no se enmudecerá, no se adormecerá, no se postegará, ni se detendrá.
      
Sergio Maldonado, hermano de Santiago, en una carta explico detalladamente lo ocurrido: ”Los gendarmes lo rodearon, lo golpearon y lo subieron a una camioneta. No sabemos nada más. No se lo tragó la tierra. Está desaparecido en manos de Gendarmería”.
 
Nora Cortiñas, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora dijo a los medios de prensa argentinos que “es muy grave esto que está pasando” y que “ la ministra de Seguridad Bulrich debe renunciar ya si tiene un poco de dignidad”.

Por su parte, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) pidió al Comité contra la desaparición forzada de la Organización de las Naciones Unidas actuar de manera inmediata para que tomen  medidas para encontrar al joven. El Comité respondió el pedido y exigió “la acción urgente del Estado argentino”

¿Panorama bastante patético y comprometedor para el Estado argentino?. Bastante.

Por un lado, porque  está el hecho, de que integrantes de la Gerdarmería Nacional, destinados a reprimir una protesta de los pueblos originarios, acatando órdenes de sus superiores (que están al servicio del sistema financiero que erosiona la soberanía y las tierras y pueblos sudamericano, para beneficio de poderosos intereses capitalistas  europeos y norteamericanos) habrían hecho desaparecer a un joven participante de la movilización (Santiago Maldonado) a la vista de todos, según los testigos oculares. Una desaparición forzada a merced de las fuerzas del “orden”, o lo que es mejor decir, a merced de  las “fuerzas del desorden”.

Por otro lado ( y por más que oficialmente se siga negándolo “por no hallarse indicios de que Santiago haya sido ubicado en un vehículo oficial”) porque  se trataría  de una desaparición forzada en plena democracia, en pleno estado de derecho. Ya la sola sospecha en contra de las autoridades actuantes, hace que el episodio sea grave sin lugar a dudas.

Un hecho por naturaleza gravísimo.

Como gravísimo es que la comunidad mapuche de Cushamen esté siendo perseguida brutalmente por  las fuerzas del Estado y las autoridades de la gobernación de Chubut, y de la capital de la República, que por cierto no han hecho otra cosa que demonizar la lucha de  los pueblos originarios. La han hecho demonizarla (difamarla) primero,  para minimizarla después.

Metodologías que siempre terminan con víctimas. Con sangre y con  muerte. Con dolor. El dolor de los pueblos atormentados por el modernismo. Pueblos a los que se quiere arrebatar y violentar su pasado. Pueblos a los que se quiere obligar a “aggionarse” .

Pueblos a los que ancestralmente ya se les han arrebatado tierras. Muchas tierras. Tantas, y por tantas generaciones, que ahora el usurpador se cree el dueño y trata al originario como si fuese el intruso.

Tal es la esencia de toda esta lucha, de toda esta represión y de la desaparición forzada de Santiago Maldonado.

Y como en nuestra redacción se respiran aires de compromiso por las causas justas, partimos hacia El Bolsón para seguir in situ, junto a José Guzman (uno de nuestros colaboradores de la región) todo el derrotero de este episodio repulsivo por donde se lo mire,  y para igualmente dar cobertur a la lucha de la comunidad mapuche Cushamen , porque en ese camino hay mucho aún por denunciar e informar.
 
Porque no olvidamos que antes del 31 de julio de este 2017, momento en que desaparece Santiago Maldonado, hubo represión y hay personas detenidas, siendo una de ellas el dirigente mapuche “Lonko” Facundo Jones Huala.

Porque no  olvidamos que las comunidades mapuches viven una lucha desde hace tiempo, porque desde hace tiempo están siendo ignorados, sometidos y despojados de sus raíces.

A la vista de todos, que es lo más lamentable.



*Foto de Portada: www.laizquierdadiario.com
*Foto 2: www.redecoalternativa
*Foto 3: José Guzmán

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