(“Lonko” Facundo Jones Huala, autoridad mapuche, política-espiritual)

“Estamos al borde de la extinción, pero estamos más vivos que nunca”

Entrevista exclusiva de Antimafia Dos Mil y Our Voice, en Penal de Temuco, Chile

Por Jean Georges Almendras, Matías Guffanti de Our Voice y Giorgio Bongiovanni

“La lucha mapuche continuará, la lucha que siempre hemos planteado”, así nos habla el Lonko Facundo Jones Huala cuando nos recibe en la cárcel de la ciudad de Temuco, distante a casi 700 kilómetros de Santiago de Chile. Nos recibe porque gestionamos la entrevista con anticipación, cumpliendo con todos los protocolos y las formalidades de rigor para encontrarlo, pero no tenemos autorización ni para grabar en audio el encuentro ni tampoco para registrarlo gráficamente. Un encuentro exclusivo con Antimafia Dos Mil y el Movimiento Our Voice. Un encuentro que demandó cuatro horas y que nos permitió profundizar en los aspectos más salientes y poco conocidos de la lucha de las comunidades mapuches de Argentina y de Chile, la historia política de ambos países y las principales problemáticas actuales de los territorios, entre otras cosas.

Un encuentro en un escenario de encierro. Un encierro después de haber sido condenado a 9 años de prisión (6 por incendio y 3 por portación de armas)*. Un encierro que para él no ha sido obstáculo para su militancia. Una militancia ancestral (y de hoy) que compartió con nosotros, en una muy prolija sala de visita que inesperadamente nos reservaron para el encuentro. Un encuentro que nos atrevemos a decir que fue esperanzador en el sentido de la divulgación y la expansión de las ideas, la metodología y la esencia de la causa mapuche en ambos lados de la cordillera andina, después de recibir tanta manipulación por los medios hegemónicos de comunicación. Un encuentro enriquecedor y de alto valor testimonial.

Por Jean Georges Almendras-1ero de agosto de 2019

Da pavor tanta impunidad después de dos años de un crimen de Estado. Un crimen de Estado que tuvo como víctima a un ciudadano argentino que por opción (y por conciencia política) se integró a las comunidades mapuches de la provincia de Chubut, a 80 kilómetros de la ciudad de Esquel, sobre la ruta 40, en una zona cercana a El Bolsón. Un crimen de Estado que tuvo como víctima al artesano y tatuador Santiago Maldonado, cuya lucha codo a codo con los mapuches de la Lof en Resistencia de Cushamen, marcó una de las etapas más trágicas en la lucha de las comunidades mapuches de Argentina por recuperar sus tierras, en la región patagónica, donde se abrazan el atractivo turístico de la región y la violencia estatal que se ejerce bajo múltiples formas contra los pueblos originarios de ese punto del mapa argentino. Una etapa trágica del año 2017, más concretamente del día 1ero de agosto, que fue la antesala de una segunda tragedia que azotó a las comunidades mapuches de Bariloche, el asesinato del joven Rafael Nahuel, el día 25 de noviembre. Un hecho que fue igualmente un crimen de Estado.

Santiago Maldonado, que no era mapuche, fue un mártir de la lucha mapuche. Rafael Nahuel era un joven de 22 años, y él era mapuche, y fue otro mártir de la lucha mapuche.

Por Agustín Saiz-28 de junio de 2019

Desde Tiahuanaco cuna de la civilización, desde donde salieron los primeros hombres a poblar los confines del territorio, se escribe la historia desde otra perspectiva. La esperanza de reconstruir el mundo donde alguna vez habitaron nuestros ancestros en concordancia con las leyes que dictaminan la dinámica del cosmos, está intacta y es urgente. La recomposición del Tahuantinsuyu, entendido como la restitución continental de un gobierno autónomo es un faro de luz civilizador. Un horizonte próximo que se acerca y se abre paso entre los escombros de un imperio en ruinas, corroído en sus bases, incapaz de reflexionar sobre su mortal naturaleza sanguinaria para evitar así convertirse en un soplo efímero de la historia del tiempo.

La sociedad actual, como un parásito extendido por todo el globo se ha convertido en una bomba de extracción sistemática de los recursos naturales. De la totalidad de los 2.000.000.000.000 barriles de petróleo preexistentes a mitad del siglo XIX, al día de hoy ya hemos consumido prácticamente todo. En un solo año se extingue el petróleo forjado durante 5.000.000 millones años al calor de nuestra Madre Tierra. La mayoría de los países sufre escases de recursos, 54 de los 65 principales productores han pasado el pico de la curva del petróleo. Ahora, para mantener el ritmo se necesita descubrir el equivalente energético a una Arabia Saudita entera cada tres años; pero claro, no quedan más nuevos yacimientos por descubrir. El decrecimiento es inevitable y no será ni suave, ni programado. Sera un colapso civilizatorio, un golpe tan duro que trastocará la vida todos nosotros. Se calcula que para sostener el standard de vida de un ciudadano norteamericano promedio se necesitan el equivalente energético de lo que pueden aportar 150 hombres trabajando 24hs. Ninguna de las políticas que hubiesen permitido mitigar la caída en las últimas tres décadas se han puesto en práctica por ningún Estado. Ahora ya es demasiado tarde. Las ciudades tal cual las conocemos dejarán de tener razón de ser cuando se vuelvan inviables y caduque la civilización del automóvil y el comercio exterior sea imposible. Caerán con ellas también la industria de los alimentos, la industria química, la farmacéutica y todas las demás derivadas, que hoy entretejen la vida urbana tal cual la conocemos.

APDH: denuncia penal a Patricia Bulrrich por plan criminal contra pueblos mapuches

Por Jean Georges Almendras-16 de junio de 2019

En la Argentina de hoy, en medio de los vaivenes políticos en el que se incluye por ejemplo la postulación a la vicepresidencia (por el macrismo), de Miguel Angel Pichetto (noticia que por otra parta cae como un bombazo, especialmente por tratarse de un personaje -por cuyo perfil y por su experiencia histórica entre los argentinos- que se lo asocia con el pensamiento de la triple A de los años setenta, entre otras cosas por el hecho de haber tildado hoy de comunista al candidato del peronismo Axel Kicillof, en una actitud que sin mucho esfuerzo lo identifica más con el ala fascista del peronismo, que con el propio ala fascista del macrismo) hay otras realidades que sobresalen y que impactan. Impactan y asombran porque se relacionan estrechamente con los pueblos originarios. Los pueblos originarios que forman parte del mapa social de un país que hoy se encuentra asediado por autoritarismos y despotismos de diferente color y forma. Los pueblos originarios, que desde el 2015 vienen soportando estoicamente persecuciones, maltratos, humillaciones y toda suerte de avasallamientos de parte de las mentes más recalcitrantes y colonialistas y racistas de un Poder Ejecutivo Nacional, ensoberbecido de poder, en todas sus más insospechadas formas.

En los últimos días la Ministra de Seguridad del Gobierno de Mauricio Macri Patricia Bulrrich (una verdadera ganadora del Martín Fierro al descaro y a la desvergüenza) con burdo cinismo y apelando a un actitud carente de toda sensibilidad humana (y de inteligencia humana) declaró: “Si algo hemos hecho desde el gobierno nacional es ordenar en el Sur una situación que estaba desmadrada, que era de violencia extrema”. Palabras (ante todo carentes de todo fundamento) que buscaron desestimar la reciente denuncia penal presentada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) “por la existencia de un plan criminal ejecutado contra las comunidades mapuches, conflicto que desde diciembre del año 2015 tuvo un salto cualitativo de violencia y muerte” según expresiones de los querellantes, presidentes de la APDH, Gisela Cardozo, Norma Ríos y María Elena Naddeo.

Libro de Santiago Rey visibiliza a un Estado asesino que cruelmente silenció la verdad

Por Jean Georges Almendras y Frecuencia Joven, de Our Voice-20 de mayo de 2019

Quisiera decir que se hizo justicia en el caso Rafael Nahuel, con el reciente reconocimiento de la Justicia: de que no hubo enfrentamiento a balazos entre prefectos del grupo Albatros y los mapuches que valerosamente (y legítimamente) defendieron su comunidad y su tierra, y que el Prefecto Pintos fue acusado formalmente de haber dado muerte al joven mapuche, pero no puedo hacerlo aún porque la causa de Rafael Nahuel, no ha sido zanjada aún de manera íntegra. Como tampoco han sido zanjadas las restantes causas vinculadas con las comunidades mapuches ni tampoco han cesado las prácticas colonialistas y racistas, en sus diferentes formas, de la administración Macri en contra de los pueblos originarios, estando entre ellas la que se relaciona directamente con el caso Santiago Maldonado, cuya impunidad de los responsables continúa siendo un hecho tangible y visible a todos los ojos de la Argentina y del mundo.

Y precisamente en ese contexto de incertidumbres y manipulaciones, en medio de las cuales intermitentemente salen a la luz algunos atisbos de esperanzas respecto a los mapuches, un periodista comprometido ante todo con la verdad, y con la justicia, (como valores irrenunciables para un comunicador honesto y consciente de la dramática realidad social mapuche) edita un libro que obligatoriamente todos deberíamos leer. Un libro específicamente revelador y que echa luz sobre el caso del joven mapuche asesinado en Villa Mascardi, Bariloche, en el mes de noviembre del año 2017, apenas unos pocos después de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado.

Entrevista a Rolando Núñez del Centro Mandela de Chaco

Por Mariana Trejo de Our Voice Argentina-15 de mayo de 2019

A nadie le importa el horror en el Chaco Argentino.

"América Latina no le importa a nadie."Así decía Richard Nixon, y no se equivocaba. Pero Latinoamérica está llamando la atención del mundo, gracias a la efervescente resistencia de los pueblos cada vez más conscientes de estar sufriendo el constante peso de la opresión sistemática, histórica y reciclada del Imperialismo colonial, el peso de un sistema que ha exterminado, desplazado y robado a los Pueblos Originarios con total impunidad.

El Estado Argentino, y los Gobiernos de turno de la Provincia de Chaco –de empresarios o señores feudales- siempre se encargaron de servir a este mismo sistema, desconociendo y abandonando a las poblaciones indígenas.

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