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14trinidadtobagoUna sociedad compleja, con una verdadera amalgama de culturas y religiones; en el ocaso de ISIS, Trinidad y Tobago comienza a preocupar a Occidente.
3 DE ENERO 2018 - 20:00 - Pascual Albanese

El derrumbe territorial de ISIS modifica cualitativamente la geopolítica del terrorismo transnacional. A más de 9.000 kilómetros de Medio Oriente, el archipiélago caribeño de Trinidad y Tobago, que fue el mayor exportador per cápita de combatientes para el Califato Islámico, se transforma ahora en un foco de preocupación para los servicios de inteligencia occidentales.

Tiempo atrás, “Dabiq”, la revista de propaganda de ISIS, publicó una promocionada entrevista a Abu Sa d’At-Trinidadi, un joven trinitario de origen cristiano que se unió a las tropas del califato luego de convertirse al Islam. Abu fue uno de los 125 habitantes de Trinidad Tobago que los servicios de inteligencia occidentales ficharon como combatientes del ISIS. Llamó especialmente la atención que el ISIS difundiera un video convocando a los trinitenses a formar un califato en las islas. Los expertos empezaron a preguntarse cómo surgían tantos yihadistas en una excolonia británica, cuya lengua oficial es el inglés.

Trinidad y Tobago

Para algunos especialistas, el fenómeno tiene que ver con ciertos rasgos locales como el alto índice de criminalidad. A pesar de su elevado ingreso por habitante (alrededor de 18.000 dólares), Trinidad y Tobago presenta graves problemas ocasionados por bandas criminales involucradas en secuestros, narcotráfico y tráfico de armas. Esa cultura de la ilegalidad, que genera una “sociedad paralela”, es un caldo de cultivo propicio para los grupos terroristas.

Pero hay otro factor más importante: Trinidad y Tobago detenta un poco conocido legado histórico de fundamentalismo islámico, inédito en Occidente. En julio de 1990, un grupo islamista llamado “Jammat Al Muslimeen” (JAM por su sigla en castellano) intentó tomar el poder. Unos 250 de sus militantes ocuparon la Casa de Gobierno y el Parlamento, apresaron al primer ministro y a otros funcionarios y los mantuvieron detenidos durante seis días. Rodeados por la policía, decidieron rendirse, pero pactaron una amnistía que impidió encarcelarlos. De ese núcleo provienen algunos de los extremistas que se sumaron al ISIS. Otros grupos más radicalizados se desprendieron de JAM para crear el Frente Islámico y el núcleo clandestino “Rebeldes de ISIS”. John Mc Coy, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Alberta, en Canadá, y autor de un ensayo titulado “Extremismo violento cultivado en Trinidad y Tobago: patrones locales, tendencias globales”, explica que “el fundamentalismo islámico en el archipiélago tiene “formas endógenas” que fueron alteradas y aprovechadas por grupos como Al Qaeda e ISIS”.

¿Intervención preventiva?

La marginalidad social tampoco es ajena a la expansión del fundamentalismo islámico en Trinidad y Tobago. Mientras la población musulmana originaria provino de India, y tradicionalmente vivió en armonía con los demás sectores de la población, el JAM tuvo su base de sustentación en la población negra de origen africano que vive en los barrios pobres.

El líder de JAM, Lennox Philip, un expolicía, asumió el nombre de Yassin Abu-Bark. “¿Por qué los jóvenes de Trinidad Tobago, la tierra del calipso y las bandas de percusión caribeñas, del carnaval y la alegría, del chutney y todo lo demás?... ¿Por qué dejan a sus familias y se van a un sitio donde la muerte es casi segura? ¿Por qué hacen eso? Yo considero que la culpa es del Gobierno, el actual y los del pasado”, afirma Abu Bakr, interesado en legitimar su actividad amparándose en la lucha contra la injusticia.

La complejidad de la sociedad trinitense es un desafío para sociólogos y antropólogos. El archipiélago, transformado hoy en importante productor de petróleo, fue descubierto por Colón, pero su dominio fue disputado por españoles, ingleses, holandeses y franceses y su existencia acosada por piratas, que también dejaron su impronta. En 1802 quedó en manos británicas y se independizó en 1962.

La población indígena originaria fue sustituida por esclavos africanos, utilizados para las plantaciones de caña de azúcar y tabaco. Cuando la esclavitud ya dejó de otorgar beneficios, se optó por la mano de obra barata proveniente de India, China, Líbano y Siria. La república caribeña es una amalgama de razas, con diferentes confesiones religiosas. La principal sigue siendo el catolicismo (26% de la población), pero también son fuertes el hinduismo y el islamismo. En los últimos años se destaca la cantidad de conversiones del Cristianismo al Islam, que experimenta una notable expansión. Actualmente funcionan 85 mezquitas, varias controladas por clérigos radicalizados.

Mientras el ISIS difundía sus videos de propaganda con acento caribeño a través de las publicaciones fundamentalistas, las autoridades lanzaron una campaña de vigilancia. Sobre todo, buscaron frenar el intenso flujo de fondos que enviaban algunas organizaciones hacia Siria. El problema es que la cuestión ha mutado de naturaleza: el dinero que antes salía para financiar al ISIS ahora podría emplearse para auxiliar a las milicias islámicas en el archipiélago.

El primer ministro trinitense Keith Rowley agregó otro factor de inquietud cuando alertó sobre el riesgo ocasionado por “la migración de los países árabes musulmanes en conflicto y de cientos de inmigrantes ingresados desde Venezuela con pasaportes expedidos por Caracas, pero sobre los que pesan dudas, por lo que se investiga la verdadera nacionalidad de origen de sus portadores, supuestos ciudadanos venezolanos”.

No es de extrañar entonces que Trinidad y Tobago haya pasado a formar parte de las hipótesis de conflicto barajadas por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses. La idea de una operación preventiva no es ajena a los analistas de la CIA y el Pentágono. El modelo de la intervención en Granada, ordenada por Ronald Reagan en 1983 para derrocar a un gobierno izquierdista en ese pequeño país caribeño, puede seducir a un Donald Trump necesitado de un éxito fácil y ansioso por ejercitar el músculo militar norteamericano.

https://www.eltribuno.com/salta/nota/2018-1-3-20-0-23-un-bastion-islamico-en-el-caribe

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