Por Giorgio Bongiovanni- 27 de enero del 2020
Durante dieciocho años, de 1974 a 1992, Marcello Dell'Utri fue el garante "decisivo" de un acuerdo entre Berlusconi y Cosa Nostra, con un rol “importante para ambas partes: la asociación mafiosa, que creó un canal constante de enriquecimiento significativo y el empresario Berlusconi, interesado en preservar su esfera de seguridad personal y económica". Es uno de los párrafos de la sentencia definitiva por la que el ex senador de Forza Italia fue condenado a 7 años por concurso externo en asociación mafiosa. En las motivaciones, los jueces de la Corte Suprema hablan de un verdadero "pacto de protección llevado adelante sin interrupción". Y Dell'Utri era el garante de "la continuidad de los pagos de Silvio Berlusconi a favor de los miembros de la asociación mafiosa, a cambio de la protección general que ésta le otorga al empresario".
Son páginas que cuentan una parte de la historia de los fundadores del partido Forza Italia, calladas por los grandes medios de comunicación y al mismo tiempo olvidadas por las masas.
No obstante, en una región como Calabria, donde más de la mitad de los que tenían derecho a hacerlo no fueron a votar, el candidato de ese partido fundado por un mafioso fue recompensado por los ciudadanos.
Jole Santelli, descripta como una "berlusconiana de hierro", ganó las elecciones obteniendo el 55,57% de los votos, superando así al candidato del centro-izquierda PippoCallipo (30,07%), gracias al apoyo de toda la centro-derecha unida.
¿Cómo pudo suceder algo así en el siglo XXI?
Durante décadas, en los años sesenta, setenta y ochenta, en Sicilia la mafia apoyócon su voto, como partido de referencia, a la Democracia Cristiana; luego, por un corto período, a los socialistas, hasta apoyar, en los años posteriores a las masacres, al recién nacido partido Forza Italia, tal como fue dicho por docenas de colaboradores de justicia.
¿Podría haber sucedido algo así también en Calabria?
Queremos pensar que la mayoría de los ciudadanos que votaron por Forza Italia, un partido disminuido y reducido al mínimo después de las debacles de los gobiernos de Berlusconi, son honestos y han tomado una decisión así por ignorancia, inconsciencia o, se me ha ocurrido también, por estupidez.
Pero sospechamos que hay más.
El año pasado, entrevistado en el programa "La Confessione", conducido por Peter Gómez en "Nove", el fiscal jefe de Catanzaro, Nicola Gratteri, estimó que en los territorios de alta densidad ‘ndranghetista la asociación mafiosa puede garantizar hasta el 30 % de los votos. También explicó que en Calabria siempre hay "una alternancia de poder" y que "la 'Ndrangheta trata de no estar nunca en la oposición, apuntando siempre al caballo ganador" y, si este caballo pierde,"entonces intenta posicionarse después, intenta aprovechar lo poco que han obtenido".
Si dichos datos son ciertos, teniendo en cuenta que la participación en Calabria fue del 44.32%, tenemos la medida de la influencia que la 'Ndrangheta, la organización criminal más poderosa y más rica del mundo en este momento, en cuanto monopoliza el narcotráfico internacional de estupefacientes, pudo haber tenido en las elecciones de ayer.
En el mejor de los casos, quien haya votado por Forza Italia es un ciudadano honesto, aunque ignorante o estúpido. En el peor de los casos, es un mafioso consciente de que se trata de un partido históricamente fundado por un hombre de la mafia, condenado hoy en forma definitiva.
Una cuestión de lógica, aunque dramática e inquietante.
Obviamente, también hay una Calabria que intenta levantar la cabeza, apoyando el trabajo de los magistrados que pretenden liberar a esa tierra del yugo de la mafia (lo prueban los miles de personas que fueron la semana pasada a Catanzaro para apoyar el accionar del fiscal Gratteri, ndr) pero, desafortunadamente, también hay mucho silencio. Al igual que se vio en Sicilia en los años de los estragos cuando, a pesar de los muertos y la sangre que corría por las calles, se negaba la existencia de la mafia.
Con el tiempo, Cosa Nostra aparentemente se ha debilitado como consecuencia de los numerosos arrestos, pero sigue siendo un punto de referencia de los negocios y de la lógica criminal.
Da fe de ello un juicio como el de la 'Ndrangheta Stragista, en curso ante el Tribunal Penal de Reggio Calabria, dirigido por el fiscal adjunto Giuseppe Lombardo.
La 'Ndrangheta, por su parte, ha elevado su nivel, mezclándose, según lo informado por las investigaciones más recientes, con hombres de la masonería desviada, de la política y del empresariado, creando un sistema de poder criminal capaz de condicionar a una democracia. Como ha recordado el propio Lombardo en una entrevista reciente “las mafias son una amenaza muy seria para el sistema económico mundial. Al tener enormes capitales para invertir, las grandes mafias, la 'Ndrangheta en particular, son protagonistas de importantes movimientos financieros, generando mecanismos extremadamente peligrosos que tienden a alterar el equilibrio del mercado". Y de esto no se puede ser cómplice. Sin más.
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