El coronavirus ataca al arrogante presidente brasileño
Por Giorgio Bongiovanni-9 de julio del 2020
El "presidente negro" Jair Messias Bolsonaro se contagió de Covid-19. Esto fue confirmado por el propio mandatario de extrema derecha durante una reunión con algunos periodistas en el Palazzo Dell'Alvorada. Los rumores de una posible infección habían estado circulando en los principales tabloides desde el lunes, pero el dato oficial llegó recién el martes. "Sí, di positivo -dijo Bolsonaro en tono preocupado- Todo comenzó el domingo con una breve indisposición, cuando me sentí cansado, indispuesto y con 38ºde fiebre. Pero ahora me siento perfectamente bien, solo tengo síntomas leves". En pocas horas la noticia desencadenó la polémica en todo el país. De hecho, Jair Bolsonaro se encontró con varias personas la semana pasada. De instituciones, del gobierno, amigos y parientes o simples simpatizantes. Ahora hay que retroceder en el tiempo, al menos dos semanas, que es el período de incubación del virus, y contactar a todos aquellos que han tenido trato con él. Para empezar, dos ministros de su gobierno que ya se hicieron el test y el embajador de los Estados Unidos en Brasil, Todd Chapman, con quien se reunió para una barbacoa con motivo del Día de la Independencia el 4 de julio pasado, sin mantener distancias ni máscaras de seguridad adecuadas. Pero el enojo de la población se dirige principalmente a la obstinación en la que Bolsonaro se mantuvo durante meses al negarle categóricamente, a sí mismo y a Brasil en su conjunto, el país más afectado por el coronavirus en América del Sur con más de 68.000 decesos y 1,7 millones de contagiados, las medidas de precaución adecuadas, subestimando y minimizando, en más de una ocasión, el peligro real del mismo. Una actitud arrogante e inmadura que en muchos aspectos recuerda a la del presidente británico Boris Johnson. Él también había minimizado la naturaleza del Covid-19. Él también había promovido contramedidas de emergencia, escasas e inadecuadas, adhiriendo incluso a disparatadas teorías como la de la "inmunidad del rebaño". Y él también se vio afectado por el coronavirus que puso en riesgo no sólo su salud y la de los miembros de su familia, sino también la de todos aquellos con los que estuvo en contacto, entre ellos líderes institucionales y hombres de la política, arriesgándose a paralizar el país. Ahora, la famosa ley de causa y efecto, bajo la forma del coronavirus, no ha perdonado tampoco a su par brasileño. El primer ministro británico, después del susto, salió ileso y finalmente adoptó una serie de medidas extraordinarias destinadas a contener la ola de contagios en Inglaterra. Todo lo que queda es esperar que Jair Bolsonaro pueda recuperarse pronto de la enfermedad aprovechando esta mala experiencia para luego comenzar a reevaluar la emergencia de salud intentando, como sea posible, tomar las medidas adecuadas para evitar la propagación de la pandemia en Brasil. Un país, recordemos, que está experimentando grandes dificultades económicas y sociales y donde otro virus, el de la corrupción, se arrastra hace años por las calles de las ciudades y los edificios del poder.
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