Por Antonella Mateu Bóveda, desde Paraguay-10 de noviembre de 2020
El fútbol hoy en día ha sido muy comercializado y se ha vuelto más que un deporte. Mediante la compra de clubes o la transferencia de jugadores, entre otras operaciones se encubren grandes sumas de dinero mal habidos, producto del narcotráfico o el crimen organizado. Este mal va ganando terreno cada día puesto que este deporte es muy visto y aceptado por la sociedad lo cual ayuda a estructuras mafiosas a seguir operando, en el lavado dinero. Lo terrible es que las instituciones encargadas de velar por estos hechos son increíblemente débiles o ineficaces, ya que en muchos casos no se ha llegado a una exitosa solución, aunque en la mayoría de las veces ni siquiera se ha tenido una denuncia. En Paraguay, las instituciones como la Secretaria de Prevención de Lavado de Dinero (Seprelad), encargada de controlar estos hechos punibles, no cuentan con la facultad suficiente para una estricta supervisión, porque la propia ley las limita a investigar. Actualmente con una luz de alerta dada por parte de las entidades financieras, bancos, casas de cambio, etc., se puede derivar la denuncia ante el Ministerio Público, e iniciar una investigación.
Varios jóvenes han sido vinculados con hechos de lavado. Los mismos se ven involucrados con el afán de conseguir un futuro mejor o simplemente detrás de sus sueños, como jugar en un club reconocido.
Según “la Caja Negra”, programa de Unical, en el año 2015 un futbolista minguero había sido transferido por la suma de 3,1 millones de dólares; el mismo no era un jugador de renombre pero lo más llamativo es que todo se realizó silenciosamente.
Se estima que el jugador debió recibir al menos unos 600 mil dólares, que es el 20% que generalmente le corresponde al atleta, en este tipo de transacción. Pero ni el Club Rubio Ñu, ni el atleta declararon esta suma a la Subsecretaría de Tributación.
Todo se inicio hace más de cinco años, el 1 de julio de 2015, cuando se cerraba uno de los fichajes más curiosos en el fútbol portugués, puesto que el Benfica, uno de los más renombrados de Europa, contrataba los servicios del delantero paraguayo del club Rubio Ñu, Francisco Vera González, por quien pagó nada menos que 3.140.000 dólares (unos 2,8 millones de euros), una cantidad bastante elevada, teniendo en cuenta otros montos que se pagaron por jugadores con trayectoria, como lo fue en su momento Miguel Almirón de Cerro Porteño y el seleccionado paraguayo, por quien el club Lanús de la Argentina, pagó US$ 2 millones.
Vera Gonzales con sus 21 años en aquel entonces, no había jugado ni siquiera un minuto en el equipo principal Benfica, sólo estuvo en la categoría B del equipo donde jugó 16 partidos y marcó un gol.
El contrato fue firmado por el presidente y el administrador del Benfica, Luis Felipe Vieira y Domingo Soares, también por Rubén Díaz y Carlos Alberto Gamarra, presidente y gerenciador del club Rubio Ñu
La alta inversión hecha en aquel tiempo por el Benfica no fue tributada por el club Rubio Ñu, según consta en los registros de la Secretaría de Tributación (SET). Estamos hablando de una cifra estimada en G. 9.184.000.000; sólo en Impuesto a la Renta debió haber tributado el 10%, lo que equivale a unos G. 900 millones; sin embargo, en 2015 sólo declaró como ingresos brutos G. 3.144 millones y otros G. 2.995 millones como pérdida.
¿Solo fue un caso de evasión de impuestos? ¿O se lo pudo relacionar a un esquema de lavado de dinero?
Más antecedentes
El club Sportivo Luqueño de Paraguay también fue denunciado hace casi un año por lavado de dinero, siendo su directivo el ex senador Ramón Gonzales Daher. Existen varios casos de futbolistas que nunca vistieron la camiseta del Sportivo Luqueño, pero que sí figuran en los registros del club, a la hora de sus transferencias.
También cabe mencionar que el ex presidente Horacio Cartes actualmente es uno de los mayores financistas del club Libertad, quien también está siendo investigado en el caso “lava jato” por autoridades de Brasil y EE.UU, a través de una operación denominada “Corazón de Piedra”.
Sin embargo, a todos estos hechos tan graves, no se les da la importancia debida ya que están tras las cortinas del espectáculo (más apreciado por los paraguayos y el mundo) que es el fútbol. Este deporte es el disfraz perfecto para acallar estos delitos que hoy en día aumentan y lo peor es que son comandados por grandes mafiosos que se manejan detrás de imágenes ficticias, pero que tarde o temprano terminarán derrumbándose.
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*Foto de Portada: antilavadodedinero.com