Por Alejandro Díaz desde Argentina-2 de noviembre de 2018
“No se cumplió el principio de plazo razonable”, así sentencia el fallo de la Cámara Federal de Casación Penal, que el pasado mes de octubre absolviera a Carlos Saúl Menem en la “causa armas”.
23 años.
23 años tiene ya el engendro producto del menemismo. 23 años de mentiras, engaños, conspiraciones; 23 años de hipócritas, de cobardes, de corruptos; 23 años de congresistas que miran a otro lado cada vez que la palabra desafuero roza el nombre Menem; 23 años de un sistema judicial al servicio de la injusticia; 23 años de un Poder Ejecutivo que no asume una decisión política; 23 años de un periodismo obediente al silencio; 23 años de una trama legal compleja y acomplejada; 23 años de impunidad; 23 años de un reclamo por justicia.
El 3 de noviembre de 1995, una serie de explosiones sacudieron al pueblo de Rio III en la provincia de Córdoba. El hecho fue “programado y ejecutado por gente capacitada en explosivos y consciente de sus efectos”, como quedo registrado en 2003 por la pericia oficial. Echando por tierra las irresponsables declaraciones del “peronista” Carlos Saúl Menem (en aquel momento Presidente de la República, hoy senador de la nación) y del “radical” Ramón Mestre (en ese entonces Gobernador de Córdoba), que horas después del incidente obligaron a la prensa a divulgar la teoría del accidente. Y remarco sus afiliaciones políticas, porque a pesar de que son muy pocos los implicados judicializados, el aparato político, fiel al Sistema Criminal, se aglutino bajo un mismo relato en defensa de la mentira y de los intereses espurios. Cuando el “Secreto” es de Estado, no hay oportunismo político, todos juntos a bailar al son de la “milonga”.
Pero el encubrimiento, no necesariamente fueron los dichos y los actos que siguieron a la explosión. El encubrimiento fue la explosión misma. Explosión que intento tapar el tráfico ilegal de armas que la Argentina venía realizando desde hacía años. Porque a pesar de que las investigaciones se enfocaron en las ventas, que (por decretos presidenciales firmados por Menem y refrendados por Erman González, Guido Di Tella y Domingo Cavallo) se realizaron a Croacia y Bosnia en primer lugar y a Ecuador luego, la participación de la Argentina en el mapa bélico mundial, tiene historia: como la del avión de carga de Transporte Aéreo Rioplatense (TAR) pilotado por el Capitán Héctor Cordero, que en 1981 fue derribado por los cazas rusos cuando realizaba su “regular”, ruta con armas israelíes, con destino a Teherán, en guerra con Irak. O también el proyecto Cóndor, que era un misil de mediano alcance (4000 km aprox.) capaz de portar una ojiva nuclear, que de la noche a la mañana fue “cancelado” y todas las instalaciones (Falda del Carmen, Córdoba) clausuradas. Entre muchos otros casos.
Unas 49.000 municiones fueron el faltante que reflejaron los inventarios de Fabricaciones Militares. Unas 6.500 toneladas fueron embaladas hacia la guerra, aproximadamente 400 contenedores (imaginen el volumen). Solo 7 personas murieron durante el “bombardeo” que generó la explosión: Romina Torres, Laura Muñoz, Aldo Aguirre, Leonardo Solleveld, Hoder Dalmaso, Elena Rivas de Quiroga y José Varela. Pero ¿cuántos fueron los asesinados por las armas que no explotaron en Rio III? Hoy la tecnología muestra los estragos que los bombardeos norteamericanos realizan sobre el territorio sirio, y más allá de la diferencia de grados, podemos tomar conciencia de lo grave que es la guerra.
¿Por qué los involucrados en estos tráficos de armas no son investigados como criminales de guerra?. Es una pregunta para la que aún no tengo respuesta.
“Estrago doloso seguido de muerte” sentenció el Tribunal Oral Federal N°2 de Córdoba en 2014. Y a pesar de esta sentencia no hubo ningún tipo de represalia para la Argentina. Somos sancionados por negarnos a pagar los vicios de los usureros, pero no por participar en la maquinaria de guerra de los grandes imperios. Omertá.
Pero esta fue la lógica del menemismo, que silenció el “accidente” del Príncipe Carlos Menem Jr., y los “suicidios” del Brigadier Echegoyen y Lourdes Di Natale. Carlos Menem, mejor que ninguno, entendió la lógica de La Política argentina, la lógica del Sistema Criminal Integrado.
Lo entendió desde el primer momento, cuando firmo los indultos que silenciaron el prontuario del Sistema Criminal, y exoneró a uno de los criminales de guante blanco más importantes de la historia argentina: José Alfredo Martínez de Hoz. Menem, firmo con el puño y borro con el codo la culpa y la responsabilidad del empresariado argentino en los crímenes de lesa humanidad cometidos, creo yo, en su nombre.
Una mano lava la otra y las dos lavan al Sistema.
Pero, La Política, de esto no habla, como nada dice de que, Monzer Al Kassar tuviera un documento argentino, o Ibrahim Al Ibrahim (que no hablaba español) fuera el todo poderoso de la aduana, o Licio Gelli, también nacionalizado, fuera condecorado con la Gran Cruz de la Orden del Libertador, por el mismísimo patriarca de La Política argentina.
Mientras el mundo está en una guerra constante, el pueblo argentino indiferente, es manipulado como un títere. Preocupado y ocupado en el valor de un papello verde y en las tormentas económicas. Empujado a considerar terroristas a los tira piedras, manifestantes (que no representan a todos) y policías (que tampoco representan a todos), mientras los verdaderos genocidas son premiados, condecorados, celebrados y agasajados por la diplomacia, por La Política y por la prensa sibilina.
Por estos servicios prestados, en 1998, la Argentina fue nombrada “aliada importante de la OTAN”. ¿Será que en este presente, donde la lógica fascista (recordemos que en Brasil ganó Bolsonaro que asusta, pero no tanto cono que el opositor de Macri fuera Scioli que es un salieri de ..,Menem) eclipsa a la educación cívica, cuando nos aprestamos a recibir con honores a un incalificable como Donald Trump, volveremos a ser aliados del terrorismo globalizado? ¿O será que nunca dejamos de serlo?
Si la cultura de los pueblos se desarrolla a partir de la historia: ¿Qué cultura producirá la mentira argentina?
El ex Presidente Menem, había sido declarado culpable y sentenciado a 7 años de prisión en el 2013, por el Tribunal Oral en lo Económico N°3 (no penal, no Haya, no nada, solo contrabando, como si viniera de Chile con un televisor sin impuestos), siendo “coautor de contrabando agravado” (seguramente, el televisor venía con Netflix). En junio de 2017, la Cámara de Casación Penal confirmó la pena. Pero el ex Presidente gozaba de fueros y de secretos. Así que vio la peli cómodo desde una quinta de lujo en Don Torcuato, en la provincia de Buenos Aires, de su amigo Armando Gostanian.
Recursos de amparo, excusaciones, cambios de caratula, fueros y favores, muchos favores. Los procesos judiciales se dilatan, tanto que aquellos que deben ser por la Justicia resarcidos, expiran con las causas, como la incansable Ana Gritti (única querellante penal).
Pero la verdad puede ser ocultada por un tiempo, pero no por todo el tiempo. Puede ser ocultada a algunos, pero no a todos. Y por algún lado termina rompiendo el cerco y filtra hacia la libertad.
En estos días, en el Tribunal Federal de San Martin donde se tramita la Causa Ford, referentes de los movimientos de memoria, verdad y justicia, (el economista Eduardo Basualdo, la historiadora Victoria Basualdo y el sociólogo Federico Vocos) han logrado incorporar al expediente, los dos tomos que componen la investigación titulada “Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad. Represión a trabajadores durante el Terrorismo de Estado” (de acceso público en internet) que detalla y documenta la participación activa de empresarios y empresas, que acompañaron, colaboraron y guiaron el “Proceso de Reorganización Nacional”.
Estos tres mosqueteros, han llegado a este lugar gracias a los esfuerzos de una parte (cada vez mayor) de la sociedad que vive, que resiste y lucha: en las plazas, en las universidades, en las escuelas, en las calles, en las paredes, en la memoria de los que sobrevivieron, en la prensa independiente, en la voz de los jóvenes.
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*Foto de portada: www.elpopular.com