vie, 29 jul 2016 12:34 UTC
El paraíso macrista ya no está tan lejos, se lo puede oler a la distancia. La debacle social crece, los sectores más vulnerables aumentan en tamaño y el hambre se multiplica por doquier, todos los índices económicos que hablan de la salud de un país están en alerta roja, y los derechos ciudadanos están a punto de irse por el drenaje sin pena ni gloria.
Este es el panorama de un país que hace apenas unos meses un ejército mediático al servicio de las fuerzas políticas (y económicas) encabezadas por Mauricio Macri decían que estaba en quiebra y a la deriva, pero que en términos concretos y considerando la crisis mundial en la que estaba inmerso sobrellevaba la situación con aceptable dignidad. Sí, había pobreza, trabajo informal, hechos de corrupción, y una cierta soberbia del gobierno anterior que irritaba y generaba malestar, pero muchas conquistas sociales logradas a lo largo de varios años permitían que los pobres comieran y que amplios sectores sociales de la clase trabajadora vivieran dignamente.
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