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bombas-racimoLIBIA, EL ÉXODO Y EL TERROR QUE NO CESAN
El Fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, precisó que disponía de «informaciones» sobre los abusos y el uso de bombas de racimo contra poblaciones civiles
LAURA L. CARO / BENGASI (LIBIA)
Día 04/05/2011 - 21.33h

La guerra libia estará «estancada» en los informes de los estrategas, pero no sobre el terreno, donde las fuerzas de Muammar el Gadafi siguen imponiendo a la población una violencia extrema que se sigue traduciendo en éxodos masivos, negativa al acceso de la ayuda humanitaria, muertes y la aplicación de métodos de terror que apuntan a la violación de mujeres y niñas.

El Fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, precisó que disponía de «informaciones» sobre esos abusos, así como sobre el uso de bombas de racimo contra poblaciones civiles, que abonan la investigación por crímenes contra la humanidad perpetrados en Libia que fue abierta el pasado día 3 de marzo y que, -anunció-, se traducirá pronto en la emisión de órdenes para el arresto de cinco altos cargos del régimen. Aunque los nombres no son oficiales, la cadena Al Arabiya ha avanzado que los señalados serán el dictador, su hijo Saif al Islam Gadafi, Musa Kusa –el ministro de Exteriores que recientemente desertó huyendo al Reino Unido- y el director general de la Organización Libia de Seguridad Externa, Abu Zeyd Omar Dorda.
Más de 8.000 libios han huído
La Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, documentaba este fin de semana la huída desde la región occidental del país controlada por el régimen de 8.000 personas, la mayoría de ellas de etnia bereber, que han cruzado a pie la frontera de Túnez. A ellos se suman los que han logrado viajar rumbo a Italia en barcos. El otro foco de los que escapan a los combates encarnizados es Bengasi, la estabilizada capital rebelde de la mitad oriental libia, destino de desplazados procedentes principalmente de Brega y Ajdabiya, los dos núcleos entre los que se sitúa la línea del frente. Ante la práctica ausencia de ONGs en el país y la inseguridad con la que operan las que están sobre el terreno, está siendo la propia población local de Bengasi la que, de manera voluntaria, acomoda y cubre las necesidades básicas de las más de 800 familias libias que se ocultan en la ciudad. El arroz y la ropa, además de la asistencia médica y psicológica son la única ayuda a repartir,mientras la economía amenaza derrumbe.
La dimensión de la nueva oleada de refugiados se conocía horas después de que, el martes por la noche, el régimen volviera a golpear Zintan, la ciudad rebelde situada al suroeste de Trípoli, con una salva de 40 cohetes Grad. La mayor campaña de acoso continúa teniendo lugar en el enclave resistente de Misrata, única gran urbe del oriente libanés en manos insurgentes. En ella morían el miércoles cinco combatientes sublevados víctimas del impenitente asedio del Ejército de Gadafi al puerto, donde testigos anunciaban que podría haber más fallecidos entre los centenares de personas de otras nacionalidades, -fundamentalmente trabajadores africanos y asiáticos- y heridos, que esperaban a ser evacuadas en los barcos de la Organización Internacional para la Migración (OIM).
«Red Star One» blanco de diana
El «Red Star One», la nave de crucero empleada por la institución para llevar alimentos y medicinas a Misrata y trasladar a los refugiados hasta Bengasi, se ha convertido desde hace más de una semana en objetivo de la artillería del régimen. Frenar el único contacto en el exterior que la ciudad todavía mantiene a través del mar significaría su asfixia y, por extrapolación, su rendición. El barco lograba atracar el miércoles con 180 toneladas de comida y medicamentos después de cuatro días de intentonas una y otra vez frustradas debido a la amenaza gadafista. En ese plazo, al menos dos civiles heridos que se encontraban a la espera de ser conducidos a hospitales han fallecido. Inexplicablemente, el acceso a los muelles se ha visto bloqueado ante la detección de hasta tres minas anti-buque presuntamente diseminadas dentro del agua por las fuerzas leales, según denunciaba la OTAN, que a fecha de ayer había podido recuperar dos.
Incertidumbre máxima en Misrata
La incertidumbre el futuro inmediato de Misrata es máxima. Representantes de los rebeldes expresaban el lunes su temor a que Gadafi empleara contra ellos armas químicas y denunciaban que los soldados leales ya se habían distribuido entre ellos máscaras antigas en Zliten, a 48 kilómetros. El coronel había dado a Misrata un ultimátum para que los insurgentes se rindieran que expiró la pasada medianoche, aunque al parecer han decidido prolongarlo “uno o dos días más”.
El encargado de anunciarlo era el viceministro de Relaciones Exteriores, Jaled Kaim, que el miércoles respondía en Trípoli preguntas sobre la situación personal de Muammar el Gadafi, al que no se ha vuelto a ver desde que el sábado por la noche se difundiera que había sobrevivido a un ataque de la OTAN en el que, presumiblemente, murió su hijo menor y tres de sus nietos. «Está muy bien», fue la contestación de Kaim, que señaló que el dictador libio se había reunido con «varios responsables tribales» antes de una gran reunión el jueves y el viernes, y que su exposición pública dependerá «de él, de su gente de seguridad... ha sido objetivo cuatro veces», recordaba. El director de la CIA, Leon Panetta, dijo a una cadena de televisión estadounidense el martes en relación con la suerte del coronel que, «de acuerdo con los mejores datos de inteligencia que tenemos, sigue vivo»

LINK: http://www.abc.es/20110504/internacional/abci-libia-exodo-201105041931.html

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