Por Jorge Figueredo – 28 de setiembre de 2015
Desde hace ya varios días se vive, se siente y se palpita dentro del Paraguay el despertar del movimiento estudiantil, que se inició con la marcha del 18 de setiembre -liderada por estudiantes secundarios, exigiendo una mayor calidad en la educación y un mayor compromiso de las autoridades del Ministerio de Educación hacia la educación pública- y con la vigilia del 21 de setiembre, liderada por los universitarios, manifestándose en forma permanente contra la corrupción e impunidad dentro de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) –la más antigua y prestigiosa institución de altos estudios en el país- que desde hace muchos años, quizás décadas, no se movilizaba tan masivamente con el apoyo espontáneo de toda la ciudadanía. Con la toma del Rectorado y las constantes protestas, estudiantes secundarios, egresados de las universidades públicas y privadas, obreros, funcionarios públicos, empresarios, gremios de abogados, y docentes, han logrado hasta el momento (en un periodo relativamente corto) la renuncia e imputación por la Fiscalía del rector Froilán Peralta y de varios funcionarios por la comisión de graves hechos punibles, todos relacionados a la corrupción imperante en la Universidad.