por Giorgio Bongiovanni– 2 de mayo del 2019
El presidente del Consejo, Giuseppe Conte, durante la conferencia de prensa en el Palacio Chigi, anunció que propondrá al próximo Consejo de Ministros la renuncia del Subsecretario de Infraestructura, Armando Siri, investigado por corrupción por la Fiscalía de Roma.
Un discurso, el del Primer Ministro, de alto valor ético, así como político. "No quiero ser juez del caso. Mis evaluaciones son más bien políticas y están vinculadas a las responsabilidades que me competen como máximo representante de la autoridad de gobierno. El procedimiento judicial seguirá su curso – dijo Conte – nosotros debemos ser creíbles y responsables, las renuncias o se piden o no se piden. Las renuncias futuras no parecen tener mucho sentido. Lo debemos tanto por transparencia como por respeto a las instituciones".
El Primer Ministro explicó claramente que la tarea del Gobierno es la de "proteger a los ciudadanos" y no a "intereses de partes, de potentados, de lobbies económicos o incluso de un solo partido o una única formación política".
"Me reuní con el Subsecretario Armando Siri el lunes por la noche – dijo Conte – tuvimos un par de horas de conversación en las que estuvo dispuesto a darme algunos detalles del asunto legal que lo involucra (...). En este caso, el subsecretario Siri se prestó a escuchar la solicitud de un empresario que pidió la aprobación de una norma que habría favorecido, por así decirlo, de manera retroactiva, a algunas de sus actividades empresariales ya concluidas. Es normal recibir, y no me sorprende, sugerencias para la introducción de nuevas normas o cambios regulatorios por parte de asociaciones comerciales o algunas partes interesadas. Como gobierno, tenemos la responsabilidad de discernir si esas propuestas tienen el carácter de generales y la abstracción que persigue el interés general o si, en cambio, son reglas que benefician la rentabilidad de empresarios individuales. En el caso, la regla no habría introducido incentivos para futuras actividades comerciales... pero sí ventajas retroactivas, una especie de amnistía para empresarios que han realizado ciertas actividades en el pasado. En resumen, la norma no era general y abstracta y no disponía para el futuro. Por estas razones, he evaluado la necesidad y la oportunidad de la renuncia del subsecretario Siri". Conte, como abogado garantista, subrayó que se trata de "investigaciones preliminares" ("esto no significa que Armando Siri sea culpable. Pero lo digo como abogado: eventuales declaraciones espontáneas de la parte interesada no pueden razonablemente marcar un punto de inflexión con respecto a la fase de investigaciones preliminares") y a nivel humano expresó su total cercanía con el subsecretario y su familia, pero reiteró que hoy es necesario ser honestos en la política, explicando los motivos que lo llevaron a tomar la decisión. "El plano de cercanía personal y el principio jurídico de la presunción de inocencia no impiden llegar a la solución que mencioné - continuó Conte - Siri dará un paso atrás a causa de los hechos que se le han imputado, de la seriedad objetiva de estos hechos – estamos hablando de acusaciones de corrupción – aunque en la actualidad no están probados, y de la dificultad objetiva que conlleva atender las cuestiones institucionales y a la vez concentrarse en las necesarias actividades defensivas".
Si bien estoy de acuerdo con el profesor Conte sobre el hecho de que dependerá del poder judicial juzgar el accionar del subsecretario Siri, está claro que las intercepciones en las que el empresario Paolo Arata (también bajo investigación) habla con su hijo sobre una transferencia de dinero ("30 mil euros") precisamente en relación a los favores de una regulación sobre incentivos para la construcción de parques eólicos, representa una enorme "espada de Damocles". El crimen tendrá que ser demostrado en el tribunal, pero políticamente la gravedad del hecho permanece. Aplausos, entonces, para el profesor Conte, quien tomó la decisión correcta. Y en la política de hoy no es algo que se da por descontado.
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