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incendio sirioEXPLOTA EL INCENDIO SIRIO, A PESAR DE QUE NO SE VEA  
Por Giulietto Chiesa – “La Voce delle Voci” - Octubre de 2013
¿Se ha apagado el incendio sirio? La respuesta es no. Por varios motivos que, sumados, tendrían que llevarnos a tener la guardia bien alta. Resumamos lo que ha ocurrido en este convulsionado mes de Septiembre, después del supuesto bombardeo químico de la periferia de Damasco el pasado 21 de Agosto. Escribo “supuesto”, no porque el mismo no haya ocurrido. Si ocurrió, pero hay alrededor de mil cuatrocientas razones para dudar sobre sus dimensiones (la misma cantidad de muertos declarados por el Gobierno U.S.A. y que nunca nadie ha verificado); sobre su localización (increíblemente en un suburbio de Damasco, a unos 15 minutos de coche desde el centro, según el testimonio de Gian Micalessin, enviado del periódico “Il Giornale” en Damasco); sobre sus reales dimensiones, sobre sus autores.

No es mi intención repasar este último aspecto del problema, sino la de recordar que en la primavera pasada la señora Carla Del Ponte, ex Procurador General del Tribunal Penal Internacional, con muy buenos contactos con la Administración norteamericana., reveló públicamente, en calidad de representante de la ONU, que alguien le había proporcionado armas químicas a los rebeldes. Lo que no se dijo es quién había proporcionado esas armas, ni a quiénes exáctamente habían sido entregadas, dada la enorme cantidad de bandas criminales que componen o que cohabitan en el llamado Free Sirian Army. Pero desde ese momento dos cosas fueron muy claras y evidentes: que se estaba preparando una gran “false flag operation” (operación bajo bandera falsa) que habría sido útil para un avance imprevisto de la guerra. Y que alguien habría dejado que esta noticia se filtrara – probablemente algunos sectores de la Administración norteamericana – con la intención de obstaculizar la operación.

El otro aspecto que a mi me queda en claro es que – como escribió perfectamente Robert Fisk -  no fue Bashar al-Assad quien usó armas químicas, ya que si hubiera tenido esas intenciones las habría utilizado contra uno de los centros ocupados por los rebeldes, en el Norte. Y cuando se encontraba en dificultades a nivel militar, no cuando estaba en plena ofensiva. En cambio, extrañamente, el bombardeo se realizó en Damasco. Era imposible imaginar algo más incongruente que esto. Como recordó Micalessin, en una transmisión en directo en “Radio 24 - Il sole 24 Ore”, citando a un comandante militar gubernamental en el lugar, si el viento hubiera cambiado de dirección de improviso, la Capital misma habría sido inoculada con los gases. Atribuirle a Bashar una auto lesión tal es una acrobacia lógica en la que pueden creer tan solo la periodista Giovanna Botteri y todos los mayores opinólogos italianos, que – como de costumbre sin ni siquiera verificar, ni tampoco razonar – se apuraron a apoyar la tesis del “dictador asesino”, culpable sin ningún tipo de dudas ni reservas de haber inoculado a sus súbditos. Un fantástico coro de servidores, todos listos para aplaudir el vuelo de los misiles Tomahawk norteamericanos.

Teníamos y tenemos (existen numerosos documentos y testimonios que lo confirman, naturalmente en internet y no en el mainstream) muy buenas razones para compartir la opinión que expresó Vladimir Putin el pasado 19 de Septiembre: “Fue una provocación, maliciosa e ingeniosa”. Seguramente Rusia cuenta con informaciones muy precisas y adicionales: los ejecutores han hecho uso de una tecnología “primitiva”, consistente – agregó Putin – de viejas armas de tiempos soviéticos que ya ni siquiera forman parte de las dotaciones del ejército regular sirio. Noticias similares han sido publicadas en los periódicos británicos desde el pasado Enero y Megachip las publicó en medio de la polémica de Septiembre. Putin reaccionó duramente en relación al informe, falsamente salomónico, de los inspectores de la ONU, afirmando que Rusia tenía fuertes argumentos para sostener que los responsables del ataque químico fueran los rebeldes anti gubernamentales. Y ahora veamos la situación en nuestros días y en la posible evolución de los hechos. La movida de Putin para detener la operación militar equivalió, estadísticamente hablando, a una movida del caballo: ¿Vosotros acusáis a Assad de utilizar armas químicas? Bien, yo lo convencí de que las entregue todas. Después del No del Parlamento británico y el grito del Papa Francisco (“cuidado que corremos el riesgo de una tercera guerra mundial”), esto obligó a Obama a ponerle un freno a la máquina.

Pasando del ajedrez al fútbol, el puntaje del match Putin-Obama quedó 10 a 0. Pero era tan solo el primer tiempo. Y, por fuera del campo norteamericano no se encuentra solo el entrenador Obama. Está Irán y está, por ejemplo, Netanyahu. El Presidente Rohani ve la frenada de Washington y declara que Irán no pretende construir la bomba atómica, que él quisiera encontrarse con Obama, y manda saludos a los judíos por su fiesta religiosa. Netanyahu responde diciendo que Rohani es un lobo disfrazado de cordero. Todo está bastante claro. Israel sigue con su guerra “encubierta”. Protegido, en esto, por el silencio de los medios de comunicación occidentales. Bombardeó a Siria en Enero de este año, impactando contra un convoy que habría transportado misiles SA-17 tierra-aire de fabricación rusa; bombardeó nuevamente en Mayo, durante dos días, impactando suministros de procedencia iraní (misiles tierra-tierra Fateh 110); bombardeó de nuevo el 5 de Julio un depósito de cohetes en Latakia. Un comportamiento, como es evidente, muy pacífico y respetuoso de las reglas internacionales. Si Siria hubiera realizado cien veces menos de ataques similares no solo habríais escuchado los gritos de todos los periódicos occidentales, sino el estruendo de los bombarderos de la OTAN.

¿Qué es lo que ocurre ahora? Lo que ocurre es que el ataque aéreo-misilístico norteamericano-israelita-inglés-francés-rutco se ha postergado con fecha a confirmar, a la espera de que se disipen las diferencias en Europa, y de que la voz del Papa Francisco se olvide. Pero la guerra va camino a intensificarse. El puente aéreo que abastece a los mercenarios está en pleno relanzamiento. Es decir que comienza nuevamente la táctica anterior: poner de rodillas a la sociedad siria, su economía, sus posibilidades de defensa. Se pretende provocar el colapso económico y social interno, con el objetivo de obligar a Bashar a la fuga, o de hacer que estalle el golpe de estado, o de matarlo.

Las cifras hablan de una verdadera quiebra económica de Damasco. En dos años de guerra alimentada desde el exterior (no es una guerra civil, sino una verdadera agresión) la desocupación se ha quintuplicado. En un país de 20 millones de habitantes los desocupados son más de 2,5 millones. El resto trabaja cuando puede. La libra siria ha caído a un sexto de su valor pre-guerra. Se calcula que la destrucción de los edificios públicos, hospitales, infraestructuras, superen los 15.000 millones de dólares. El Producto Interno Bruto del país es alrededor de un tercio del valor de hace 2 años: cientos de fábricas destruidas, la agricultura que ha quedado eliminada, los pozos petrolíferos fuera de uso y muchos en manos de los rebeldes, las reservas de divisas exteriores pasaron de los 18.000 millones de dólares a los 4.000 millones. Casi en todos lados faltan medicamentos. Los únicos países que fuerzan el bloqueo de abastecimiento son China, Irán y Rusia, pero todos los caminos son peligrosos.

En estas condiciones la supervivencia del régimen es demasiado precaria. Es casi milagroso que Bashar al-Assad siga aún con vida, si se tiene en cuenta que los yadihistas, junto con los Servicios Secretos de los enemigos extranjeros, ponen bombas incluso en la Capital y seguramente tienen grupos comando listos para atacar al más mínimo paso que quede abierto. Es obvio que sus movimientos, sus comunicaciones, su cadena de mando, se encuentran todos bajo el permanente control por parte de los satélites norteamericanos. Si resiste es porque sigue manteniendo no solo el apoyo de la minoría alauita, sino porque todavía cuenta con un gran consenso popular, tanto por parte de los cristianos de las varias confesiones, como por una parte de la mayoritaria población sunita. Pero cualquiera entiende que, al empeorar las condiciones de vida de la gente, el consenso terminará siendo dañado.

En este contexto es donde tendrá lugar la larga e imposible negociación sobre los arsenales químicos de Siria. Imposible porque no se los podrá desmantelar, ni trasladar en poco tiempo. Ambas cosas se pueden hacer en paz, no en guerra. Se negociará largamente, sin resultados. Pero no habrá una tregua.  

Algo innegable es la evidencia de los hechos: la estrategia del desgaste “lento”, que había sido formulada con anterioridad, fue abandonada por Obama a principios del verano. Hay alguien que ha decidido la aceleración hacia una intensificación. ¿Por qué?

Evidentemente Washington, Riyadh, Qatar, tienen prisa. ¿Qué es lo que les tiene preocupados y presionados? ¿Acaso un inminente agravamiento de la crisis financiera internacional que sugiere que se “quemen los libros maestros” en una gran hoguera lo más pronto posible?
Es imposible saber con precisión. Excepto una cosa: Israel ya ha trazado su “línea roja” con respecto a Irán. La apertura de Rohani no la moverá. Todos los demás van detrás, incluido Obama.

Por lo tanto, si las cosas están así, y visto que ahora no se puede bombardear Damasco porque el mundo estaría en contra, entonces podemos esperarnos grandes novedades en el campo militar, en el terreno en el que Obama no quiere poner un pie. O quizás, en alguna otra parte, en Europa por ejemplo.

Extraído de: megachip.globalist.it

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