¡CUIDADO CON ISRAEL!Por Giulietto Chiesa - 21 de Noviembre de 2013
Estaba previsto para el 20 de Noviembre de 2013, en Ginebra, el segundo round de negociados entre Irán y la crema de las potencias occidentales sobre el tema del programa nuclear iraní. Y, puntualmente como un reloj (estaba por decir suizo, pero mejor diré: israelí), en Beirut, en el barrio de Hezbollah, Bir Hassan, explotan dos poderosas bombas que dejan 23 muertos y más de 150 heridos. Explotan – de forma tal que no haya equivocaciones – cerca de la Embajada de Irán. Y el mensaje no podría ser más claro. La firma llegó inmediatamente, y hasta incluso puede ser cierta. Los kamikazes son los de las así llamadas brigadas de Abdullah Azzam, mercenarios sunitas que combaten en Siria contra Bashar al-Assad. Pero el significado es otro, obviamente.
Los terroristas rezan mirando hacia la Meca, pero la armería está en Tel Aviv. Y se ve al trasluz. El Primer Ministro israelí está que arde contra Obama. Como escribe Roula Khalaf en el “Financial Times”, se está llevando a cabo una poderosa y “furiosa” acción de lobbismo “en contra de un acuerdo con Irán, aunque fuera transitorio”. El Congreso de los Estados Unidos ya está bajo un bombardeo de presiones, y de chantajes para que obligue a la Administración no sólo a sabotear todo tipo de entendimiento con Teherán, pero incluso a endurecer las sanciones. Diputados del lobby pro-Israel atacan a John Kerry, acusado incluso de actuar “contra Israel”.
En realidad las cosas son diferentes. Obama tira para Estados Unidos y no para Tel Aviv. Y prefiere sondear las aperturas del nuevo Presidente iraní.
Netanyahu quiere bombardear Irán, a toda costa. Washington no quiere ir a una guerra que tendría consecuencias impredecibles, arrastrando seguramente a todo Medio Oriente hacia un conflicto que tendría a Rusia y China (pero también a una parte de Europa, salvo el fantoche israelí Hollande) en posición hostil contra los Estados Unidos.
La receta de Israel es clara como el sol sobre Jericó: nada negociado; endurecer las sanciones; prepararse para bombardear. Y cuando la “línea roja” de Obama se pasa de la categórica “no al enriquecimiento del uranio” a la decente (si bien con un estilo muy partisano pro-israelí) “no a la bomba atómica”, la furia de Netanyahu explota.
Sin embargo Teherán ya respondió positivamente a todas las solicitudes de las seis potencias (excepto el monigote Hollande, que sigue la línea opuesta) expuestas en el primer round de negociaciones en Ginebra.
Según lo escrito siempre en el “Financial Times” por Hossein Mousavian (quien ahora es investigador en Princeton, después de haber sido en los últimos años portavoz de los negociadores iraníes), Irán no solo nunca abandonó los negociados, sino que se declaró listo para reducir la expansión del programa de enriquecimiento de uranio al 5%, comprometiéndose a producir barras de combustible sólo para las centrales nucleares, y a no reprocesar el enriquecido separando el plutonio en el reactor de agua pesada cerca de Teherán. Todo ello permitiendo a la AIEA la inspección de los lugares.
Estas propuestas no son una sorpresa, porque fueron planteadas en marzo 2005, mientras Ahmadinejad todavía era Presidente. Le permitieron a Irán seguir con su programa nuclear sin desembocar en el arma. Si fueron rechazadas es porque Israel chantajeó a los Estados Unidos y a todo el Occidente. De hecho el objetivo de Netanyahu no es simplemente el de bloquear la bomba atómica iraní antes de que sea creada, sino que es el de truncar el rol iraní de potencia regional.
El éxito de las sanciones, muy duras, fue – como recuerda Hossein Mousavian – que, mientras que en aquel entonces Teherán tenía 3.000 centrífugas, que enriquecían uranio al 5%, hoy está enriqueciendo uranio al 20% con 19.000 centrífugas, más sofisticadas que las anteriores, y ya tiene 8.000 kg de uranio enriquecido.
Pero cuidado: el campo de batalla de Washington es político. Pero las bombas de Beirut son bombas reales. Israel ya ha demostrado que hace lo que dice. Pueden explotar otras bombas no metafóricas. Claro está, no explotarán en París, porque Hollande ha demostrado que sabe llevarle el café a Netanyahu.
Extraído de: megachip.globalist.it