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saveriolod200Por Toby Follett* - 10 de mayo del 2017

Como ha escrito Saverio Lodato en un excelente artículo la negativa de las autoridades del Reino Unido para proporcionar una escolta armada a Nino Di Matteo, con ocasión del debate sobre la lucha antimafia el 3 de mayo en el King’s College, Universidad de Londres, aporta nuevas pruebas al hecho de que la tan pregonada ‘cooperación internacional’ en la lucha contra la mafia deja mucho que desear.

Vale la pena añadir un detalle de no poca importancia sobre esta visita a Londres del magistrado que investiga la ‘Tratativa Estado-mafia’. Cuando las autoridades italianas informaron a las británicas de la visita, el Dr. Di Matteo también fue invitado a un debate de un grupo parlamentario británico -que se realizará el mismo día 3 de mayo- sobre la corrupción y la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado. El debate debía tener lugar en el famoso Palacio de Westminster, la sede oficial del Parlamento Británico. En esta ocasión, junto con el Dr. Di Matteo, debía estar Ben Wallace, Ministro de Seguridad británico, quien debía presentar a los invitados -ministros, políticos, lores, jueces y funcionarios importantes del gobierno- su nuevo proyecto de ley contra el crimen organizado y el lavado de dinero, con especial atención a los problemas de las infames jurisdicciones offshore británicas.

No sabemos si la negativa a conceder una escolta armada a Nino Di Matteo fue influenciada por el hecho de que esta conferencia fue cancelada después de la decisión repentina, y muy sorpresiva, de la Primera Ministra Theresa May de celebrar elecciones anticipadas para el 8 de junio (y como consecuencia directa, el 3 de mayo, se debía disolver el Parlamento, por lo que ese día el Palacio de Westminster se vuelve inaccesible a los políticos por ley).

Tampoco sabemos si Angelino Alfano (Nota: Ministro del Interior italiano, ndt) y compañía habrían hecho un esfuerzo extra para explicar a las autoridades británicas quién era el Dr. Di Matteo, si no se hubiere cancelado la reunión en el Parlamento con el Ministro de Seguridad. En consecuencia, el único dato cierto que nos queda es la comunicación de Londres que dice que solo algunos ministros disfrutan de la protección armada de la Reina (¿nunca se preguntaron qué hay en esa bolsa sin gracia que la reina siempre lleva consigo?).

A los ojos de los ciudadanos italianos, y no sólo eso, podría parecer absurdo que se le asigne la protección del Reino Unido de acuerdo con el 'nivel político' en vez del grado de riesgo (hay que recordar que el grado de seguridad de Di Matteo es 'Nivel Uno Riesgo Excepcional' que sería el equivalente al rango del Presidente de la República). Sin embargo, es justo decir que en el Reino Unido no estamos acostumbrados a ver en la calle, ni a jueces, ni a ministros, ni a  periodistas, bajo protección armada como en Italia. Tal vez esto también contribuya al hecho de que 'la mafia' permanece en el imaginario colectivo británico como un concepto lejano.

Pero, como sabemos, y cómo Nino Di Matteo nos ha recordado con razón en su discurso de apertura leído por un estudiante el 3 de mayo en el King’s College, son dos las caras de la moneda del método de la mafia: 'mafia y corrupción, los delitos típicos del crimen organizado y los delitos relacionados con los fenómenos de corrupción y abuso de los poderes públicos'.

De hecho: ‘It takes two to tango’, como se dice en inglés. Se necesitan dos para bailar un tango. Y Londres al tango mafioso lo baila exquisitamente bien.

La City y las jurisdicciones internacionales británicas offshore son consideradas un centro mundial de lavado de dinero, posiblemente el centro más importante del mundo. El nuevo proyecto de ley británico contra el crimen organizado y las finanzas, que el ministro Ben Wallace debía presentar en el debate con el Dr. Di Matteo, el 3 de mayo, se refiere específicamente al problema de los fondos ilegales que 'atraviesan' Londres. A pesar de esta reciente actualización de la ley y de los esfuerzos de Wallace, no hay ningún intento serio por parte de las autoridades británicas para fomentar una verdadera transparencia en el sector financiero, ni para supervisar los paraísos fiscales offshore, ni para controlar seriamente la evasión de impuestos a través de estas jurisdicciones. Sin estas medidas ¿qué esperanza hay de controlar los altísimos niveles del ‘lavado’ de dinero a través de la ciudad de Londres? Ni siquiera el increíble caso del reciclaje de dinero sucio del cartel mexicano de Sinaloa a través del banco multinacional HSBC -el banco más grande de Europa, con sede en Londres- ha hecho la menor grieta en la suerte del mismo, ni en la fortuna, ni en la libertad de los administradores del HSBC.

Hay un silencio ‘very british’ en el lado oscuro del sector financiero británico. Un silencio ensordecedor que también resuena en los paraísos fiscales cuando los organismos internacionales encargados de hacer cumplir la ley piden información. Un silencio cómplice con todo lo que la palabra implica. Más de un magistrado italiano antimafia, que he tenido el privilegio de conocer, me ha expresado su frustración con el enfoque británico de la mafia y del lavado de dinero. Los jueces, fiscales e investigadores se molestan por el hecho de que los anglosajones ven en la mafia un fenómeno puramente italiano y son insensibles al hecho de que Londres es tan importante como Palermo en la ecuación mafiosa.

En los años ’90 el magistrado Pierluigi Vigna me dijo cómo Londres fue el destino preferido para los miembros de Cosa Nostra durante muchos años. Les lavaban no sólo su dinero, sino también su imagen. El ‘Perfect English Gentleman’ o perfecto caballero inglés fue el estilo más ‘in’ de la mayoría de las bandas. Gran Bretaña, y Londres en particular, han acogido en los últimos años a varios de los personajes más desagradables de la historia italiana de los últimos 40 o 50 años. Mafiosos y elementos de la extrema derecha fascista -algunos con estrechos vínculos con la Cosa Nostra- han visitado esta isla y se escondieron aquí durante años. La falta de una ley que sancione la asociación mafiosa en Gran Bretaña amplifica aún más el problema siendo muy difícil para las autoridades italianas investigar y extraditar a estos personajes.

Y parece que esta ‘gran tradición’ de hermanamiento de la mafia con el Reino Unido continúa. Las noticias más recientes se refieren a Massimo Carminati. Extremista de derecha indicado como el líder de la 'mafia Capitale' (Nota: la mafia de Roma, ndt), está actualmente imputado en juicio en Roma, acusado de ser el jefe de la mafia de la capital, con el agravante de asociación mafiosa. Según los últimos artículos en la revista l’Espresso y el diario económico Sole 24 Ore en los últimos 40 años Carminati había ido y venido de Roma a Londres. De acuerdo con la misma investigación, la capital británica sería el corazón de su imperio financiero, protegido por 'un complicado mecanismo de cajas corporativas y con la protección del secreto que tutela a las finanzas internacionales'.

A la luz de estos hechos, la negativa de las autoridades británicas para custodiar a los magistrados italianos antimafia en situación de riesgo que visitan Londres -y la indiferencia del gobierno británico hacia el 'sistema de la mafia'- consagra, por omisión, el tango internacional hecho de sangre, sufrimiento y dinero. Un tango que deja a los jueces como Nino Di Matteo en peligro de muerte, sin el derecho básico del que todos los ciudadanos deben disfrutar, el de moverse en una capital europea con seguridad, mientras que en Londres los ejecutivos del HSBC ríen y beben champán.

* Productor del documental 'A Very Sicilian Justice' (organizó el encuentro en Londres al que se refiere el artículo, junto a los estudiantes de la Italian Society del King's College, Universidad de Londres).

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