500 CONTRA 500 MIL
Por Giulietto Chiesa - 17 de Octubre de 2011
Quiénes eran no tiene importancia, esos 500, o quizás más, que impidieron que la marcha de 500 mil personas llegara hasta la “Piazza San Giovanni” de Roma. De extrema derecha, de extrema izquierda, skinhead de cualquier color, jóvenes sencillamente enfadados, chapuceros borderline con inclinaciones hacia el “síndrome de Londres” (destrozo todo y me llevo a casa un iPad), vaciadores de cajeros automático y gasolineras, incendiarios de autos, con la idea que es así como se combaten a las multinacionales, provocadores que juegan sus partidos bajo “sugerencias” de no sabemos quiénes. En fin, todos habitantes de esa jaula de locos en la que se ha transformando esta sociedad enferma.
Claro que son, para nuestra suerte, sólo algunos cientos. Por ahora. Los otros, los quinientos mil que llegaron a Roma para decir que no quieren pagar la deuda, son los representantes de una Italia que no es para nada loca y que está tomando velozmente conciencia del hecho de que es necesario organizarse para sacarle el poder a la casta política cómplice de los dueños de la economía internacional y nacional de la cual ha sido pagada.
Toda Italia ha visto sólo los desórdenes provocados por los facinerosos y no a los 500 mil que la representaron mucho mejor. No es una novedad. Quiere decir que el mainstream demuestra lo que es: ciego frente a la realidad e interesado únicamente en el espectáculo.
Pero los 500 mil estuvieron. Y, ateniéndose a los sondeos, representan el 80% de los italianos.Más o menos también de los europeos y de los americanos.
Quiere decir que las manifestaciones no se detendrán, es más, se extenderán. Y querrá decir que tendremos que volver a los tiempos gloriosos en los que los cortejos se dotaban de un servicio de orden para protegerse de los imbéciles y de los provocadores. Creo que será necesario porque el predominio del imbécil (como escribió el fallecido profesor Cipolla), resalta, sobretodo en los tiempos de crisis. Y ésto es algo que el sábado 15 de octubre se vio muy bien, cuando la policía respetó los pactos con la marcha y los únicos enemigos que los 500 mil se encontraron a su paso lo único que tenían era el uniforme de imbécil y llevaban máscaras y cascos para no dejarse reconocer.
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