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SIRIA. CRONICAS DEL HORROR Y DE LA LIBANIZACION
Por Pino Cabras – 28 de Mayo de 2012

Una masacre en Siria, viernes 25 de mayo de 2012, en la ciudad de Houla superó el umbral cínico que los medios de comunicación utilizan para dar importancia a una noticia en los casos de conflictos de “baja intensidad”. Varias veces se han anunciado cien muertos en un día, a menudo falsamente o sin poderlo verificar.

Esta vez, en cambio, todas las partes del conflicto sirio concuerdan: la gama de las atrocidades perpetradas en Houla se pesa precisamente según una escala horrorosa y verificable, la de la matanza masiva que afecta a los inocentes. La mitad eran niños.

He aquí pues las primeras páginas, que cuentan sobre el inminente fracaso del plan de paz de Kofi Annan aceptado el 27 de marzo por el gobierno sirio. Pero en estos últimos dos meses las primeras páginas poco han dicho sobre las enormes dificultades y las graves acciones que han debilitado y vaciado desde el comienzo el plan de las Naciones Unidas.

La masacre de Houla es solo el último hecho en orden de tiempo, entre las miles de violaciones del plan registradas hasta el momento, entre autobombas contra los ganglios del Estado, acciones guerrilleras, matanzas interétnicas perpetradas por escuadrones de la muerte, tráfico de armas interfronteras (con una tensión cada vez mayor en el Líbano) hasta la disminución del control del territorio que se convertirán en la premisa para “zonas cojín” de forma tal de convertir en endémica la guerra civil y la internacionalización del conflicto.

La palabra “libanización”, que ya tiene unas cuantas décadas, vuelve a estar en auge para intentar describir aquello que puede esperarle a Siria.

La utilización de tanques de guerra en los enfrentamientos de Houla fue interpretada por el Observatorio sirio para los derechos humanos (una organización londinense poco confiable) como la única causa de la masacre: los muertos serían atribuibles a los bombardeos del ejército de Assad durante las manifestaciones antirégimen del viernes. Gran parte de los medios de comunicación occidentales y las monarquías petroleras árabes dan crédito a esta versión. Un reflejo se deja entrever en el comunicado de condena manado de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, con Rusia, que se unió a los demás, miembros al mencionar una responsabilidad del ejército sirio en la violación del cese del fuego.

Pero las escalofriantes imágenes de las víctimas que podemos observar levantan algunas dudas. Los muertos no presentan signos de haber sido a causa de bombardeos indiscriminados sino de ejecuciones, incluidos los niños. En un contexto en el que trabajan los escuadrones de la muerte y agentes del caos de distintas tendencias, el hecho asume una luz diferente (y no menos inquietante).

En esta película del horror no veréis la cabeza de una niña que surge de los escombros, como en Gaza en el 2009, sino cuerpecitos de infantes extendidos al lado de un muro intacto y manchado apenas por un poco de sangre salpicada. Para la contabilidad del horror cambia poco. Para la comprensión de los hechos cambia la perspectiva.
También en esta ocasión el Centro de informaciones “Vox Clamans” de la diócesis griego-católica de Homs recoge testimonios que describen un escenario análogo al de otras matanzas ocurridas en los meses anteriores: bandas cada vez mejor armadas que atacan tanto al ejército - obligándolo a una reacción y bloqueándolo de hecho después de haber causado graves pérdidas – como a los civiles de diferentes etnias.

Se destaca una estrategia criminal, con conocidos precedentes en Centroamérica y en Irak, capaz de hacer trizas el nivel mínimo de seguridad que los Estados tienen como obligación de garantizar a la ciudadanía. Es un tipo de presión que de por si no deja espacio a ningún plan de paz ni a ningún intento de atrubuir a una autoridad estatal el monopolio legítimo de la violencia. ¿Quién alimenta todo esto? Ya hemos hablado de ello en el pasado, ofreciendo una panorámica. El plan de Annan no es del agrado de quienes pretenden el cambio de régimen cueste lo que cueste. No es del agrado de los Estados Unidos ni de las monarquías petroleras del Golfo. Una de las violaciones más claras del plan es el aumento del tráfico de armamentos y otros equipos del extranjero a favor de los sectores más inflexibles de la oposición siria. El plan no es del agrado de los grupos cada vez más organizados del terrorismo del tipo de Al-Qaeda (que en Libia fue un sujeto clave para la guerra y desde allí alimentó un flujo hacia Siria) milicias de asesinos fanáticos que quieren condicionar violentemente su objetiva alianza con Washington y Riyad. E indudablemente no es del agrado de los sectores más increíblemente miopes y retrógrados del régimen sirio, que ven amenazadas sus  Rentas de Situación debido a las reformas programadas por Assad ante la presión de los acontecimientos.