Por Giulietto Chiesa - Periódico “La Voce delle voci” – 10 de Septiembre de 2012
Y Michele Mezza lamentablemente no fue el único que se creyó el cuento. Incluso hoy, todas las noches, en el noticiero de la noche “TG3”, se escucha a la corresponsal de New York, la amorosa Giovanna Botteri, recitar interminables alabanzas, tendida sobre el personaje, elogiando la guía suprema de un Imperio que ya no existe. ¿Habrá alguien que se lo vaya a decir? No espero que lo haga Maurizio Mannoni, que conduce el noticiero del centro izquierda con un gran ímpetu y como un conservador, pero tal vez se pueda encontrar algún alma buena que lo haga tarde o temprano. Mientras queda siempre abierto el siguiente argumento: ¿qué es lo que ha ocurrido en estas décadas en la RAI, que haya sido tan grave como para provocar el derrumbe intelectual y profesional de muchos ex colegas?
Vuelvo a Obama. Qué quizás sea reelecto. Y pienso en lo que ha ocurrido en Italia con la caída de Berlusconi: con todos los conservadores del centro izquierda que aplauden, convencidos de haber puesto fin al problema principal de los últimos veinte años. Pensaban que, cualquiera que hubiera ocupado su lugar, habría sido mejor. En cambio llegó uno que, en lo que se refiere a los temas primordiales, es incluso peor que Berlusconi. Obama y Monti, los libertadores de la iniquidad de los predecesores, han demostrado de forma clamorosa ser más insidiosos, mentirosos y fanáticos. En realidad es cierto que el estilo es más sobrio. Monti no ha elegido como Senador a su caballo. Y no ha transformado el aula de Montecitorio en un campamento de manípulos. A cambio el presidente Napolitano, para “lanzarlo”, ha designado a Mario Monti como Senador Vitalicio, y los despachos parlamentarios – también por su principal responsabilidad - están llenos de pastores y agentes, más allá de las escort king y de médium size. Pero no se podrá decir, con objetiva consideración, que haya sido Monti quien cometiera el oprobio. Él se limita a soportarlo, colocando en las Agencias de Estado a los amigos de sus amigos, entre los cuales se encuentra la mujer de Bruno Vespa*. De la misma forma ocurrió con Obama. No fue él quien lanzó el Patriot Act. Iniquidad de la cual son autores Bush y los neocon, con Dick Cheney a la cabeza. Pero Obama había prometido que lo “reformaría”. Exacto. Lo reformó endureciéndolo. Tranquilizó a casi todos declarando que el proceso a los “culpables confesos” del 11 de septiembre se habría desarrollado en una corte civil regular en la ciudad de New York. Pero le hicieron cambiar de idea y los procesos se desarrollan en Guantanamo Bay. Lugares que Obama prometió que cerraría para siempre, pero que siguen abiertos desde hace cuatro años y en los que se celebran procesos a presos, (buscados y apresados ilegalmente por Bush en todos los barrios), que confesaron bajo tortura y que serán juzgados por cortes militares.
Obama además había prometido renovar, también en este caso, con una cierta elegancia de estilo que lo caracteriza. Pero se sabe que el estilo es el hombre. Obama no es nada más y nada menos que el estilo que personifica. La sustancia son los huevos de víbora de la barbarie, posados sobre la potestad soberana del cinismo manipulador.
Sin olvidar el indecoroso espectáculo de la falsa ejecución de Osama bin Laden, realizado con demasiada antelación, el 2 de mayo del pasado año. Esta historia, de Obama el Vengador de América, ha sido, además, una desoladora caída de estilo. Que sin embargo ha inaugurado el nuevo look del Presidente premio Nobel de la Paz. De hecho es él quien desde Abbottabad en adelante, autoriza personalmente los asesinatos dirigidos realizados con los “drones”, los aviones sin piloto conducidos desde la base de Tampa, Florida.
Jamás en la historia había ocurrido que el Presidente de EE.UU. proclamara públicamente ser un asesino.
Todos los presidentes de EE.UU. han sido asesinos, pero lo han hecho, bondadosamente a gran escala. Se notaba menos. Excepto en Hiroshima y Nagasaki, y un poquito también en Vietnam.
Éste – que considero que se puede definir como la más exitosa operación de maquillaje de toda la historia política mundial - se ha transformado ante nuestros ojos, golpe de estilo, tras golpe de estilo, en un asesino al por menor.
“Votaré” de todos modos, tapándome la nariz, se entiende, por Obama. A menos que no decida atacar a Irán antes de las elecciones. Pero declaro públicamente que lamentablemente estoy seguro de que lo hará después de haber sido elegido. Porque Netanyhau y los grupos de presión judíos de los Estados Unidos son más fuertes que él, y él quiere llegar vivo al final de su segundo mandato. A él le queda bien el aforismo de Cesare Musatti: “está claro que no se puede pretender que un moribundo tenga una gran libertad de pensamiento”.
* Bruno Vespa periodista, presentador televisivo y escritor que conduce el programma ‘Porta a Porta’ transmitido por Rai 1 desde el 1996.