Por Giorgio Bongiovanni – 30 de mayo del 2020
Los últimos meses han sido duros y largos. La emergencia sanitaria del coronavirus puso a prueba a todo el país. La máquina de la justicia está recomenzando y varios procesos se van reiniciando lentamente. Entre estos está el juicio de Reggio Calabria, ‘Ndrangheta Stragista, conducido por el fiscal adjunto Giuseppe Lombardo y en el que se acusa al'ndranghetista Rocco Santo Filippone y a la bestia salvaje mafiosa de Brancaccio, Giuseppe Graviano, ambos imputados como instigadores de los atentados alos carabineros en Calabria, entre 1993 y 1994, en los que perdieron la vida Vincenzo Garofalo y Antonino Fava.
Sin embargo, la pausa no debe haber sido buena para la bestia sanguinaria, asesina de niños (basta recordar a Nadia y Caterina Nencioni, de nueve años y sólo 50 días de edad que perdieron la vida en via dei Georgofili la noche entre el 26 y el 27 de mayo de 1993).
Quién sabe lo que sintió cuando vio a varios jefes mafiosos, colegas suyos y también detenidos bajo el 41 bis, saliendo de prisión, bajo detención domiciliaria gracias a la emergencia del Covid-19. Jefes como Pasquale Zagaria, Francesco Bonura, Vincenzino Iannazzo, el propio Rocco Santo Filippone, por nombrar algunos, todos miembros de una lista de más de trescientos prisioneros entre el 41 bis y alta seguridad. Para algunos de ellos, después de las alarmas de los magistrados, expertos, víctimas de familiares de la mafia y los medios de comunicación, se han reabierto las puertas de la prisión, en particular gracias al impulso dado por el nuevo DAP, dirigido por Dino Petralia (jefe) y Roberto Tartaglia (vice), luego de la renuncia del desastroso ex director, Francesco Basentini, y el dictado de dos decretos, tanto necesarios como tardíos, destinados a frenar el sangrado de la excarcelación.
Hechos respecto a los cuales el Ministro de Justicia, Alfonso Bonafede tiene una grave responsabilidad, como hemos escrito repetidamente.
Pero volvamos a la bestia feroz de Brancaccio, detenida bajo el 41 bis en la prisión de Terni.
Si hasta febrero vimos a un Giuseppe Graviano decidido a enviar mensajes afuera de la cárcel, nervioso por las preguntas del fiscal Giuseppe Lombardo y enojado con el abogado Antonio Ingroia, la actitud de las últimas semanas ha sido diametralmente opuesta, hasta llegar al silencio total, comunicado ayer a través de su abogado, Giuseppe Aloisio.
Las razones de este nuevo silencio, según dijo, refieren a la falta de búsqueda de la verdad sobre los motivos por las que murió el padre. Varias veces el jefe mafioso, en sus exposiciones, se ha expresado contra el colaborador de justicia Giuseppe Contorno, y también contra Gaspare Spatuzza, quien, en su opinión, estaría directamente conectado con él. Sin embargo, lo que lo carcome es comprender cómo fue posible llegar a su arresto el 27 de enero de 1994 ("Si los carabineros dijeran la verdad sobre cómo fueron los hechos, los que me arrestaron, si D'Agostino Giuseppe dijera quién lo ayudó a hacer la prueba en el Milan y en la sociedad de Milano. Si investigas esto, descubrirás la verdad sobre quiénes son los verdaderos instigadores externos") y, después de hacer algunas revelaciones desconcertantes sobre las relaciones entre su familia y el ex primer ministro Silvio Berlusconi, manda un mensaje claro al exterior. "Yo aquí no estoy haciendo nada, solo digo algunas cosas, pero puedo decir muchas otras. No quiero dinero ni nada más. Simplemente le hice una confidencia a un amigo muy querido. Pero si escuchara todas las intercepciones, podría decir mucho más –dijo el 8 de febrero pasado– Estoy dando elementos, si quieren investigar, investiguen, ya cumplí 26 años en prisión y los estoy llevando con dignidad, estoy en un área reservada, sin mantas, pero nunca he tenido miedo de los hombres, sólo de Dios, estoy bien en la cárcel, sólo estamos de paso por este mundo. Todos los héroes están en Italia ... veamos si son héroes o sólo arribistas".
He aquí la negociación de Giuseppe Graviano. Una nueva idea de tratativa entre él, que desde la muerte de TotòRiina representa, en todos los aspectos, uno los vértices más altos de la mafia, y otros aparatos del Estado.
Giuseppe Graviano, junto con el súper fugitivo de Trapani,Matteo Messina Denaro, y figuras como Salvatore Biondino y los Madonia de Palermo, Leoluca Bagarella o el fugitivo de Pagliarelli, Giovanni Motisi, según las reglas de Cosa Nostra, son las figuras de referencia que comandan la mafia siciliana. Ciertamente, también el grupo de "escapados" que regresó a Palermo, juega un papel importante, pero está claro que los secretos de los pactos y acuerdos posteriores a la masacre están en manos de este grupo de personas.
Esto lo confirma uno de los colaboradores de justicia más importantes de los últimos tiempos, Giovanni Brusca, quien hace unos años, en el juicio que tiene a Messina Denaro como el instigador de las masacres del '92, dijo: "Totò Riina me dijo que, si fuese arrestado o le sucedía algo, los picciotti, Matteo Messina Denaro y Giuseppe Graviano, lo sabían todo. Me cuenta estas cosas a fines de 1992, entre noviembre y diciembre. Era el período en el que ya no teníamos noticias y estaba empezando a preocuparse de que pudiera ser arrestado".
Incluso a la luz de esos posibles secretos, es correcto tratar de entender si Graviano realmente quiere asumir la responsabilidad de sus acciones.
Ante la locuacidad de estos meses, el fiscal adjunto Giuseppe Lombardo destacó las contradicciones que el jefe manifestó con respecto a esas intercepciones, registradas en la prisión de Ascoli Piceno y ordenadas por la Fiscalía de Palermo como parte de la investigación de la Tratativa Estado-mafia.
Grabaciones mencionadas en la sentencia del Tribunal Penalde Palermo con especial referencia al audio capturado el 10 de abril de 2016, aquel en el que, según lo confirmado por los jueces, se hace referencia a "Berlusca", a una "cortesía" solicitada y a reuniones con Dell'Utri.
Y es justo esa intercepción la que Graviano no logró volver a escuchar en estos meses de "digo-no digo". Problemas técnicos o burocráticos vergonzosos, tanto que el jefe de la mafia se puso nervioso, pero también el fiscal y el tribunal, que ordenaron repetidamente que se les dieran dispositivos para permitir la escucha. Hechos que pueden ser investigados por los magistrados competentes.
Está claro que en el "flujo de conciencia" de la bestia de Brancaccio se entrecruzan lo verdadero y lo falso, pero la autoridad judicial puede tener las herramientas para distinguir y profundizar aquellos elementos que, en cualquier caso, salieron a la luz durante cuatro audiencias. La sensación, hasta la fecha, es que Graviano ha mezclado la baraja para generar confusión y mantener en la parrilla a los interlocutores externos al proceso, en un intento de lograr algo.
¿El silencio retomado significa que ha logrado sus objetivos?
Si el objetivo era crearse una vía para salir de la prisión, ha fallado miserablemente.
Graviano afirmó haber conocido a Silvio Berlusconi, dijo haberlo encontrado mientras estaba prófugo, que su familia estaba en el negocio con él con el dinero que su abuelo habría invertido en "Milano 3, las televisoras, Canal 5, todo". Incluso se refirió a un "documento escrito" que habría estado en posesión de su primo Salvatore. Luego dijo, siempre refiriéndose a Berlusconi, que "debe respetar los acuerdos" celebrados con su abuelo. En los últimos meses también declaró que no había conocido a Dell'Utri, pero que no tenía dudas en afirmar que el ex senador "fue traicionado por Berlusconi".
Todos elementos que deben ser verificados.
Se sabe que en Florencia hay una investigación abierta sobre Berlusconi y Dell'Utri, por haber sido los instigadores de las masacres de 1993, desde el momento de las intercepciones con Adinolfi.
Si Graviano realmente quiere obtener la libertad en el futuro, después de haber cumplido su condena, solo tiene una forma: colaborar con la justicia.
No hay otros caminos. Debe pedir hablar con los magistrados de Florencia (que investigan las masacres del 92, Florencia, Roma y Milán), Palermo (que investiga la Tratativa Estado-mafia), Reggio Calabria (que también investiga la relación entre Cosa Nostra y la 'Ndrangheta en las masacres) y Caltanissetta (que investiga los atentados contra Falcone y Borsellino), y decir todo lo que sabe sobre crímenes, acuerdos, negocios, entregando los miles de millones de euros que ha acumulado.
Solo así podrá obtener beneficios y comenzar una nueva vida.
De lo contrario, su destino será como el de sus jefes históricos, Totò Riina y Bernardo Provenzano, que murieron en prisión.
Sin embargo, a diferencia de los dos jefes de Corleone, Graviano es mucho más joven, así como Matteo Messina Denaro. Él también, tarde o temprano, terminará esposado. Cuando esto suceda, ¿realmente querrán pudrirse en prisión hasta el final de sus días?
En las intercepciones con Adinolfi, Graviano dijo claramente que su "único pensamiento es salir de la cárcel".
No podrá hacerlo a su gusto. La única oportunidad de abrazar a sus seres queridos de una manera "digna", redimiendo sus crímenes, ahora la conoce. ¿La alternativa?: Cadena perpetua. Lo tiene que tomar o dejar.
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*Foto de Portada: http://www.antimafiaduemila.com/*Foto 2: Antimafiaduemila / El fiscal adjunto, Giuseppe Lombardo
*Foto3: Antimafiaduemila /Una foto de archivo de Matteo Messina Denaro
*Foto 4:© Imagoeconomica/ Marcello Del` Utri y Silvio Berlusconi