Los sectores de la Curia que atacaron a Benedicto XVI tratan de impedir que Francisco acuerde con Italia el fin del banco de la Santa Sede como paraíso fiscal
• El Papa admite que la reforma de la Curia no será fácil
Pablo Ordaz Roma 10 MAR 2015 - 10:09 CET
El papa Francisco junto al rey Felipe de Bélgica, este lunes. / GABRIEL BOUYS (EFE)
Los lobos del Vaticano, aquellos sectores poderosos de la Curia que acosaron a Benedicto XVI hasta lograr su renuncia en febrero de 2013, han regresado. Desde entonces habían permanecido agazapados, contemplando no sin cierto disgusto los intentos de apertura de Francisco hacia las nuevas familias o ese discurso social suyo, tan poco académico, que ha logrado recuperar la confianza de muchos católicos en su Iglesia y la mirada hacia Roma de los principales líderes mundiales. Pero ahora, justo cuando Jorge Mario Bergoglio pretende arrojar luz de una vez por todas sobre las finanzas vaticanas —aprobando severas leyes internas de transparencia y negociando con el Gobierno italiano el fin del Vaticano como paraíso fiscal—, aquellos lobos del poder y el dinero están intentando evitarlo con las mismas armas que usaron contra Joseph Ratzinger: la filtración de documentos envenenados para sembrar la duda y la división entre el Papa y sus ayudantes.
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